Frotarse los ojos puede ser, en algunos casos, todo un viaje momentáneo. No es raro que al pasar las manos sobre los párpados “veamos” una muestra de colores borrosos, imágenes en espiral y algo parecido a tableros de ajedrez en blanco y negro y todo esto con los ojos cerrados. Incluso los antiguos griegos escribieron sobre este fenómeno en algunos de los primeros textos médicos del mundo. Por supuesto, la ciencia tiene alguna información para aclarar cómo esto es posible.
Los científicos llaman al fenómeno fosfeno (fotopsia en el argot médico), que consiste principalmente en experimentar la sensación de ver luz sin que realmente haya luz que pase en ningún momento a través del ojo. Lo que se percibe puede tomar algunas formas diferentes, pero la experiencia más común es lo que se llama una presión de fosfeno.
Sucede porque dentro de nuestros ojos hay un tipo de neurona especializada, llamada célula ganglionar de la retina. El trabajo de esta es recibir la información visual que le mandan otras células que están más cercanas a la fuente de luz. Esas células, naturalmente, son las que se encuentran dentro de nuestro globo ocular.
Son fotorreceptores sensibles a la luz que llega al revestimiento ubicado en la parte posterior del ojo. Lo que comunmente todos conocemos como retina. El sistema nervioso central es totalmente incapaz de diferenciar los dos estímulos Cuando hay luz, podemos ver el mundo porque esa célula ganglionar de la retina recibe información de las células fotorreceptoras, que son estimuladas previamente por la luz que llega al ojo.
Lo que sucede es que, en realidad también es posible activar esas células retinianas aplicando presión. Cuando se aprieta en el párpado suavemente, se está aplicando presión al ojo y, por tanto, a las células dentro de la retina, a las que se les engaña para que envíen la misma señal que cuando existe la activación por la luz.
El sistema nervioso central es totalmente incapaz de diferenciar los dos estímulos, por lo que la percibirá de la misma manera que si viera una iluminación. Incluso un estornudo o la tos puede ser suficiente para provocar un pequeño fosfeno en algunas personas. Pero esa presión tópica no es la única manera de experimentar ese resplandor inexistente.
Las personas que sufren migrañas seguramente pueden comentar algo al respecto. Sin embargo, la ciencia no tiene una explicación totalmente demostrable sobre qué causa exactamente los fogonazos visuales que acompañan a la migraña. Las teorías más aceptadas hablan de que podría deberse a una onda localizada de actividad eléctrica en el cerebro.
Un estudio encontró que 47 de 59 astronautas de la NASA y la ESA también experimentan fosfenos repentinos, que consisten principalmente en destellos de luz cuando son enviados a la órbita baja de la Tierra. Los investigadores de este proyecto llegaron a creer que los fosfenos en realidad estaban siendo causados por la radiación.
En otros estudios investigaron sobre la inducción de fosfenos a través de pequeñas descargas eléctricas directas de la corteza visual del cerebro y mediante cambios intensos en los campos magnéticos. Además, existe otro fenómeno relacionado conocido como “el cine del prisionero” que se ha documentado profusamente con personas que han sido confinadas a celdas oscuras durante períodos prolongados.
En esos largos períodos de privación sensorial total, las personas pueden ver un «espectáculo de luces» de varios colores que casi parecen proyectarse en las paredes oscuras a su alrededor. Estos hechos dan una nueva dimensión a las capacidades de los sentidos e incluso a su fiabilidad.
Cuando se le relaciona al yoga puede «aumentar» las capacidades cerebrales Los fosfenos oculares también pueden encontrar su origen en trastornos como el desprendimiento de retina o por la presión del humor vítreo (una sustancia gelatinosa) que se ejerce sobre la retina, provocando fotopsia primero y si hay mucha presión, un desprendimiento de la retina.
Hay aparición de fosfenos con la ingesta de determinadas drogas como el LSD, algunos medicamentos como el voriconazol y en casos excepcionales por inflamaciones en el nervio óptico y enfermedades neurológicas como el infarto cerebral. Por supuesto, no hay fenómeno con explicación neurológica compleja sin su legión de superchería.
Relacionado con el yoga, el fosfenismo sería un conjunto de técnicas para “aumentar” las capacidades cerebrales mediante un método que dicen está basado en los fosfenos que se obtendrían con cortas observaciones de una fuente luminosa que persisten durante tres minutos.
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