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Paciencia

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Paciencia

Dios mío, dame paciencia, ¡pero dámela ya! Frase que por contradictoria suena a exabrupto, pero después de 15 años de desastre la paciencia escasea tanto como el azúcar.

 

Resulta que unos y otros, gobierno y parte de la oposición nos piden precisamente lo mismo: paciencia. Los primeros nos dicen que ahora sí, que el país será productivo, que ahora es que viene lo bueno, mientras tanto el Monje y corresponsable de todo este desastre quiere salvar su pellejo diciendo que el problema es que Maduro no tiene liderazgo y que hay mucha corrupción.

 

Los segundos, tienen varios niveles para tasar nuestro «paciensómetro». Unos nos hablan de esperar el 19. Que no hay que buscar ningún tipo de atajo (ni siquiera los que están en la Constitución), así que ni siquiera pensar en el revocatorio. Otros sugieren esperar a las parlamentarias cosa que sonaría lógica si el deterioro no fuera tan avasallante y el colapso y la anarquía no nos estuvieran destruyendo en cámara rápida. Hay quien dice que mejor nos esperamos un poco más para el revocatorio y finalmente están las opciones de una constituyente con este CNE o procurar la renuncia del Presidente cuando en definitiva eso depende de él.

 

¿Hay salida? Visto lo visto, si la oposición no se unifica pareciera que no. Lo que está claro es que cualquier camino que se tome si no cuenta con la venia de todos será un fracaso. Cómo está el país, si esperamos el 19 la «tierra arrasada será una realidad». Las parlamentarias en el 15 con una oposición dividida en dos bloques perderá de todas – todas, el revocatorio en el 16 suena muy lejano y hasta ahora la renuncia es sólo una quimera de un bloque que quiere interpretar y «hacer algo» ante el malestar colectivo con la pésima gestión de Maduro no sólo en lo económico sino con la radicalización ante la disidencia.

 

La semana pasada Antonio Ledezma planteó algo que si bajaran las tensiones de uno y otro lado de la oposición suena lógico: hay que ponerse de acuerdo. Muchos analistas apuntan a que esto está muy lejos de cristalizarse porque las posiciones suenan irreconciliables. Ante esto nos preguntamos ¿por qué no consultan a la gente? Si algo funcionó bien y unificó a la oposición fueron las primarias. ¿Qué tal si ante la «crisis de apego» que tienen los ciudadanos con la dirigencia opositora porque esta no parece interpretar cuáles son sus «urgencias», se produce una «reconexión» tomándolos en cuenta?

 

Mecanismos hay muchos, con y sin CNE. Más o menos formales. Pero lo cierto es que hay que ir caminando hacia algún «evento» que cohesione, emocione y dé esperanzas de un cambio. Consultar a la gente, incorporar más sectores nunca será malo. Tal vez implique ceder cuotas de poder, pero la crisis aprieta y apremia… No nos pidan más paciencia.

 

mariaisabelparraga@gmail.com

 

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