Rompiendo el silencio por los DD.HH. en Venezuela
marzo 30, 2015 5:40 am

A Leopoldo se le sigue un juicio militarizado, oculto, injusto, en el que no se ha respetado el debido proceso.

 

A más de un año del inicio de las protestas de febrero del 2014, los venezolanos nos encontramos en una situación en la que cada día el resguardo y protección de la comunidad internacional a los derechos de los venezolanos se hace más imprescindible ante las arbitrariedades y los atropellos del gobierno de Nicolás Maduro.

 

Hoy quiero dar todo mi agradecimiento por la extraordinaria receptividad del Perú, su gente, los líderes de las diferentes bancadas Apra, Fuerza Popular, Gana Perú, Perú Posible, Acción Popular y el PPC; también nos recibió, por instrucciones del presidente Humala, la primera ministra del Perú, Ana Jara, y el canciller Gonzalo Gutiérrez Reinel. Agradecemos a quienes han entendido la dimensión de lo que está en juego y por pedir la libertad no solo de mi esposo Leopoldo López y del alcalde Antonio Ledezma, sino también la de los venezolanos que están injustamente tras las rejas por pensar distinto.
En Venezuela estamos viviendo una profunda crisis social, económica, política y humanitaria. Hoy nuestro país necesita de la mirada atenta de todos los demócratas del mundo y, en especial, de los demócratas de la región.

 

Hace un año mi esposo, Leopoldo López, llamó a la protesta pacífica y democrática en contra de un gobierno al que denominó corrupto, ineficiente, represor, y antidemocrático; que ha sumido al pueblo de Venezuela en inseguridad, colas para comprar alimentos, escasez e inflación.

 

El 18 de febrero del 2014 mi esposo se presentó ante una justicia injusta. Y lo hizo bajo la profunda convicción de que si su encarcelamiento valía para desenmascarar ante todos los venezolanos y el mundo el carácter antidemocrático del gobierno de Nicolás Maduro, bien valdría la pena.

 

Hoy el mundo sabe lo que todos los venezolanos saben, que en Venezuela se violan constantemente los derechos fundamentales del pueblo.

 

 

El proceso que se le sigue a Leopoldo ha estado viciado desde su inicio; tal y como lo han manifestado la Organización de Naciones Unidas a través del Grupo de Detenciones Arbitrarias, el Comité contra la Tortura y las organizaciones de defensa de los derechos humanos, Amnistía Internacional y Human Rights Watch. Todas han determinado que Leopoldo debe ser liberado de inmediato.

 

A Leopoldo se le sigue un juicio militarizado, oculto, injusto, en el que no se ha respetado el debido proceso. A su defensa no se le ha admitido ni una sola prueba ni un solo testigo. Mientras que a la fiscalía le han admitido 108 testigos, todos miembros del PSUV, partido del gobierno.

 

A mi esposo lo están juzgando por sus discursos, por sus ideas de cambio. Por llamar a la protesta pacífica, democrática y constitucional para demandar soluciones a los principales problemas que día a día agobian a los venezolanos.

 

Como Leopoldo, hoy hay 62 presos políticos en Venezuela, producto de las protestas del 2014. Presos por pensar distinto.

 

 

El balance de estas fue dramático: 44 muertos por la represión de los cuerpos de seguridad del Estado y de los grupos armados afines al gobierno, más de 3.400 detenciones arbitrarias, torturas y tratos inhumanos a jóvenes estudiantes; todos registrados por organizaciones defensoras de derechos humanos como Amnistía Internacional.

 

Esta entrega ha sido un sacrificio, a Leopoldo tratan de torturarlo psicológicamente, lo despiertan a las 3 de la madrugada para llevarlo a un juicio que termina a las 4 de la madrugada del día siguiente, han irrumpido en la mitad de la noche a su celda y robado escritos, libros y destruido las fotos de nuestros pequeños hijos. No lo dejan hablar con sus abogados a solas, le intervienen la correspondencia, lo han mantenido aislado. De los 14 meses que lleva en prisión, 6 meses los ha pasado sin recibir la visita de sus familiares inmediatos y ahora no quieren dejar pasarle libros nuevos porque dicen que ha leído demasiado.

 

Hace pocos meses, los custodios de la prisión militar arrojaron cubetas con excremento y orina humanas en su celda, como si fuera poco cortaron el agua y la electricidad para que no pudiera asearse. Pero lo de Leopoldo no es un caso aislado. Hay cientos de casos de torturas, vejaciones y tratos inhumanos en las cárceles venezolanas. El Comité contra Torturas de Naciones Unidas ha detallado esta situación en sus informes.
Hoy, un año después, las palabras de Leopoldo y su lucha por una mejor Venezuela están más vivas que nunca: querer cambiar esa realidad, querer una Venezuela en donde todos los derechos sean para todas las personas, sin distinción de ningún tipo. Esto que defiende Leopoldo no es un delito.

 

La realidad es que el régimen le teme a su liderazgo, a sus palabras, a sus ideas de cambio a favor de todos los venezolanos. El gobierno arremete contra todo aquel que piense distinto; por ello las agresiones a nuestras instituciones y a nuestros líderes emblemáticos como Leopoldo, el alcalde de San Cristóbal Daniel Ceballos, el Alcalde de Caracas Antonio Ledezma y la diputada María Corina Machado. El gobierno no tolera el libre pensamiento, y pensar distinto no es un delito.

 

Este año ha sido muy duro para todos los venezolanos. Sin embargo, a pesar de las adversidades, de los atropellos, de todas las arbitrariedades; a pesar de que para nosotros como familia ha sido muy duro, nada sobrepasa la voluntad de cambiar esta realidad.

 

Seguiremos denunciando ante todas las instancias internacionales cada violación a los derechos humanos que cometa el régimen de Venezuela contra el pueblo, cada atropello, cada arbitrariedad, con la firme esperanza de que pronto veamos en Venezuela la libertad. Los derechos humanos no solo constituyen el límite a la opresión y al autoritarismo, sino también la base para el fortalecimiento de las democracias.

Rompiendo el silencio por los DD.HH. en Venezuela

Lilian Tintori