l anuncio de Nicolás Maduro de acelerar la salida de nuestro país de la CIDH, es una situación alarmante que hoy quiero señalar, pero no desde el punto de vista de quienes hacemos política sino desde los zapatos del ciudadano común. El Estado venezolano es absolutamente irrespetuoso de los derechos humanos en múltiples aspectos de la vida cotidiana del venezolano, pero donde quizás se ve con mayor crudeza y salvajismo es en las cárceles de nuestra Venezuela.

El hacinamiento, la condiciones inhumanas, los asesinatos, los retrasos procesales y las mafias en las cárceles constituyen la peor pesadilla para los privados de libertad y sus familiares, los venezolanos que están pagando condena por algún delito están sometidos o mejor dicho, condenados a ser aniquilados sino físicamente, moral y humanamente. Es inaceptable que los familiares de estos privados de libertad tengan en el Poder Judicial venezolano y en la Defensoría del Pueblo a sus peores enemigos, a los cómplices de su sufrimiento, a los verdugos de su esperanza.

Ante la salida abrupta de Venezuela de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, se les está arrebatando la única posibilidad que les queda a esos familiares de exigir justicia, no sólo el gobierno les cierra las puertas de nuestra justicia en sus caras sino que además le confisca la posibilidad de recurrir a organismos internacionales a exigir respeto a la indignidad humana de sus hijos, hermanos o familiares privados de libertad.

Hoy pienso en esa madre impotente ante tanta injusticia, que no duerme por saber que su hijo permanece en una cárcel, que no sabe si es un camino para reformarse o un infierno en la tierra para morir.

Vicepresidente Concejo Municipal El Hatillo

@ebattistini