Gustavo Petro decidió tomar la sartén por el mango. Sabe que si no se resuelve el asunto de Venezuela su país nunca tendrá paz. De acuerdo con Radio Caracol, tomó la delantera y en la reunión de la semana pasada le pidió claramente a Nicolás Maduro garantías para unas elecciones libres y democráticas en 2024.
Directo y sin tapujos, el presidente de Colombia solicitó que se firme un acuerdo entre el gobierno chavista y la oposición antes de ir a la mesa de negociaciones en México. Pareciera que Petro no tiene intenciones de dejar que Maduro alargue las conversaciones ad infinitum, por eso quiere asegurarse de que haya algo “amarrado” antes de sentarse a discutir.
Insiste mucho en la palabra “transparencia” porque es precisamente eso lo que exigen los venezolanos, las garantías de que será un proceso limpio. Empieza por lo que siempre se ha dicho, un registro electoral depurado y actualizado, pero además que la constitución de las mesas electorales se realice de manera equilibrada, entrenamiento del personal que laborará ese día y respeto de la lista de candidatos, entre otras condiciones.
Las presiones, sin embargo, no vienen solo de parte del presidente de Colombia. Como una iniciativa del mandatario de Francia, Emmanuel Macron, la semana que viene se dará una reunión cuyos asistentes son más que significativos. El encuentro será en París y asistirá Petro, junto con los jefes de Estado de México, Andrés Manuel López Obrador; Chile, Gabriel Boric; y Argentina, Alberto Fernández. Una buena representación de la izquierda latinoamericana. El jefe del Elíseo había anunciado su deseo de conversar con Maduro y ayer coincidieron en Egipto, donde se celebra la COP-27. Aunque hablaron breves minutos, el presidente chavista le confirmó que Jorge Rodríguez asistirá a la reunión en Francia.
Por supuesto que allí no están incluidos los cubanos ni los nicaragüenses, pero es sencillamente porque estos gobiernos muestran poco interés en resolver los problemas de sus ciudadanos. No es que a Maduro le interese, pero son más de 7 millones de inmigrantes en toda América y eso es realmente un problema para todos, entre otros asuntos que requieren rápida solución. Cada uno de estos presidentes tiene interés de que se acabe la crisis en Venezuela.
Lo importante que se destaca de estas iniciativas es lo concreto de los objetivos. Eso para los venezolanos es sumamente importante porque pareciera que ni siquiera la oposición ha sido capaz de definirlos ni presentarlos en blanco y negro al chavismo, mucho menos a la sociedad.
Ojalá no se quede todo esto en una mera intención, en otro viaje más para la foto, pues ya está por terminar el año y no se ha visto absolutamente ningún avance. Pero no hay que perder las esperanzas de que esta sea una oportunidad.
Editorial de El Nacional