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Soy el señor Roarke, bienvenidos

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Soy el señor Roarke, bienvenidos

Las primeras semanas del año 2014 sirvieron para que muchos periodistas y articulistas, soportes comunicacionales del Gobierno, descubrieran que el país está sobre un polvorín. Claro, se referían a EEUU, no a Venezuela.

 

En sus particulares análisis dirigidos a resaltar el país boyante que dibujan con eufemismos olvidan «investigar» las causas de los problemas que aquejan a los venezolanos.

 

El 13 de mayo de 1999, en su discurso con motivo de los 100 primeros días de gobierno, el presidente Hugo Chávez explicó: «nosotros hemos llegado aquí a luchar contra la corrupción, sea cual sea el ámbito, el personaje, el nivel, el color, el empleo de donde haya».

 

Sin embargo, 14 años después Venezuela pasó a ser el país más corrupto de América Latina. Incluso, los indicadores de gobernabilidad del Banco Mundial sugieren que la patria de Bolívar alberga al segundo país con peor control de la corrupción, después de Haití.

 

Mientras se enfocan en identificar en el extranjero las causas del desabastecimiento o identifican en la televisión al patógeno que provoca la violencia que padecemos día a día, olvidan, por citar dos ejemplos, el «Caso del Maletín», (800.000 dólares que fueron incautados a un empresario venezolano en Argentina) o el «Caso Illaramendi» (desfalcar el fondo de pensiones de Pdvsa)

 

No obstante, centrémonos en el presente, porque sin él, no habrá futuro (para esto usaremos datos publicados por la consultora en asuntos públicos ODH).

 

La inflación registrada en 2013 (56,2%) es la cuarta más elevada desde 1950. Solo la supera la del 1989 y la del período 1994-96. Por otra parte, En 11 años de vigencia del control cambiario la revolución ha devaluado el Tipo de Cambio Cadivi cinco veces, sumando 294% (con Sicad los ajustes suman 610%).

 

Por otra parte, aunque muchos se felicitan por las agresivas fiscalizaciones de los meses de noviembre y diciembre de 2013, la realidad –según los reportes del Banco Central de Venezuela- apenas logró reducir la escasez de 23,6% a 22,2%.

 

¿Por qué hay escasez? La pregunta se la repiten casi todos los venezolanos. Los «eufemistas» lo responden diciendo que es la consecuencia de la guerra económica. No obstante, olvidan que el desembolso de divisas durante el mes de enero fue de 32% menos que el de enero 2013. Básicamente olvidan que en la patria de Bolívar se importa hasta la lata que sirve para empacar el atún (hace cinco años esa lata se producía en Sidor).

 

En sus análisis quieren ocultar que la deuda del Gobierno con los privados por importaciones «no liquidadas» por Cadivi llega a $13 millardos, cifra que equivale a 61,6% de las reservas internacionales.

 

El desglose de las importaciones no liquidadas es el siguiente (según trabajo del periodista Roberto Deniz)

 

• La deuda con los distribuidores de repuestos, equipos pesados y agrícolas llega a 150 millones de dólares.

 

• Las aprobaciones pendientes de dólares con el sector químico llegan a 500 millones de dólares.

 

• Gobierno adeuda a las empresas de telecomunicaciones 600 millones de dólares por importaciones no liquidadas.

 

• La deuda de Cadivi con las lineas aéreas es de 3.500 millones de dólares.

 

• Entre importadores de productos y los fabricados en el país lo adeudado por Cadivi al sector farmacéutico llega a 3,5 millardos de dólares.

 

• La deuda de Cadivi con el sector de alimentos asciende a 2 mil 431 millones de dólares.

 

• La deuda de Cadivi con las ensambladoras de vehículos asciende a 1,8 millardos de dólares.

 

No obstante, los articulistas que defienden el modelo económico revolucionario rebatirán las deudas argumentando que la nueva Ley de Precios Justos (que impone penas superiores a las estipuladas para un homicidio y condena a los consumidores a no tener ningún tipo de derecho específico) resolverá el problema. Su capacidad investigativa no alcanza para que recuerden que desde el año 2010 se aplican en Venezuela leyes que contemplan delitos y sanciones para el acaparamiento, usura y la especulación.

 

Desafortunadamente los eufemismos revolucionarios no sirven para responder otra pregunta básica: ¿quién es el responsable de que haya mercancía nacionalizada en puertos y aún no se despache? Las preguntas -con respuestas que aluden directamente a los jerarcas revolucionarios- pueden ser infinitas. Por ejemplo: Si para 2013 se estableció una meta de producción para Sidor de 4MM de toneladas de acero líquido, ¿por qué al cierre de 2013 la producción fue de apenas 1,5 MM?

 

¿Sabrán los «eufemistas» que en 2013 Venezuela se ubicó como el país con la más alta inflación del mundo entre 187 países que publican estadísticas oficiales? Por último, la semana pasada Nicolás Maduro solicitó a todos los gerentes de empresas públicas la meta de producción de 2014. La pregunta para las «eufemistas» revolucionarios es sencilla: ¿cómo hizo el ministro Rafael Ramírez el presupuesto de divisas dos semanas antes sin ese dato que pedía Maduro?

 

Soy el señor Roarke, su anfitrión. Continúen en su país de fantasía.

 

emartinez@eluniversal.com

Por Eugenio Martínez

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