Algo debe estar «mal» en el país para que el Ejecutivo central invierta más en las Fuerzas Armadas Nacionales, en sus cuatro componentes, Ejército, Guardia Nacional, Aviación y Armada, que en el sector universitario. La socióloga Natalia Sánchez es contundente, y a esta primera premisa dicha agrega: el aumento salarial a los funcionarios militares responde a una estrategia política.
Los profesores universitarios que dictan cátedra en 18 instituciones, 40 mil en total, esperan que el Gobierno nacional mire «por estos lados». Desde 2009 no reciben ajuste en sus tablas de sueldos y salarios. Sus luchas de sangre y bocas cosidas no dan resultados. Pero en menos de tres años, a los uniformados con verde oliva el ingreso mensual les subió 130 por ciento.
El primer «espaldarazo» fue en abril de 2010. El fallecido mandatario nacional, Hugo Chávez, le sumó 40 por ciento a los salarios militares. Un año después, en octubre de 2011, aumentó 50 por ciento más. En esa oportunidad los docentes, además de otros profesionales, debieron conformarse con el 30 por ciento.
Esta situación tiene una «única» lectura: «Nos enfrentamos a un gobierno que pospone la inversión social asociada al desarrollo y la suplanta por una inversión de carácter político. Se prioriza el sector militar antes que el educativo porque este ayuda en términos estratégicos a mantenerte políticamente, mientras que los educadores no, pues las universidades son espacios de debates y diversidad».
Es que el Gobierno supone, explica Sánchez, que si los funcionarios se sienten satisfechos con una remuneración»justa», seguramente puede que generen menos incertidumbre política. En pocas palabras: son ellos quienes le dan estabilidad en el poder. «Pasa que los gobiernos no existen para mantenerse, sino para promover el desarrollo de sus naciones».
¿Cuál es la prioridad?
La razón de ser de la universidad es el estudiante, «no el profesor». Y para que este sea productivo y pueda formarse desde todo punto de vista, profesional y humano, debe tener un buen docente bien remunerado. «Es una relación lógica». La instrucción suma posibilidades de obtener un trabajo estable del que se beneficie social y económicamente.
Los espacios universitarios «no» son un cuartel. Los alumnos «tampoco» son funcionarios que responden a todo que sí. «Esa es la diferencia. La educación es la carta que las sociedades más avanzadas han usado par salir de la pobreza. El problema es que tenemos un gobierno cuyas prioridades de inversión y gasto social no están asociadas al desarrollo a mediano y largo plazo del país, sino a su mantenimiento como élite política».
Iván Carratú Molina es vicealmirante retirado de la Armada. Opina que para hacer este análisis comparativo de los sueldos y salarios se deben considerar características y aspectos propios de cada profesional. Por ejemplo, un funcionario está disponible siempre, las 24 horas del día, y «un profesor universitario no. Además, una vez retirado, se dejan de percibir beneficios que los docentes jubilados sí disfrutan». Sin embargo, reconoce la deuda del Gobierno con la academia.
«Altos» costos
• Canasta alimentaria: Bs. 4.488
Más 20 % de aumento: Bs. 5.376
•Canasta básica: Bs. 9.950
Más 20 % de aumento: Bs. 11.914
Fuente: La verdad