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¿Quién se robó mi queso?

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¿Quién se robó mi queso?

“Nunca interrumpas a tu enemigo mientras está cometiendo un error”. Napoleón Bonaparte (1769 – 1821) general corso, Primer Cónsul de la República; Emperador de los franceses, coronado como Napoleón I.

 

Según el Cendas, la canasta alimentaria de los venezolanos se incrementó en el último año en 46,7%, lo cual la llevó de Bs. 3.712,30 en abril de 2012 a Bs. 5.445,47 en abril de este año. Como esta cifra puede ser considerada subjetiva, porque proviene de un estudio venezolano no gubernamental entonces veamos las cifras de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), que reveló en su informe anual que en 2012 los precios de los alimentos en Venezuela aumentaron 30,3%. Con razón los realitos jamás alcanzan para hacer un mercado decente. Entre la inflación y el desabastecimiento que ha pasado la barrera histórica del 20% desde hace meses, las amas de casa venezolanas se vuelven brujas para poner comida en la mesa.

 

Y Nicolás todavía tiene el brío de decir que “va a cantarle cuatro verdades” y a “poner a trabajar por el país” nada menos que a Lorenzo Mendoza y Empresas Polar, que gracias a ellos la industria venezolana salva su cara del tercermundismo revolucionario que nos acogota.

 

Debería ser el país quien le exija a Nicolás que nos informe sobre cuatro verdades. Por ejemplo: ¿Por qué chinos y argentinos van a venir a sembrar nuestras tierras cuando los venezolanos son despojados de ellas por un gobierno abusador? O ¿por qué Venezuela está importando miles de millones de toneladas de alimentos si la revolución ha expropiado más de 3 millones de hectáreas productivas, para luego abandonarlas? ¿Por qué el gobierno reclama que no hay Harina PAN, que cubre el 48% de la demanda nacional, y no reclama que el restante 52% que debe ser producido por empresas expropiadas hoy estatales, no sacan sus productos al mercado? ¿Por qué desaparecen del mercado las marcas expropiadas como Harina Juana, Café Madrid, aceite Diana, harina Robin Hood, y una larga lista de etcéteras? ¿Será que todo lo que expropian lo arruinan?

 

De manera que es faramallería pedirle cuentas al grupo empresarial que está a 100% de producción, según dicen sus números, y no ocuparse de lo que debe producir tu gente, los que dirigen las plantas expropiadas. Ya que el gobierno se ha abrogado el papel de productor, comercializador, distribuidor, vendedor y novio de la madrina, acabando con la fluidez de la producción y comercio en el país, cuando afrontamos esta desesperante escasez y una inflación ruinosa, somos los venezolanos quienes debemos cantarle cuatro verdades a un gobierno tan inepto como mentiroso, que no reconoce que el problema es él.

 

Vean las palabras de quien lamentablemente porta la banda presidencial: “Él (Mendoza) salió un poco altanero ayer al dar unas declaraciones, quizás lanzándose ya a candidato, aunque él dice que no es político, así dicen siempre ellos. Pareciera que se ha lanzado a algo, porque salió con una altanería, y ahí mismo la derecha salió a aplaudirlo”.

 

“O trabaja o trabaja, Lorenzo Mendoza y la Polar. Usted vea, a ver qué hace”, añadió Maduro. Y como siempre, después de sus exabruptos, entona una canción de paz: “Lo cortés no quita lo valiente. Nosotros somos gente de buen trato, así nos educó el comandante Chávez (¡¡¡!!!). Pero quien nos odia y ataca al pueblo debe acatar la ley (…). Yo lo voy a recibir, voy a conversar con él, con respeto siempre. Nosotros los obreros somos respetuosos, porque no nos creemos más que nadie”.

 

Qué error de proporción. Nadie es más que nadie como ser humano, pero como preparación, capacidad, gerencia, educación, sobra decir quien le lleva una morena a quien. Pero como eres respetuoso y educado, te voy a cantar cuatro verdades, a ver si entiendes quién fue el que se robó el queso de los venezolanos.

 

El artículo 115 de la Constitución venezolana garantiza el derecho a la propiedad y señala que “sólo por causa de utilidad pública o interés social, mediante sentencia firme y pago oportuno de justa indemnización, podrá ser declarada la expropiación de cualquier clase de bienes”. Pero el gobierno revolucionario ordenó corregirle la plana a la Constitución con la ayuda de sus corifeos en la AN y el TSJ, para facilitar la rapiña vestida de “expropiación exprés” que ha depredado el sector agroalimentario.

 

La Ley de Seguridad y Soberanía Agroalimentaria estableció la posibilidad de “proceder a la adquisición forzosa” de bienes y actividades relacionados con el sector “sin necesidad de obtener autorización por parte de la Asamblea Nacional”. Y una reforma de la Ley de Defensa de las Personas en el Acceso a los Bienes y Servicios permitió que todos los bienes puedan ser declarados de utilidad pública directamente por el Ejecutivo, sin intervención de los tribunales, con la condición de que “se consideren esenciales e indispensables para garantizar el derecho a la vida y la seguridad del Estado”. La Asamblea Nacional sancionó una reforma que permite al gobierno tomar en forma inmediata, mientras dure el proceso de expropiación, cualquier tipo de establecimiento comercial si ha incurrido en prácticas como especular, remarcar precios, “u otro ilícito que restrinja la libre circulación de bienes y servicios”.

 

El “Plan de desarrollo económico y social de la nación” para los años comprendidos entre 2007 y 2013 contempla la nacionalización de todos los sectores estratégicos de la economía nacional. El Estado, dice el plan, debe conservar “el control total de las actividades productivas que sean de valor estratégico para el desarrollo del país.

 

Con esas leyes en la manos, el finado Presidente anterior se sintió dueño del país, sin ninguna obligación de respetar la propiedad privada y allí no se salvo nadie. Desde el 2006 procedió a expropiar, en la mayoría de los caso a despojar o a usar una figura “borderline”-como le gustaban a él-, llamada “retomar la propiedad del estado venezolano”, según la cual las tierras que no demostraran su cadena de propiedad desde los tiempos de la colonia, pertenecían al estado venezolano.

 

Fincas productivas, con reservas ecológicas, centros de estudio, como el Hato El Charcote, las fincas Agroflora, Hacienda Bolívar, Mostrenco, cientos de hatos fueron tomados a la brava, destruyendo en la mayoría de los casos lo que había llevado décadas construir. Se parcelaron para los llamados “fundos zamoranos”, que nunca llegaron a ser unidades productivas y hoy están casi todos abandonados.

 

En 2010, por ejemplo, se tomaron 47 fundos en la zona sur del Lago de Maracaibo, conocida por la producción de carne, leche y plátano porque dijeron que el 50% de las tierras de la zona estaba en manos de un 4% de dueños, lo cual es “totalmente inequitativo”. Al gobierno le pareció más equitativo el saqueo de esas tierras que hoy están yermas y sin producción.

 

Las tierras fértiles de los valles de Aragua y Carabobo, con legítimos dueños, sembradas mayormente de la caña de azúcar que alimentaba los centrales azucareros de la zona, fueron expropiadas para la “soberanía alimentaria” que nos iba a traer la sociedad nada menos que con Bielorrusia, un país del que la mayoría de los venezolanos no había oído hablar antes que el finado, cual Colón, lo descubriera. O mejor dicho, que el vivo bielorruso descubriera a este país suramericano sentado en un charco de petróleo. Instalaron grandes carpas porque iban a sembrar pimentones, cebollas, ají dulce, tomates. Hoy, las carpas solo albergan monte. Igual paso con los despojos a productores del valle de Tucutunemo y del sur de Aragua.

 

Estamos hablando de más de 3 millones de hectáreas de tierras fértiles, con vocación agrícola y pecuaria, que estaban en plena producción y que ahora no extraen ni un kilo de yuca. Con el cuento cazabobos de la “soberanía alimentaria”, el país importa hoy en día el 72% de todo lo que consume.

 

El gobierno lo paga en mercados internacionales, en dólares, y después muchas de esas compras hechas bajo la presión del desabastecimiento, se pierde en el camino de la comisión, del container abandonado en el puerto, de la pudrición por falta de distribución a tiempo.

 

El gobierno ha expropiado todas las torrefactoras de café ( sin ninguna razón, estaban en plena producción y abastecían el mercado); la planta de arroz Cargill, Molinos Nacionales Monaca (que por esto no hay Harina Juana y ni Robin Hood), Lácteos Los Andes (recientemente declarada en quiebra), Lácteos San Simón, silos de Tiquire Flores, Industrias Diana C.A., Grupo Friosa, Industria Venezolana Maicera Pronutricos, Industria Venezolana Maicera Proarepa, Féxtun S.A., Parmalat Venezuela C.A., Alimentos El Faro C.A., Demaseca, diez centrales azucareros. Y a Polar le ha expropiado varios galpones e intervenido plantas, obligándola a distribuir el producto como bien le parezca al funcionario de turno.

 

También expropia patios de almacenaje en puertos y empresas, la cadena de Hipermercados Éxito y Cada. Y también le pone la mano a Agroisleña, la empresa que dotaba de insumos al sector agropecuario, proveyéndolo de más créditos que un banco.

 

También fueron “intervenidas” 1.500 Has. de tierras de la multinacional papelera irlandesa Smurfit Kappa, “para sembrar caraotas, maíz, sorgo, yuca, ñame”, según el finado. Hoy, el gobierno está importando 500 millones de rollos de papel toilette. El Ministro a cargo dice que los consumidores compran de más este producto. Claro, como el venezolano está comiendo tanto y tan bien como dice el gobierno, también necesita más papel ¿no?

 

Lorenzo Mendoza ha pedido que le entreguen, alquiladas o vendidas, dos de la plantas de harina de maíz que el gobierno expropio y hoy están cerradas, que él las pone a máxima producción en 12 meses. En su reunión con el alto gobierno ha pedido liberación de dólares para importar lo que el sector requiere, garantía de suministro de maíz y arroz; rectificación de precios, ninguna empresa puede trabajar a pérdida (¿oíste, Jaua?).

 

Ojalá de esta reunión salga en claro una conclusión: zapatero a tus zapatos. Polar a hacer lo que hace desde hace 72 años: producir. Y los nuevos que están en el gobierno a trabajar para que todos los venezolanos podamos hacer mercado, sin inflación ni desabastecimiento.

 

Confío en que quedó claro quién fue el “barbarazo” que robó el queso, quien lo produce, donde está y que hay que hacer para que todos lo comamos.

 

Charitorojas2010@hotmail.com

Twitter:@charitorojas

 

 

Fuente: ND

Por Charito Rojas

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