Increíble… pero cierto. El protagonista de esta historia es un adolescente británico de 19 años que se pasaba 10 horas al día haciendo 200 fotos con su iPhone. Y le encantan tanto la fotografía que ha intentado suicidarse tras no conseguir la foto perfecta. Y sí, si no lo habíamos dicho, ha caído en la moda del selfie. Algo irremediable.
Tuvo que dejar el colegio, no salió de casa en seis meses y llegó a perder kilos para salir mejor en cámara. Todo, lo intentó todo para conseguir el selfie perfecto. Sin embargo, todo tiene un límite. Se pasó de la raya. Llegó a tener problemas serios.
Los médicos le diagnosticaron un trastorno corporal que acaba provocando una ansiedad excesiva por la apariencia personal. Después de una intensiva terapia en el hospital, Danny Bowman- el protagonista de esta tremenda historia- está luchando para que su vida vuelva a ser la de antes. De hecho, sus padres han empezado quitándole el móvil.
Su médico señalaba que el caso de Danny es particularmente extremo. «Es un problema grave. No hablamos de vanidad sino de una cuestión de salud mental y que puede llegar a provocar el suicidio», explica el doctor.
La locura del selfie ha barrido las redes sociales en los últimos meses, incluso el Papa Francisco se ha sumado a esa moda. Danny explicaba la sensación que tiene al hacer un autorretrato. «Lo único que me importaba era tener mi móvil conmigo y salir perfecto. Si no lo hacía me deprimía y llegué a pensar en el suicidio. Es un problema real, como las drogas, el alcohol o la ludopatía. No le deseo a nadie que pase por lo que ha pasado yo», dice Danny.
Danny señala que perdió a sus amigos de toda la vida. Ahora, unos meses más tarde intenta recuperar su vida en el colegio. Al ser preguntado por un selfie, le cambia la expresión de la cara. Eso es síntoma de que todo va bien.
Fuente: Que.es