El Gobierno de Venezuela estudia cómo «reconfigurar» y «reconstruir» sus relaciones con Colombia tras la reunión del presidente del Ejecutivo de ese país, Juan Manuel Santos, con el líder opositor Henrique Capriles, quien acusó al Ejecutivo de Nicolás Maduro de buscar sólo una cortina de humo.
El presidente venezolano ha dicho que su país evaluará cómo continuar su relación con Colombia por lo que consideró una ruptura del pacto de Santa Marta con el que, en 2010, Santos y el fallecido Hugo Chávez restablecieron los lazos rotos poco antes durante el anterior Gobierno colombiano de Álvaro Uribe.
«Estamos evaluando cómo reconfigurar esas relaciones, pero tiene que ser sobre bases de principios estrictos de respeto a la vida interna de cada país», dijo.
«Ojalá que se encuentren los caminos» para que «se reconstruyan las relaciones entre nuestros Gobiernos», insistió.
Tras meses de excelentes relaciones, los vecinos del Caribe suramericano atraviesan una nueva crisis después de que el miércoles Santos recibiera en el palacio de Nariño a Capriles, en el marco de lo que Maduro denunció como «una conspiración activa» en su contra.
Capriles, que no reconoce a Maduro como presidente legítimo del país y desconoce los resultados de las elecciones del pasado 14 de abril que ha impugnado ante el Tribunal Supremo, viajó a Colombia para denunciar lo que considera un «fraude» electoral.
Maduro ha reiterado que hay una conspiración en Colombia con el que se busca derrocarlo y hasta asesinarlo en un contubernio del que forma parte «la derecha fascista» venezolana e internacional y el «poder mediático» colombiano vinculado al «poder económico» y político.
«La conspiración principal contra la paz de nuestra patria se ha mudado hasta Bogotá. Toda Venezuela lo sabe, hemos dado pruebas de ello y estamos dispuestos a aportarles pruebas precisas al Gobierno colombiano de cómo desde Bogotá se ha configurado una situación de conspiración total contra la estabilidad de Venezuela», dijo.
Maduro agregó que lamentaba que Santos «haya roto las reglas de juego establecidas» en 2010 y que sintetizó en que cada país tiene su propio y distinto modelo económico y político, y ninguno se inmiscuye en ello.
«Queremos buenas, muy buenas relaciones, y queremos la paz en Colombia también», agregó después de amenazar esta semana con dejar el papel de acompañante que tiene Venezuela en el proceso de paz con las FARC.
En las calles del municipio Chacao, una treintena de seguidores chavistas cerró una de las principales arterias del tráfico del este capitalino para repudiar la visita de Capriles a Santos, aplazando más de una hora el inicio del fin de semana para la gente que trabaja en la zona.
La interrupción del tráfico de apenas una treintena de personas se realizó finalmente en la vía pública y no frente al Consulado colombiano como estaba previsto.
Por su parte, Capriles prosiguió con su actividad como gobernador del estado Miranda, en el centro de país, no sin dejar de lamentar una controversia que asegura no busca más que tender una «cortina de humo» sobre los problemas del país.
«Esto son cortinas para tratar de distraer, desviar la atención para que haya grandes titulares en la prensa, estas bravuconadas lo que buscan es tapar la gigantesca crisis económica que estamos viviendo los venezolanos», dijo.
El líder opositor señaló que «estos personajes que hablan y dicen tantas ridiculeces (…) han recibido personas muy cuestionadas en Colombia», refiriéndose a grupos irregulares y de la guerrilla colombiana.
En ese sentido afirmó que se trata de «típicas reacciones de un Gobierno ilegitimo, profundamente débil e incapaz como es el Gobierno nacional que ilegítimamente tenemos al frente los venezolanos».
Acusó al Gobierno venezolano de mostrar mediante insultos «su debilidad e incapacidad» para llevar a Venezuela por la vía de la diplomacia y se preguntó «¿Qué país va a aceptar que le digan a quién puede recibir y a quién no?». /JM
Fuente: Agencias