Charlot camina tan apresuradamente en sus comedias de cine mudo no para hacernos reír, sino por un problema tecnológico. Cuando Charles Chaplin rodó sus primeras películas, estas se registraron a una velocidad de dieciocho fotogramas por segundo; a finales de los años 20, los proyectores ya funcionaban a veinticuatro, y de ahí que los movimientos parecieran algo más rápidos de lo normal, algo que no sucede con los métodos modernos como el DVD.
Asociamos esta alocada velocidad de los personajes con el cine mudo porque el sistema de dieciocho fotogramas estuvo vigente hasta 1927. El 6 de octubre de ese año se estrenó El cantor de jazz,considerada la primera película sonora de la historia del cine, que revolucionó la industria y marcó el paso a la tecnología de grabación de veinticuatro. Por eso, también este divertido ritmo resulta consustancial al cine en blanco y negro, que era el vigente en la época.
La misma idea de la velocidad variable ha sido usada desde hace muchos años en sentido contrario por los directores cinematográficos. Se trata de las escenas a cámara lenta, que en realidad se ruedan a una velocidad mayor (48 o 72 fotogramas por segundo) y luego son proyectadas a la velocidad estándar, lo que crea el característico efecto de movimiento gradual.
Imagen: Escena de la película Charlot cambia de oficio, rodada en 1915.
Muy Interesante