Primero que nada, con la transmisión que se hizo el domingo por el canal de Venezolana de Televisión sobre el proceso interno del Partido Socialista Unido de Venezuela queda más que claro que las reglas establecidas para una campaña justa y equitativa serán violadas de aquí al 21 de noviembre. El canal se comporta como del maduchavismo y no de todos los venezolanos, pero eso es noticia vieja. Lo segundo, más de 21.000 postulados rojitos aspiran a ser candidatos para los cargos regionales, y eso pareciera una victoria.
A simple vista, las “bases” del partido en todo el territorio respondieron al llamado de sus líderes para presentar postulaciones de los que ellos consideran deben ser los abanderados en los comicios para gobernadores, alcaldes, concejales y cuerpos legislativos de los estados. Pero esto es solo el primer paso, pues cuando al final salgan las listas de estos postulados comenzará la verdadera rapiña.
Algunas pruebas de que el asunto no es tan democrático como lo pintan ocurrieron en estados como Anzoátegui, Carabobo, Lara, Táchira y Zulia, entre otros. Muchos se quejaron de que los borraron de las “listas”, otros que les negaron el acceso al centro de postulaciones, algunos denunciaron que cerraron el proceso antes de lo debido y así van las cosas. Incluso reclamaron que “sus familiares” habían desaparecido de los registros.
Tal parece que de entrada es mentira eso que afirmaron tanto el tercer vicepresidente como el presidente del partido y usurpador de Miraflores, que todo el que quisiera postularse podría hacerlo. Sin embargo, ellos lo llaman “pequeños detalles” de una jornada que aseguran fue demasiado exitosa.
Después de este proceso de postulación se espera una campaña “austera”, dijeron los dirigentes, a fin de prepararse para el 8 de agosto, cuando se hará la votación definitiva con todo el padrón electoral. Si esto fuera cierto, sería un avance realmente democrático en este proceso. Sin embargo, de acuerdo con su acostumbrado proceder en todo lo que concierne a un proceso electoral (interno o no) son pocas las garantías de que lo que diga la gente (si es que van a votar) será respetado.
En este punto es bueno que se vean en el espejo de los comicios preparados por el régimen, no tienen ninguna motivación de comportarse de otra manera. Sobre todo porque el totalitarismo es así, siempre quiere tener la última palabra y no hay razón para pensar que en unas elecciones internas se comportarán de otra manera. Los candidatos que surjan tendrán seguramente el peso del dedo que los escogió.
Un líder vecinal puede tener una aspiración legítima a un cargo de representación popular, pero no olviden, militantes pesuvistas, que a la cúpula poco le importa el trabajo que ustedes hagan en sus comunidades, lo que les interesa es mantener el poder y poner en los puestos a los que les deben absoluta lealtad.
Editorial de El Nacional