La coreógrafa apuesta por una escenografía minimalista, con la caja completamente desnuda y blanca, despojada incluso de bastidores, que dejan al descubierto las tripas del trascenio del teatro y que otorga un mayor protagonismo a las voces y la danza.
París.- Una original versión del «Cosí fan tutte» de Mozart, dirigida por la coreógrafa belga Anne Teresa De Keersmaeker, triunfa en París con su atípica y efectiva propuesta que mezcla ópera y danza contemporánea.
Cada cantante cuenta con un alter ego bailarín, seis miembros de la compañía Rosas -que la propia De Keersmaeker fundó en 1983 en Bruselas- que expresan, a través de la danza, las pasiones y angustias de los personajes salidos del genio de Mozart y del libreto de Lorenzo da Ponte, en un juego de simetrías que este fin de semana puso en pie al palacio Garnier de París.
La coreógrafa apuesta por una escenografía minimalista, con la caja completamente desnuda y blanca, despojada incluso de bastidores, que dejan al descubierto las tripas del trascenio del teatro y que otorga un mayor protagonismo a las voces y la danza.
Mozart compuso la ópera bufa «Cosí fan tutte» un año antes de morir y, a pesar de no contar con la carga dramática de obras como «Don Giovanni» o la seducción de «La flauta mágica», algunos críticos la consideran una de sus óperas cumbres por su sutileza y falsa ligereza.
En ella, dos oficiales apuestan con un amigo que sus prometidas jamás le serían infieles y les tienden una trampa para probar su lealtad, prueba de la que todos saldrán escarmentados, demostrando que el amor es un juego complejo.
Bajo la dirección musical de Philippe Jordan y acompañada por la orquesta y coro de la Ópera nacional de París, la soprano Jacquelyn Wagner da vida a Fiordiligi y la mezzo-soprano Michèle Losier a Dorabella, mientras que las voces masculinas corren a cargo del tenor Cyrille Dubois, el barítono Paulo Szot y el barítono bajo Philippe Sly.
El matrimonio que De Keersmaeker hace de música y danza y la simplicidad de la puesta en escena han permitido estrenar esta obra en el soberbio teatro Garnier, que acoge principalmente ballet, mientras que la ópera se reserva para el escenario de Bastilla, que permite mayores decorados.
EFE