La decisión de Hillary Clinton de arremeter contra la política exterior del presidente Barack Obama ha generado una fuerte polémica en vísperas de que ambos se encuentren el miércoles en la isla de Martha’s Vineyard, donde veranea el presidente.
La ex secretaria de Estado se distanció este fin de semana de Obama durante una entrevista con la revista The Atlantic en la que aseguró que el no ofrecer más ayuda a los rebeldes sirios, como ella sugirió en su día, contribuyó al auge de los yihadistas del Estado Islámico (EI), que asedian ahora a las minorías del norte de Irak.
El “fracaso” a la hora de ofrecer un apoyo temprano a los rebeldes que originaron las protestas contra el régimen del presidente sirio Bachar al Assad “dejó un gran vacío que han llenado los yihadistas”, afirmó la ex responsable de la diplomacia estadounidense.
Clinton fue un paso más allá al indicar, en referencia a un discurso pronunciado por Obama en mayo en la academia militar Westpoint, que “los grandes países necesitan principios organizativos y no hacer cosas estúpidas” no es uno de ellos.
Durante su discurso en Westpoint, Obama articuló una filosofía contraria a la participación en operaciones peligrosas fuera del país, en un mensaje cauto en el que insistió en la necesidad de “no hacer cosas estúpidas”.
Los comentarios de Clinton, quien mostró también un firme respaldo a Israel en su lucha contra Hamas, se produjeron poco antes del inicio de los bombardeos contra objetivos del EI en Irak por parte de EEUU, en lo que sus asesores definieron como una desafortunada coincidencia, ya que la entrevista se había pactado con antelación.
Desafortunada o no, la coincidencia ha magnificado las declaraciones de Clinton, que han provocado todo tipo de reacciones en los medios de comunicación del país.
Bret Stephens, columnista de The Wall Street Journal, se pregunta este martes en las páginas editoriales del diario qué pasó con la Hillary Clinton que se refirió a Al Assad como “un reformista” y se negó a pedir su dimisión seis meses después del inicio de las protestas.
“¿Y no se refirió a su relación con Obama (en aquella empalagosa entrevista conjunta con el programa de televisión 60 Minutes) como muy cálida y próxima?”, afirma Stephens, quien se pregunta “¿dónde está ahora el amor?”.
El columnista del diario The New York Times, David Brooks, parece ponerse del lado de la ex primera dama al señalar que cuando uno no toma las enérgicas y estables medidas preventivas propuestas por Clinton, acaba viéndose forzado a apostar por la apuesta arriesgada a la que ha tenido que recurrir Obama y que dice aborrecer.
Pocos dudan, por lo demás, que la exhaustiva entrevista de Clinton con The Atlantic, en la que la ex secretaria apuesta por una línea más dura y contundente que la de Obama en política exterior, es un paso más en sus ambiciones presidenciales.
“Tiene que trazar su propio camino. Le resultará difícil ser elegida si se la ve simplemente como cuatro años más de Obama”, afirmó en declaraciones al Wall Street Journal un estratega demócrata que mantuvo el anonimato.
“Le conviene políticamente distanciarse de un presidente impopular y demostrar que está lista para asumir riesgos”, a diferencia de Obama que tiene aversión al riesgo, dijo en declaraciones al Washington Post Aaron David Miller, del centro de estudios Wilson Center.
Desde el Comité Nacional Republicano (RNC), mientras tanto, cuestionan que la que fue responsable de la política exterior del Gobierno de Obama durante cuatro años vaya a lograr ahora distanciarse de ella.
El Nuevo Herald