Nos hemos pasado la vida escuchando que ellos no modifican su conducta, pero resulta que sí hay manera de reprogramarles el chip…
Si tan solo pudiéramos reprogramarles un poquito el chip y alejarlos de esas conductas que nos crispan, ¡seríamos las más felices!.
Estás con suerte, en esta nota te explicaremos como SÍ puedes cambiarlos. La clave está en convertirte en el mejor motivo para que tu chico quiera cambiar.
Propedéutico
Lección introductoria #1
Para que cualquier cosa en nuestro entorno se mueva, el primer impulso lo tenemos que experimentar en nosotras. Piénsalo un poco: ¿en qué medida esos comportamientos que tu hombre se resiste a modificar, son el reflejo de tu propia inamovilidad?
Lección introductoria #2
¿Sabes los qués, cómos y porqués de tus necesidades? Esto requiere, antes que nada, que tengas claro lo que buscas obtener con el cambio y su nivel de importancia para la relación. Reflexiona con honestidad y objetividad al respecto. Esto te dará la perspectiva ideal para promoverlo ¡y conseguirlo!
OJO, OJO, ¡SUPEROJO!
Es muy válido querer modificar un detalle o algún rasgo en la conducta de nuestro galán, pero si hay demasiadas cosas que te molestan de él, o de pronto te ves pretendiendo transformaciones muy profundas, el cambio que en realidad necesitas es ¡de novio!
Material obligatorio
Para aprobar satisfactoriamente este curso necesitarás:
Amor y respeto por ti misma
Autoconocimiento, disposición para escucharte y ganas de comunicarte
Seguridad, autoestima e inteligencia erótica
La convicción de que puedes, mereces y debes pedir o, si es el caso, ¡exigir!
Un hombre que valga la pena
Una relación en la que ambos estén enamorados y comprometidos
Master class: seductora doble T (trastórnalo y transfórmalo)
Dicen que jalan más un par de bubs, que cien pares de carretas. Y no le falta razón. El poder del erotismo femenino para provocar en ellos nuevas maneras de ser, hacer y estar es muy grande. Checa cómo es y lo que hace esa mujer capaz de transformar a su hombre.
CÓMO ES:
1. No tiene prejuicios y es capaz de dar rienda suelta a su placer, imaginación y creatividad sexual. Esto la convierte en una criatura interesante, excitante y apetecible.
2. Sabe lo que la enciende y complace a ella y su pareja. Lo usa, lo dosifica y lo aprovecha a su favor.
3. Se permite jugar, arriesgarse, experimentar. Como conoce sus límites y sabe poner condiciones, no tiene miedo de resultar dañada.
4. Seduce a su compañero, lo incita, sorprende y reta. Esto hace que él se encuentre enfocado en ella.
5. Mantiene alta su libido y aura erótica masturbándose, haciendo clases de yoga sexual o sexy dance, leyendo literatura erótica, etc.
6. Se ocupa de su aspecto personal. Le interesa su salud, desde luego, pero también se preocupa por lucir femenina, sexy y atractiva.
7. Está atenta a los detalles. Nunca olvida tener un buen vino, el liguero que lo enloquece, etcétera.
8. Sabe acariciar y consentir el ego de su hombre y le hace sentir que ella es la única mujer que sabe valorar su desempeño en la cama.
QUE HACÉ:
1. Como te decíamos, los ultimátums, las órdenes o imposiciones aquí no funcionan. La seductora doble T, con voz sugerente, sentada en sus piernas o luego de un provocador intercambio de mensajitos, le suelta: “No sabes cuánto me gustaría que…” “Me harías la más feliz si…” “Cada vez que te comportas así, siento que… (hice la mejor elección al escogerte, muero de amor, por alguna extraña razón me pongo caliente, haces esfuerzos por complacerme, etcétera)”.
Una vez que lo llevan a cabo, el refuerzo positivo se trata de premiar las conductas orientadas a eso que queremos incentivar. Pero, cuidado, no debe de ser taaan evidente. Más bien, ellos tienen que empezar a asociarlo con esos “premios extras” que, sorpresivamente, comienzan a recibir en la cama.
2. La sexualidad es el gran pegamento de las parejas y es en esta área donde el amor se puede afianzar, renovar y redescubrir constantemente.
Aquí se pueden cultivar la inclinación por las novedades, los estímulos y las motivaciones de los hombres. Sí esas cuestiones están satisfechas, ellos estarán más dispuestos a «sacrificar» un poco.
Cosmopolitan