Hace 10 años, en diciembre de 2015, 195 países firmaron el Acuerdo de París, primer tratado internacional para la reducción de las emisiones de gas de invernadero. Su objetivo: limitar el calentamiento a menos de 2 grados Celsius en relación a los niveles preindustriales, intentando no sobrepasar 1.5 grados sin límite de tiempo. Este tratado ha sido ratificado por todos los países, salvo, notablemente, por Estados Unidos.
Hoy, cuando tiene lugar en Belem, Brasil, la 30a conferencia de ONU sobre el clima, el balance del acuerdo no luce promisorio. El calentamiento climático se ha acelerado a un ritmo sin precedente, estos últimos diez años han sido los más calientes jamás registrados. 2024 ya sobrepasó el umbral de 1.5 grados en comparación con la era preindustrial.
La temperatura promedio en la Amazonía brasileña, donde se celebra la conferencia, alcanzó en 2024 1.5 grados por encima de su media histórica, superior al límite para evitar impactos climáticos extremos. A esto contribuyeron la deforestación y los incendios forestales atribuidos al calentamiento global, que arrasaron 15.6 millones de hectáreas ese año.
Las emisiones mundiales de CO2 continúan aumentando. En 2024 se elevaron a 58 billones de toneladas, 2.3% sobre 2023, por el efecto de la combustión de energías fósiles y la deforestación. 80% de las emisiones provienen de las 20 potencias económicas, entre ellas, China 27%, USA 10%, India 8.7% y la Unión Europea 5.6%.
Unos 140 países han asumido el compromiso de alcanzar cero emisiones de CO2 de aquí a 2050, pero el alcance de las políticas aplicadas luce insuficiente para lograr esa meta. En 2024, las energías renovables solar, eólica, hidroeléctrica más la nuclear sumaron 40% para la generación eléctrica, pero en el mix energético global, carbón, petróleo y gas natural continúan representando 80%.
El cambio climático del planeta reta amenazante al conocimiento y, sobre todo, a la voluntad del homo sapiens…
Ramón Peña







