Solo dos meses duró el salario de 22 mil 576,60 bolívares mensuales, que entró en vigencia desde el 1 de septiembre de este año. El cuarto incremento de las remuneraciones básicas ofrecen 20 por ciento más recursos a los empleados venezolanos, pero, en un contexto de niveles inflacionarios que aumentan sustancialmente cada vez, todavía le resulta imposible a la clase trabajadora la adquisición de la canasta básica familiar con un solo ingreso.
El último reporte que ofreció el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FMV) indicó que una familia de cinco personas tuvo que gastar 405 mil 452,78 bolívares solo en alimentos. Para ese momento, se necesitaban 18 salarios mínimos para cubrir con las necesidades nutricionales. A partir del 1 de noviembre, que empieza a regir el salario de 27 mil 91 bolívares mensuales, para adquirir los productos al mismo precio del mes de septiembre, el grupo familiar tendría que contar con 15 ingresos básicos.
El bono de alimentación calculado en 63 mil 720 bolívares a partir del próximo mes, eleva el sueldo a 90 mil 811, pero las empresas privadas habían manifestado su dificultad de adaptación para cumplir con el cestatique de 42 mil 480 bolívares cuando deben reestructurar sus costos para agregar 21 mil 240 bolívares adicionales al beneficio. “Este aumento representa una dura carga para las empresas, especialmente las de pequeño y mediano tamaño, por lo que muchas terminarán por cerrar. Prevemos que dicho incremento salarial acabará por convertirse en sal y agua”, afirmó la Cámara de Comercio de Maracaibo en un comunicado.
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