Sin embargo, una práctica tan comprometedora no podía escapar de algunos riesgos que pueden ser graves.
Alberto Rivodó, médico internista y profesor de posgrado universitario, explicó al diario El Nacional que los tatuajes oculares ponen en peligro a las personas, puesto que cualquier infección adquirida con el tatuaje irá directo al cerebro, ya que el ojo es una mucosa rodeada del sistema nervioso.
Además, tomar antibióticos no generaría un alivio, debido a que estos no se adentran en la membrana de los ojos ni en el cerebro.
Igualmente, es posible perder la vista, ya sea por la inexperiencia o un error del tatuador que lo haga penetrar la aguja más de lo debido, acabando por infectar el ojo y provocando su extirpación.
La patología ptisis bulbi puede causar ceguera, al igual que otras infecciones; luego de que el iris y los tejidos se mueran. Otra infección llamada endoftalmitis, afecta la membrana de la esclerótica y trae como consecuencia la extirpación del ojo.
Por lo tanto, la idea de cambiar la estética del ojo a través de un tatuaje ocular, puede ser un riesgo que termine por la desaparición del ojo de la persona.