La popularidad del presidente de Brasil, Michel Temer, se hunde en la medida en que cae la aprobación de su gobierno, sacudido por escándalos de corrupción y la recesión.
De acuerdo con el sondeo, 46% de los brasileños considera que la gestión del Ejecutivo es mala o muy mala, 6 puntos más que en mayo pasado cuando asumió la jefatura del Estado, luego de la destitución de la presidente Dilma Rousseff. Solo 13% de los ciudadanos lo valora como bueno, según una encuesta publicada ayer por la Confederación Nacional de la Industria.
64% de los consultados desaprobó la manera de gobernar de Temer frente a 55% de mayo.
Las drásticas medidas de austeridad que impulsó en el Congreso, además de acusaciones de corrupción que forzaron la renuncia de varios miembros importantes de su gabinete y su partido, amenazan la supervivencia política del mandatario.
Temer anunció ayer una serie de medidas para estimular la actividad económica y combatir el desempleo que incluyen la regularización de deudas tributarias de empresas y personas, incentivo al crédito inmobiliario y facilidades de crédito para pequeñas y medianas empresas.
Estos anuncios llegan luego de que el Congreso aprobó una congelación del gasto público durante 20 años, una de las impopulares medidas del plan de austeridad trazado por Temer.
EN
