Trastornos alimenticios

Trastornos alimenticios

Una de las características esenciales de los seres vivos es que requieren nutrirse para sobrevivir, es decir, obtener sustancias y energía del medio que los rodea de forma permanente. Las personas no podemos sobrevivir, al igual que los animales, si no ingerimos alimentos que nos aporten todos nuestros requerimientos nutricionales. Los alimentos son descompuestos en sus sustancias básicas, permitiendo obtener energía y sustancias orgnánicas que se utilizarán para la formación de nuevas células y para el funcionamiento de las mismas.

 

 

En la sociedad moderna, los estilos de vidas se han modificado por cambios en los valores y concepciones sociales. A lo largo de la historia la concepción de belleza se ha modificado sustantivamente. Actualmente la delgadez es el ideal de belleza predominante, ser esencial ser flaco para ser bello. En este contexto de presión social los adolescentes, jóvenes e incluso adultos presentan grandes trastornos alimenticios. En la comunidad científica cada vez has mayor cantidad de articulos de salud y nutricion que enfocan los problemas en la nutrición de la población.

 

Nuestra calidad y hábitos alimenticios han cambiado notablemente, generalmente produciendo más efectos negativos que positivos. En los países más desarrollados la anorexia nerviosa es un problema importante, que se caracteriza porque las personas están más delgadas de lo que deberían estar. Utilizan diversidad de métodos para bajar de peso como forma de completar su ideal equivocado de belleza. Junto con la bulimia y la obesidad son los trastornos alimenticios más frecuentes, en que constante aumento que deben ser enfocados como un problema de salud para toda la población.Todos los problemas de alimentación, tanto por aporte excesivo de calorías o por debajo de lo normal producen cambios en la fisiología corporal, aumentando el riesgo de padecer numerosas enfermedades. Los trastornos endócrinos, de crecimientos y desarrollo osteoarticular son importantes a nivel de los trastornos por déficit energético. En cambio en la obesidad aumenta el riesgo de sufrir problemas cardiovasculares como infartos de corazón o presión alta.

 

 

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