Ramón Pérez-Maura:Asesinado por ser conservador

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Ramón Pérez-Maura:Asesinado por ser conservador

Lo más relevante del asesinato de Charlie Kirk es, para mí, que era un hombre que intentaba promover sus ideas por medio del diálogo. Su forma de actuar era comparecer con un modesto montaje como el que había el miércoles cuando fue asesinado en el campus de la Universidad del Valle de Utah. Erigía un pequeño toldo con la inscripción de su movimiento Turning Point Action y el lema del acto en el que reunía a multitudes era «Ven y dime que no tengo razón». Así se anunciaba en Facebook: «Ven y únete a Charlie Kirk en el campus para un animado debate sobre libertad y América. ¿No estás de acuerdo con Charlie? Grande, vente a primera fila. Nos vemos allí». ¿Qué tiene eso de radical o extremista?

Tenía millones de seguidores en casi todas las redes. Pero la gran diferencia con otros fenómenos mediáticos estaba en que él recorría el país para hablar en directo con todo el que quisiera dialogar con él. Era, antes que conservador o trumpista, un radical defensor de la libertad de expresión y, por lo tanto, de la Primera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos que reza: «El Congreso no podrá hacer ninguna ley con respecto al establecimiento de la religión, ni prohibiendo la libre práctica de la misma; ni limitando la libertad de expresión, ni de prensa; ni el derecho a la asamblea pacífica de las personas, ni de solicitar al Gobierno una compensación de agravios.» Esto es lo que está en juego con este asesinato.

Charlie Kirk denunciaba la política de cancelación y todo lo woke. Y como era un brillante polemista que casi siempre desarmaba los argumentos de sus contradictores se le empezó a llamar polarizador, que es como la izquierda describe a los que les derrotan sus argumentos. Porque esta izquierda que sufrimos a ambos lados del Atlántico es cada vez más intolerante y antidemocrática. Lo que quieren es imponer su política de cancelación sin derecho a rechistar.

Habrá que ver qué va sabiendo la Policía de Utah sobre el asesinato. A mí lo de disparar desde un tejado me parece un plan bastante elaborado, no una improvisación de un iluminado. Recuerda mucho al asesinato del presidente John F. Kennedy. Claro que él tenía un notable equipo de protección a su alrededor, nada comparable con la seguridad que pudiese tener Kirk. Pero la mejor prueba de lo elaborado del plan para asesinarle es que el tirador pudo huir. A la hora de escribir estas líneas, casi 24 horas después del crimen, el asesino no había sido capturado. Y Utah no es un sitio cualquiera para perpetrar un homicidio: está castigado con la pena de muerte.

Cuando la cada vez más radical izquierda norteamericana advierte de que si los republicanos vuelven a ganar las próximas elecciones eso será el final de Estados Unidos y que pretenden destruir el país, hacer trizas la Constitución e instituir unas normas fascistas, lo que están haciendo es fomentar la polarización como forma de descalificación. Yo discrepo en muchas cosas con Trump. Pero lo que me pregunto hoy es por qué han asesinado a este joven cuyo objetivo político, más allá de ser conservador, era vencer debatiendo, no por medio de la violencia.

Artículo publicado en el diario El Debate de España

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