José Miguel Insulza (Santiago de Chile, 1943) encara el próximo mayo su octavo año como secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Durante su mandato, el chileno ha visto cómo crecían las voces críticas ante la deriva de la institución y las dudas sobre su permanencia al frente de la Secretaría General, ante los rumores de que pretende luchar por un escaño en el Senado de Chile, en noviembre de este año. Insulza recibió a EL PAÍS en su despacho de la sede de la OEA, minutos después de conocerse el nombre del nuevo Papa.
PREGUNTA.- ¿Qué significado tiene para América el hecho de que el nuevo Pontífice, Francisco I, sea de Argentina?
RESPUESTA.- Es bueno que se haya reconocido que el continente que mayor número de católicos tiene es América, sobre todo América Latina, pero también EE UU, donde hay casi 100 millones de católicos. Y es una gran cosa que Jorge Mario Bergoglio haya elegido el nombre de Francisco, porque a San Francisco de Asís lo admiran muchos, más allá de la Iglesia, y ojalá que eso sea un signo de apertura de esa institución hacia otras realidades.
No voy a abandonar nada, porque cuando una persona decide poner término a una función, lo primero que hace es avisar a quienes le han otorgado ese mandato. Nada de eso ha pasado y yo no tengo previsto que pase. Ahora, naturalmente, yo nunca diré si me voy a quedar aquí hasta el último día»
P.- En los últimos años en el seno de la OEA se ha asistido a un difícil equilibrio de fuerzas entre las demandas de los países del ALBA y las posiciones defendidas por otros Estados miembros como EE UU, Costa Rica o Panamá. ¿Cómo cree que afectará la muerte del presidente Chávez a esta especie de pugna geopolítica?
R.- Creo que el presidente Chávez ha dejado un vacío muy importante en su país. Cuando existe un tipo de liderazgo carismático, como sucedía en en el caso del presidente Chávez, que es algo que, por lo demás, en América Latina se produce a menudo, aunque quizás no con la misma intensidad que con Chávez, es innegable que su ausencia deba notarse en Venezuela y fuera de ella. Probablemente, afectará con mayor intensidad a la presencia política de los países del ALBA en la escena mundial o en Naciones Unidas.
P.- ¿Y en la OEA?
R.- La prensa tiene una obsesión con el ALBA. Me encantaría saber por qué no se habla tanto de México y Brasil como se habla de Venezuela o Ecuador. Esos dos primeros países aglutinan casi los dos tercios de la población de América Latina y, naturalmente, tienen un peso muy relevante.
Y, dicho sea de paso, México y Brasil fueron dos actores fundamentales en la creación de la CELAC y en la constitución de UNASUR, Brasil jugó el papel central. Por lo que creo que hay mucho de mito en esto de la influencia del ALBA, creo que es todo un poquito artificial.
Es una gran cosa que Jorge Mario Bergoglio haya elegido el nombre de Francisco, porque a San Francisco de Asís lo admiran muchos, más allá de la Iglesia, y ojalá que eso sea un signo de apertura de esa institución hacia otras realidades»
P.- Sin embargo, han sido presidentes como Rafael Correa, en Ecuador, o el propio Chávez, los que han tratado de otorgar más protagonismo a organismos regionales en detrimento de la OEA.
R.- La OEA coexiste desde hace bastante tiempo con otros organismos regionales. Ese no es el problema de la OEA. El problema de la OEA es trabajar bien en las áreas que le corresponden, que son por naturaleza hemisférica, como comercio, inmigración, crimen, drogas, derechos humanos o la observación de los comicios.
Eso es en lo que debería preocuparse la OEA, sin molestarse demasiado por otro tipo de entidades plurinacionales.
Cuando las críticas vienen de ambos lados eso significa que estoy manteniendo la ecuanimidad en una organización muy difícil porque existen posiciones muy distintas»
P.- El sábado pasado Correa aseguró que la OEA era un organismo al servicio de EE UU y él, como Chávez o su homólogo de Bolivia, Evo Morales, han amenazado en varias ocasiones con acabar con la OEA.
Por otro lado, a finales de 2012, cuatro importantes senadores de EE UU remitieron una carta muy dura denunciando su “carencia de visión estratégica para guiar las actividades de la OEA” y el peligro de que la institución cayera en la “irrelevancia”.
¿En qué medida afectan estas críticas a su credibilidad como secretario general y al prestigio de la OEA?
R.- Me preocuparía si las críticas vinieran solo de un lado. Pero cuando vienen de ambos lados eso significa que estoy manteniendo la ecuanimidad en una organización muy difícil porque existen posiciones muy distintas.
P.- En los últimos meses se ha especulado con que usted podría abandonar la Secretaria General de la OEA para presentarse como candidato al Senado de su país.
R.- No voy a abandonar nada, porque cuando una persona decide poner término a una función, lo primero que hace es avisar a quienes le han otorgado ese mandato y dejar un tiempo prudencial para que elijan a un sucesor.
Nada de eso ha pasado y yo no tengo previsto que pase. Ahora, naturalmente, yo nunca diré si me voy a quedar aquí hasta el último día, porque uno nunca puede saber y eso sería jugar demasiado con sus tiempos.
La prensa tiene una obsesión con el ALBA. Me encantaría saber por qué no se habla tanto de México y Brasil como se habla de Venezuela o Ecuador»
P.- Entonces, puede confirmar que no tiene previsto volver a la política chilena
R.- En Chile están alarmados porque me compré una oficina junto a otras personas, pero hasta que no me compre una casa, no deberían preocuparse.
Yo estoy tranquilo y estoy bastante ocupado con el proyecto de reforma del Sistema Interamericano de Derchos Humanos, el informe de la OEA sobre las drogas y la transición de Venezuela.
P.- ¿Qué espera de ese proceso?
R.- Nosotros estamos listos para participar y observar en el proceso de transición.
P.- Pero en los últimos años Venezuela no ha permitido la presencia de ningún organismo de la OEA en el país.
R.- Yo creo que sería bueno para Venezuela que aceptara que la OEA enviara una misión para observar el proceso electoral. Conozco el proceso electoral venezolano, conozco a su servicio nacional electoral y creo que están en condiciones de resistir cualquier observación electoral, porque su sistema electoral es muy bueno.
Creo que Venezuela está en condiciones de resistir cualquier observación electoral, porque su sistema electoral es muy bueno»
P.- ¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrentan los países integrantes de la OEA?
R.- La democracia hay que vivirla como un proceso y yo estoy satisfecho con la evolución de ese proceso en la región, porque no se le puede pedir a un continente, que estaba lleno de dictaduras y guerras civiles hace 25 años, que sea plenamente democrático.
Muchos de los problemas actuales tiene que ver, no obstante, con ese desarrollo de la democracia, como el hecho de que en algunos lugares se tenga más confianza en líderes personalistas, como sucedió con Chávez, que en las propias instituciones, un problema que América Latina ha tenido siempre y, en ese sentido, ciertamente estamos preocupados por la autonomía de los poderes judiciales y por los problemas de libertad de expresión en algunos países.
P.- ¿Puede citar algún caso concreto?
R.- En América Latina cuando usted habla de libertad de expresión tiene que considerar el problema de la propiedad de los medios que está brutalmente concentrada, el hecho de que no se pongan trabas por parte de los Gobiernos a la libertad de los medios de comunicación y tiene que preocuparse también por la violencia que se ejerce sobre los comunicadores sociales.
Estas tres circunstancias creo que se producen en todos los países de la región. Las limitaciones de la democracia en América Latina se dan en más que en sólo cinco países.
Las limitaciones de la democracia en América Latina se dan en más que en sólo cinco países»
P.- ¿Qué espera de la política de EE UU con respecto a América Latina en la segunda legislatura de Barack Obama?
R.- No creo que vaya a haber un giro sustantivo, pero hay dos temas que nos acercan y que probablemente harían muy felices a los latinoamericanos, que son el tema migratorio y el del tráfico de armas.
No se debe olvidar que EE UU es el país con mayor población hispana del mundo tras México y Brasil.
El asunto de las armas también es importante, porque yo creo que uno pueda considerar que tener amas es un derecho humano, pero eso no tiene por qué imponerse al resto de la región que sufre mucho por la violencia de las armas que alimenta el narcotráfico y el crimen organizado.
Por lo tanto, cualquier limitación en el tema de las armas podría ser muy bienvenida en América Latina.
P.- ¿Es posible que la OEA pueda encontrar una sola voz que represente al continente americano?
R.- La OEA es una organización muy difícil y variada que incluye a la mayor potencia del mundo y a algunos países que apenas llegan a 100 habitantes y es muy difícil aunar posiciones.
Si América Latina y el Caribe busca tener una voz internacional frente a otros organismos, creo que es mejor a través de entidades como la CELAC. La OEA funcionará mejor cuando se centre en los temas que constituyen su agenda.
Fuente: El País