Habrá instructivo que advierte al turista que está llegando a un país de alta inseguridad
Me imagino a un turista sentado cómodamente en la butaca de un avión que lo lleva directo a Maiquetía. En sus manos detalla folletos que le describen las bellezas de algunas de las playas que ha seleccionado cuidadosamente, por lo que considera será un viaje cargado de aventuras en el que además conocerá las bondades del socialismo del siglo XXI.
De pronto entre los folletos que despliegan las espectaculares imágenes de Los Roques, Margarita o La Gran Sabana, surtidos por su agencia de viaje, descubre un pequeñito instructivo al que no le había prestado atención. «Recomendaciones al visitante», dice en el encabezado. Allí encuentra una serie de indicaciones en las que le advierten que está llegando a un país que sufre de alta inseguridad. El texto de diminutas letras le ofrece detalles de a dónde puede dirigirse y qué tipo de lugares debe evitar; cómo desplazarse dentro del país; en qué tipo de transporte» etc. Adivinamos la perplejidad de ese turista que ha planeado el viaje soñado con su familia al toparse con semejante información, a la que lo único que le faltaría agregar es: «la casa no se hace responsable por los daños causados durante su permanencia en la República Bolivariana de Venezuela».
La idea de ese manual de instrucción proviene del recién estrenado ministro Andrés Izarra, quien, con mucha justicia, considera que nuestro deber como país es alertar a los turistas sobre lo que se va a encontrar, por lo que «el Estado informará a los visitantes extranjeros acerca del entorno en que deben moverse para evitar que sean víctimas de la inseguridad», según sus propias palabras.
Aunque Izarra reconoce que uno de los principales problemas que tiene el turismo es la inseguridad, no duda en darle un espaldarazo a Maduro y su Plan Patria Segura, que incluye la actuación de «policías y militares en calles de todo el territorio».
Mientras Izarra hacía estas reflexiones en un evento para promover el turismo en Venezuela, un bus que cubre la ruta desde el aeropuerto de Maiquetía hasta Caracas, en donde viajaban hasta los pilotos y aeromozas de un avión comercial, fue secuestrado. El bus atravesó media Caracas y en un galpón abandonado despojaron a los viajeros de sus equipajes. Los delincuentes entraron armados al bus, que incluso utiliza un sistema de detección de metales para ser abordado.
La inseguridad ha llegado a tal punto que para nada es descabellada la propuesta del ministro. Pero el manual debería agregar recomendaciones como, por ejemplo, que la mejor opción para movilizarse de Maiquetía a Caracas es contratar un vehículo blindado. Práctica que ya se ha hecho común entre los venezolanos.
Francisco Olivares
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