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Políticas económicas de Donald Trump y Hillary Clinton

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Políticas económicas de Donald Trump y Hillary Clinton

José Grasso Vecchio

 

El próximo 8 de Noviembre, los estadounidenses elegirán entre Donald Trump y Hillary Clinton para suceder a Barack Obama en la presidencia. En sus discursos los candidatos han sido duros el uno con el otro, atacando no solo las propuestas del contrincante, sino también su carácter y moralidad. Clinton cuestiona reiteradamente el carácter de Trump y alega que no es apto para ejercer la presidencia. Trump por su parte se refiere a Clinton públicamente como “crooked Hillary” (insinuando que es deshonesta). Hasta ahora Clinton parece llevar una ventaja de alrededor de 5%, pero la realidad es que los dos candidatos producen descontento en amplios sectores del electorado. Según Gallup, 42% y 33% de la población tienen una opinión altamente negativa de Trump y Clinton respectivamente. Estos son los ratings negativos más altos desde al menos el año 1956. En comparación, cuando George W. Bush fue escogido para su segundo mandato, solo un 23% lo veía como altamente negativo. Probablemente, esta seguirá siendo una campaña negativa donde los ataques personales entre los candidatos continuarán escalando.

 

 

 

En este contexto, en ICG Consultores consideramos que es importante mantener la perspectiva y evaluar objetivamente las políticas económicas de los candidatos. En las próximas semanas continuaremos analizando diversas áreas de sus propuestas. Hoy comenzamos evaluando sus propuestas en materia de impuestos.

 

 

 

Situación actual

 

 

 

Uno de los pocos puntos en el que concuerdan Trump y Clinton es en la necesidad de renovar la infraestructura de Estados Unidos. Clinton propone la creación de un banco de infraestructura al que el gobierno capitalizaría con $25.000 millones, y el gasto de $275.000 millones en 5 años para este fin.  Trump ha hablado de invertir hasta $500.000 millones en esta renovación. Pero los candidatos difieren claramente en cómo financiar estos y otros proyectos de sus gobiernos. Clinton planea hacerlo a través de incrementos en impuestos y de cerrar caminos para que las corporaciones y multimillonarios reduzcan injustamente sus pagos. Trump ha propuesto reducir los impuestos a corporaciones e individuos a gran escala, por lo que en el corto plazo se financiaría a través de deuda. A continuación daremos más detalles de estas propuestas, pero antes  proveeremos algunos datos a manera de dar contexto a la discusión.

 

 

En Estados Unidos, el ingreso de las personas naturales está sujeto a 7 tasas de impuestos dependiendo de su nivel. La más baja, de 10%, es para ingresos hasta $9.275. La más alta, 39,6%, se aplica a ingresos superiores a $415.050. En el caso de herencias, aquellas que superan $5.450.000 pagan una tasa de entre 18% y 40%. Las compañías pagan una tasa de 35% sobre sus ganancias, aunque muchas logran pagar considerablemente menos.

 

 

 

Plan de impuestos de Donald Trump

 

 

 

La premisa fundamental de la campaña de Trump en este punto es que los altos impuestos que se pagan en el país desincentivan la actividad económica. Inicialmente propuso un plan bastante agresivo, en el que simplificaba la estructura de impuestos a sólo 3 tasas (contra 7 actualmente), situando la más baja en 10%, y la más alta en 25%. Recientemente, en un intento de alinear su política fiscal con el partido Republicano y aminorar el fuerte déficit presupuestario que esta propuesta implicaría, modificó estas 3 tasas a 12%, 25%, y 33%. Trump eliminaría el impuesto mínimo alternativo, cuyo propósito es que las personas de altos ingresos no dejen de pagar lo que les corresponde a través de deducciones y de lagunas en el código de impuestos. También propone que los gastos asociados a la crianza de niños cuenten 100% como deducciones de ingresos para efectos fiscales. Esta última medida ha sido criticada por la campaña de Clinton, puesto que los más pobres que no tienen ingresos suficientes para pagar impuestos no se verían beneficiados.

 

 

 

En cuanto a las ganancias corporativas, la propuesta de Trump es significativa. El candidato Republicano planea llevar la tasa impositiva del 35% actual a sólo 15%. Además ha hablado de cobrar un impuesto de 10% para que las compañías estadounidenses repatrien el efectivo que actualmente tienen en otros países. Bajo las condiciones actuales, estas compañías deben pagar un impuesto más alto que depende de la tasa que ya hayan pagado en jurisdicciones extranjeras. Algunos reportes hablan de que compañías estadounidenses tienen más de $2 billones en el extranjero. Otro beneficio que Trump ha sugerido para compañías es que estas puedan aplicar el costo de sus inversiones (por ejemplo la compra de un edificio) como un gasto en el ejercicio fiscal en que sean realizadas. Actualmente el código de impuestos establece que estos activos deben ser depreciados en varios años.

 

 

 

Con respecto al impuesto sobre herencias, Trump propone eliminarlo totalmente. El candidato opina que los estadounidenses pagan impuestos toda su vida y que no deberían pagarlos al morir. Esta propuesta ha sido criticada por beneficiar solo a las familias más afluentes. Menos de 1% de las herencias alcanza el límite para tener que pagar impuestos. Clinton ha dicho que la propuesta sería un “descuento para Trump y sus amigos”, haciendo énfasis en que los herederos de Trump ahorrarían una suma considerable de dinero con este cambio.

 

 

 

Plan fiscal de Hillary Clinton:

 

 

 

Hillary Clinton, por su lado, propone que todos, incluyendo las corporaciones grandes y los multimillonarios deben pagar su cuota justa de impuestos. En tal sentido, propone un incremento de 4% en el impuesto sobre los ingresos que superen los $5 millones. Esto resultaría en una tasa de 44% por cada dólar que supere este monto. No implementaría mayores cambios en la tasa de impuestos que pagan la clase media y baja. Clinton también apoya la llamada “Regla Buffet”, que propone que aquellos individuos con ingresos superiores a $1 millón paguen una tasa mínima de 30% de sus ingresos en impuestos. De esta manera se evitaría que los más ricos puedan hacer uso de herramientas para pagar una tasa de impuestos inferior a la que pagan personas con menos ingresos. Esto es en efecto un Impuesto Mínimo Alternativo como el que Trump plantea repeler.

 

 

 

De igual manera, propone aumentar la tasa máxima del impuesto sobre herencias a 45%, y reducir a $3,5 millones el monto sobre el cual se cobra el impuesto. La candidata demócrata también aumentaría a 6 años el plazo que debe mantenerse una inversión para pagar una tasa reducida por apreciación de capital (actualmente es uno). Otra propuesta es aumentar los créditos fiscales que reciben los padres por los costos asociados a la crianza de los hijos. A diferencia de la propuesta de Trump en esta área, los créditos fiscales permiten que las personas con muy bajos ingresos que no pagan impuestos, reciban un reembolso por estos gastos.

 

 

 

Clinton mantendría la tasa de impuestos para ingresos corporativos al mismo nivel que está el día de hoy. Ha sido también bastante dura a la hora de hablar de los “Tax Inversions”, la técnica a través de la cual compañías estadounidenses han estado mudando sus casas matrices a otros países donde las tasas de impuestos son menores. Clinton plantea limitar esta práctica y propone cobrar a las compañías que la hagan un impuesto de salida sobre las ganancias que no hayan repatriado anteriormente. Este año hemos visto notorios intentos de realizar estas operaciones, incluyendo el intento de Pfizer de comprar Allergan para llevar su casa matriz a Irlanda. Clinton también ha hablado de ofrecer incentivos fiscales a compañías que se esfuercen en distribuir sus ganancias entre sus empleados, presumiblemente a través de incrementos salariales u otras compensaciones.

 

 

 

Implicaciones de las políticas fiscales de ambos candidatos

 

 

 

Las políticas propuestas por Donald Trump a primera vista proveerían un fuerte estímulo a la actividad económica. Sin embargo, podrían crear una crisis presupuestaria en Estados Unidos y diezmar la credibilidad en la responsabilidad fiscal de este país. Según el Congressional Budget Office, la agencia federal que da análisis económico y del presupuesto al Congreso, el Gobierno estadounidense tendría un déficit presupuestario de $534.000 millones en 2016. Esto dejaría la deuda pública del estado en $14 billones.  Desde el año 2001, Estados Unidos ha experimentado déficits presupuestarios que tocaron un pico de $1,5 billones en 2009 (alrededor de 10% del PIB) como consecuencia de las medidas para frenar la crisis financiera y gran recesión. Esto llevó la deuda pública de $3,3 billones en 2001, a $13,1 billones el año pasado. El indicador deuda/PIB ya supera el 100%. No muchos países pudieran mantener la credibilidad en sus políticas fiscales con tal incremento. Estados Unidos lo ha logrado hasta ahora, pero esta confianza no es incondicional. El Tax Policy Center estimó que el plan anterior de Trump (antes de modificar las tasas como discutimos) reduciría los ingresos fiscales por $9,5 billones en 10 años. Con la última modificación esta reducción será menor pero igual significativa. La apuesta de Trump sería que el estímulo de sus políticas a la economía expandan los ingresos y por lo tanto la base sobre la cual se calculan los impuestos. La pregunta es, ¿Será suficiente el incremento en ingresos a mediano plazo para hacer manejable el inevitable aumento de la deuda a corto plazo? Los riesgos son altos y por tanto consideramos que el plan es muy agresivo.

 

 

 

En el caso de Hillary Clinton consideramos que las políticas fiscales que ha asomado son responsables desde un punto de vista estrictamente presupuestario. Según el Tax Policy Center sus políticas incrementarán los ingresos fiscales en más de $1 billón en 10 años. Esto al menos no desestabilizaría el presupuesto de la nación. Sin embargo, el plan de Clinton  también tiene sus problemas. Así como el recorte de impuestos propuesto por Trump daría un estímulo a la economía, las medidas de Clinton reducirían los incentivos para el trabajo y la inversión. La nueva tasa cercana al 44% de ingresos solo sería pagada por un porcentaje bastante reducido de la población, pero impuestos tan elevados dificultan atraer capital. Por tanto, ¿Serán suficientes los estímulos en obras como la renovación de infraestructura para contrarrestar el impacto negativo de los altos impuestos?

 

 

 

José Grasso Vecchio

Presidente ICG Consultores y del

Instituto Latinoamericano de Actualización Profesional ILAP

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