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Tribunal Supremo de Narcos

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Tribunal Supremo de Narcos

Inconsolablemente extraviados

 

 

Todo esto pudo evitarse si la Asamblea Nacional hubiese cumplido su labor: destituido a los magistrados ilegalmente impuestos; elegido a los nuevo miembros del Consejo Nacional Electoral; respetado la soberana voluntad del pueblo de Amazonas que eligió legítimamente a sus diputados y fueron repudiados por Ocariz y compañía; cumplido con la sentencia política del abandono del cargo por parte del comandante hazmerreir, Nicolás Maduro; pero sobre todo, si hubiese mantenido la presión en las calles. Pero no, no se hizo. Primero Justicia y Un Nuevo Tiempo consideraron que la agenda legislativa debía enfocarse en el bono alimenticio (en un país sin alimentos).

 

 

 

Estamos inconsolablemente extraviados.

 

 

 

Adrián Solano o la vergüenza intergaláctica

 

 

No hay hipérbole que pueda amontonar en una palabra la vergüenza intergaláctica que sentimos los venezolanos cuando vimos a Adrián Solano ser el hazmerreir del planeta Tierra. Las carcajadas de la humanidad se escucharon en toda la Vía Láctea, pero no fueron los únicos que se rieron en el universo, desde otros sistemas solares también sonaron estruendosas risotadas extraterrestres al punto que la NASA logró percatarse por primera vez en su historia que había vida en otros siete planetas.

 

 

 

Al menos para algo sirvió el viaje de Solano, lo que no habían logrado los satélites venezolanos en su caos estelar lo logró nuestro esquiador chavista: descubrió vida en el cosmos.

 

 

 

La sapita roja protesta

 

Entre nosotros la capacidad de asombro todavía tiene un largo trecho que recorrer: ¿no dejó Hugo Chávez a su “amado” como sucesor?; entre nosotros, pero no necesariamente en Europa.

 

 

 

Alertadas todas las autoridades migratorias del mundo sobre las criminales andanzas del chavismo que a través de Tareck El Aissami vende pasaportes a terroristas, narcotraficantes y esclavistas, imagino la cara de pavor que debió plantar el oficial francés cuando recibió en su mostrador al menudito “esquiador” venezolano, le preguntó el motivo de su viaje a la Comunidad Europea y éste militarcito de alcabala callejera le respondió –con altanería chavista– que representaría a su país en el Campeonato Mundial de Esquí Nórdico de Lahti, y tenía el apremiante – insospechado– de que debía apurarse porque, para ganar la medalla de oro (no robársela), urgía conocer la nieve y entrenar.

 

 

 

El gendarme francés prevenido –mal pensado, debí escribir– por la experiencia de otro chavista-terrorista como el Chacal (Ilich Ramírez) y por las toneladas de cocaína –otro tipo de nieve– que el Cartel de los Soles ha enviado hacia el viejo continente desde que Chávez llegó al poder, no dio crédito al desternillante testimonio y lo detuvo.

 

 

 

La inefable Delcy Rodríguez, alias Sapita Roja, protestó la afrenta.

 

 

Tenía razón.

 

 

Cándido, el optimismo y el buen salvaje

 

 

El policía francés, pese a ser descendiente directo de Voltaire y de Rousseau, visiblemente no los había leído. ¿De qué coño sirve a un francés ser heredero de los ilustrados si no los conoce? El gafé es galo, no venezolano. Nosotros estamos claros de que el discurso sobre la desigualdad de los hombres es imperialista, no caribeño ni amazónico. Nosotros somos buenos salvajes (terroristas, narcotraficantes y esclavistas) y en el peor de los casos somos optimistas como Cándido.

 

 

 

Adrián Solano era otro de esos, aunque pueda resultar inverosímil, él no quería hurtar la medalla (eso sólo lo hace en Venezuela), él quería ganársela.

 

 

 

Imagino que el empleado del circo narcotraficante, Ignacio Ramonet, se lo habrá explicado a la policía. Él –Ramonet– sí sabe de América Latina, él sí entiende lo jugoso que es defender a los buenos salvajes de la peste chavista. Ramonet es cándido…, lo de él es otro tipo de “blancura” seca y empolvada.

 

 

 

Esa sí que le encanta.

 

 

 

Tribunal Supremo de Narcos

 

 

En un caos interestelar como el venezolano, ¿cómo no habría de ser un asesino y extorsionador el principal juez de nuestro narcoestado? Merecidamente Maikel Moreno tenía que representar la justicia de Venezuela. Él y sólo él había hecho suficientes méritos para ser el presidente de nuestro Tribunal Supremo. Recordemos, aunque los franceses no lo sepan y el mundo se ría, nos rige el chavismo. Todo es posible.

 

 

 

¿Será que los partidos Primero Justicia y Un Nuevo Tiempo lo saben? ¿O también se ríen? Igual ya nada importa.

 

 

 

Lo de Venezuela es la nieve, para traficarla o esquiarla.

 

 

Gustavo Tovar arroyo

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