Sabotaje y corrupción los principales enemigos del gobierno de Nicolás Maduro

Sabotaje y corrupción los principales enemigos del gobierno de Nicolás Maduro

Un año después de la explosión que dejó 40 muertos en la mayor refinería venezolana, el gobierno denunció que la causa fue un “sabotaje” de la oposición, que de su lado denuncia deficiencia en las instalaciones petroleras.

 

“Hay elementos ciertos, objetivos y científicamente comprobables que demuestran que nuestra industria petrolera fue nuevamente saboteada y a partir de ahí la tragedia terrible que tuvo un tan alto y doloroso costo en vidas humanas”, afirmó Rafael Ramírez, presidente de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) y ministro de Energía, en un acto en el complejo, en el estado de Falcón (noroeste).

 

“La hipótesis que tiene un 99 por ciento de posibilidad de ocurrencia es el sabotaje, tenemos que estar alertas porque existe una extrema derecha que está empeñada en teñir de sangre nuestro suelo patrio”, añadió Ramírez al denunciar que existen “infiltrados” en la empresa estatal.

 

El 25 de agosto de 2012, una explosión en el complejo de Amuay, que refina según cifras oficiales 645,000 barriles de crudo diarios, desató una onda expansiva que redujo a cenizas parte de las instalaciones, viviendas y comercios de los alrededores, con 40 víctimas fatales y decenas de heridos.

 

Venezuela, el cuarto productor de petróleo en el mundo y el país con las mayores reservas de crudo, tiene en el llamado oro negro su principal fuente de ingresos.

 

En su cuenta de Twitter, el presidente Nicolás Maduro describió este domingo a este siniestro como “la batalla de Amuay” y llamó a los trabajadores de la petrolera a estar listos para “el combate”.

 

“Se comprobó: fue un sabotaje de sectores desesperados porque creían que incendiando una refinería le ganaban las elecciones a (el fallecido presidente Hugo) Chávez (…) Las pruebas se mostrarán en los próximos días, son de una investigación técnica internacional”, dijo Maduro el sábado en un acto público.

 

Las causas de esta tragedia, una de las mayores ocurridas en instalaciones petroleras de Venezuela, siguen sin conocerse en profundidad.

 

“Le vamos a explicar al pueblo cómo manos criminales sabotearon nuestra industria petrolera”, añadió Ramírez sobre las investigaciones que se han realizado y que dará a conocer “cuando estemos autorizados”.

 

El estallido ocurrió cuando Venezuela estaba en campaña para las elecciones del 7 octubre de 2012, que el entonces presidente Chávez ganó con una ventaja de 11 puntos porcentuales sobre el líder opositor Henrique Capriles para lograr un cuarto mandato, pero cinco meses después murió víctima de un cáncer.

 

Tras el incendio, que se prolongó cuatro días, las primeras indagatorias apuntaron a que una fuga de gas provocó una llamarada en nueve tanques de combustible, lo que desató la devastadora onda expansiva.

 

“¿Hay alguien que se crea las barbaridades que dice Nicolás?”, cuestionó en su cuenta de twitter Capriles, gobernador del estado de Miranda (norte), y que fue derrotado por Maduro en la elección del pasado 14 de abril por una diferencia de 1.49 puntos porcentuales, resultado que el opositor desconoce y atribuye a un fraude.

 

El pasado jueves la oposición presentó un informe sobre el estallido en Amuay, que atribuyó a la “negligencia gerencial producto de ausencia de inversiones y mantenimiento”. Según el documento, suman al menos 38 incidentes en refinerías venezolanas en el último año.

 

Ramírez sostuvo en rueda de prensa que a un año del estallido, el complejo de Amuay opera “a plena capacidad” y que se ha conseguido recuperar la mayoría de las instalaciones y viviendas que resultaron afectadas.

 

En los últimos meses se han registrado distintos siniestros menores en instalaciones petroleras de Venezuela, entre ellos una llamarada en Amuay, el pasado 20 de agosto, ocasionada por un rayo y que no dejó daños graves ni víctimas. Además de Amuay opera Cardón, la refinería adjunta que forma parte del mismo complejo, con unos 310,000 barriles diarios.

 

El gobierno venezolano, que sostiene que la oposición está ligada a grupos políticos estadounidenses, tiene en Estados Unidos a su mayor cliente y uno de los pocos que le paga en forma inmediata y en dinero líquido.

 

Fuente: Nuevo Herald

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