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Oído al tambor: la fuerza moral corroe la dictadura y la transición es con los militares

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Oído al tambor: la fuerza moral corroe la dictadura y la transición es con los militares

 

En una crisis como la que vive Venezuela el papel que debe desempeñar la Fuerza Armada Nacional Bolivariana es un tema sensible. Algunos cuestionan lo que consideran ha sido su politización, muchos otros exigen que simplemente cumpla la función que le asigna la Constitución y, aunque cueste creerlo, también hay quien aplaude su defensa de la revolución. Pero, en una transición democrática, ¿cuál debe ser su rol?

 

 

Este precisamente fue el tema analizado en el ciclo de foros Encuentros por Venezuela el pasado jueves, 16 de julio. Los invitados a esta actividad que es organizada por la Asamblea Nacional fueron los chilenos Óscar Izurieta Ferrer, general de Ejército, excomandante en jefe del Ejército de Chile (2006-2010) y ex-subsecretario de Defensa Nacional de Chile (2010-2014), y el izquierdista José Antonio Viera-Gallo, abogado y uno de los dirigentes de la Unidad Popular más buscados por la dictadura militar de Augusto Pinochet (1973-1990).

 

 

Viera-Gallo planteó que las fuerzas democráticas deben tener confianza plena en el cambio de régimen. Sucederá cuando menos se espera —teoría del caos y la política de máxima presión— y eso es importante que la Fuerza Armada lo entienda. “Los militares tienen que pensar que no es para siempre el régimen [de Nicolás Maduro]. Por lo tanto, su actuación tiene que también tomar en cuenta la hipótesis de cambio”. Las fuerzas democráticas, además de tener una unidad de propósito, tienen que presentarse como la alternativa posible de gobierno, con las propuestas que darán solución a los problemas económicos y sociales del país. “No deben confrontar a la Fuerza Armada como institución, más bien deben mostrarse como una alternativa mejor a la situación que se vive en dictadura”, indicó.

 

 

El político chileno manifestó que la transición política puede asumir distintas formas, “inesperadas, difíciles, distintas”; así que las fuerzas democráticas deben tener flexibilidad táctica para moverse en circunstancias muy cambiantes. Señaló que la debilidad militar —que sostiene al régimen— se combate con la fuerza moral. “Esta es la fuerza que tienen los demócratas contra el totalitarismo. Porque la fuerza moral corroe la dictadura [de Maduro], deslegitimándolo”.

 

 

El general Izurieta Ferrer resaltó que en Chile se dieron varios factores que permitieron tener una transición ordenada. La primera fue que había un itinerario: el plebiscito. En su momento no todos los opositores al régimen de Pinochet estuvieron de acuerdo en participar. Cuba impulsaba la vía de la lucha armada a través del Frente Patriótico Manuel Rodríguez. Un segundo elemento fue que las Fuerzas Armadas chilenas eran un poder institucional. No estaba ideologizada, a pesar de que varios militares ocuparon cargos en el gobierno de Pinochet a nivel nacional y regional. Asimismo, destacó que la oposición chilena siempre manejó una transición con los militares, no contra los militares. “No hay transición contra la FANB, habrá transición con la FANB” —una consideración que coincide con la propuesta de Estados Unidos en la parte de las garantías del “Marco para la transición democrática de Venezuela”—.

 

 

El excomandante en jefe del Ejército de Chile sugirió que los casos sobre la violación de los derechos humanos deben ser tratados de manera inmediata. Igualmente, afirmó que la responsabilidad recae en los miembros del Alto Mando Militar, porque “la Fuerza Armada [en cualquier país] es disciplinada, no es fácil ir contra el Alto Mando”. Recordó que los militares aman su país, por lo que debe haber una evaluación entre el estamento militar y la clase política sobre “qué Fuerza Armada requiere Venezuela; qué papel quiere tener en la región; qué relación desea manejar con los países vecinos; qué rol aspira desempeñar internacionalmente; cómo quiere restablecer el control territorial de Venezuela”, después de 20 años de proclamar “independencia y patria socialista”.

 

 

También expresó que las protestas ciudadanas y las sanciones internacionales deben mostrar que “alargar la permanencia de la dictadura impacta en la vida de todos los venezolanos”, para que en el seno de la familia militar se genere un rechazo hacia la dictadura. “Toda presión al régimen se debe hacer al elemento fundamental, que es restarle el apoyo incondicional de la FANB”.

 

 

En cuanto al apoyo de Cuba a Maduro, el exsubsecretario de Defensa Nacional de Chile señaló que es un tema central y no ve una solución desde su posición. “Cuba es un tema muy complejo de solucionar, aunque siempre hay terceros países con los cuales se puede buscar una relación para que La Habana saque el pie del acelerador, pues es un elemento distorsionador para una transición en Venezuela”. Y sobre Rusia, manifestó que la relación con Maduro está enmarcada dentro del juego geopolítico (Crimea-Venezuela). Este vínculo con Moscú ha hecho que la FANB se haya equipado con muchos elementos producidos en Rusia, por lo que cabe preguntarse si eso será lo que necesita la FANB cuando ocurra la transición.

 

 

Al final, el general Izurieta Ferrer dijo que un nuevo gobierno democrático debe tener el objetivo de “sacar a los militares de la política, fortaleciendo el profesionalismo de la Fuerza Armada”.

 

 

Para el experimentado político Viera-Gallo lo primero es tener la seguridad de que “las cosas cambian”. Segundo, crear las capacidades para ser una alternativa de gobierno sin confrontar la institución militar. Y, tercero, transformar la debilidad momentánea en fuerza moral.

 

 

 Antonio de la Cruz

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