El operativo de vacunación que se realizó en Baruta fue solo “una prueba piloto” para 500 personas | Foto Twitter
Si algo tienen los residentes del sureste de la capital es que son organizados. Esta semana que acaba de pasar, algunas asociaciones de vecinos comenzaron a hacer listas de ciudadanos de la tercera edad y con enfermedades crónicas porque una concejal avisó que iba a comenzar la vacunación.
Indudablemente que la comunidad se alegró enormemente. Pero fue “alegría de tísico”, como decían los viejos. Es decir, esa mejoría que siente el enfermo justo antes de fallecer. El operativo fue para apenas 500 personas, a las que les puso la primera dosis de la Sputnik.
Quisieron disfrazar el asunto como mejor lo saben hacer y salieron diciendo un eufemismo más: “Prueba piloto en Baruta”. Pues resulta que la concejal es maduchavista y está haciendo méritos para las próximas elecciones regionales. Ya se lanzó para alcalde una vez. Resulta que los 500 beneficiados fueron “escogidos” por el sistema Patria y convocados a reunirse en un sitio en donde además verificaron que tenían el carnet.
Hay que aclarar que no todo el que se inscribe en el diabólico sistema del régimen tiene la dichosa identificación, por lo que para escoger a estos 500 beneficiados hicieron más profunda esa discriminación.
Las fotos de las colas del personal del hospital José María Vargas de Caracas dieron vuelta por las redes sociales también esta semana. Y allí pasó lo mismo. A pesar de ser un centro de salud que maneja altos números de contagiados, a media mañana del viernes avisaron que se suspendía la vacunación y nunca dieron explicaciones.
Para conseguir ser vacunados en el hospital Victorino Santaella de Los Teques hay que jalar mecate hasta llegar al que anota en la lista de los privilegiados aunque sean médico o enfermero de primera línea de atención de los cientos de contagiados que llegan diariamente.
¿Esto es garantizar la salud?, insistimos, una de las principales obligaciones de un Estado para con sus ciudadanos. Pero no de este régimen, que hace años se hace la vista gorda ante el clamor de la gente, de los enfermos. Y con el virus no se ha comportado de otra manera.
Tanto la vacuna como los medicamentos para tratar el covid-19 son usados por los rojitos como arma política. Serán parte de la campaña electoral que ya están viendo cercana. Y no hay duda de que pronto, además, se convertirá en arma económica, porque nunca deja su cabeza el objetivo de hacerse más ricos cada día a costa del dolor de la gente.
Esta manipulación descarada de la vacunación no es más que otra expresión más del exterminio al que tiene sometido a Venezuela el régimen. Ya con esto es obvio de que su objetivo es exterminar a los venezolanos pensantes. Será para que surja el tan ansiado “hombre nuevo” dócil, manipulable, conformista e ignorante.
Pero no olviden que mientras más atrocidades hagan, más se engrosa el expediente de unos crímenes que jamás prescriben en la justicia internacional.
Editorial de El Nacional