Narniazuela
diciembre 23, 2017 9:14 am

 

Caminando hace unos dias con una amiga alguien nos preguntó de dónde veníamos. Habíamos estado hablando largo y tendido sobre la situación en nuestro país, y la respuesta de ella fue: de ¡Narnia!

 

 

Narnia es ese mundo ficticio de una serie de películas de Disney, donde las fuerzas del bien se enfrentan a las fuerzas oscuras, que pareciera describir como nos sentimos un sin número de venezolanos en el exterior cuando tratamos de explicar lo que sucede en nuestro querido país.

 

 

 

Y es que, quien no sigue de cerca la dinámica política, económica y social venezolana, podría pensar que hemos enloquecido, y que el autobús que contiene a casi 30 millones de personas, está siendo empujado por Nicolás el Villano, el cabecilla de las fuerzas oscuras, hacia un profundo abismo, metiendo el pie en el acelerador incontenible de violaciones a la Constitución, mientras los pasajeros caen, gritan, lloran, o se lanzan por las ventanas. Su objetivo es uno solo, el desenlace acelerado del cuento que él cree será a su favor. Mientras esto sucede, termina de aplastar a toda especie de oposición y le roba la esperanza a la gente, mantiene el escenario cómodo de dialogante, donde nadie puede ponerlo contra la pared porque esta envalentonado con su ANC, sus gobernaciones y alcaldías tramposamente ganadas, y distrae una vez más a la comunidad internacional, que se ha dejado envolver en la historia, en espera de algún resultado que justifique el tiempo que le siguen dando a la Narcodictadura.

 

 

 

 

Del otro lado del cuento, están los que se dicen “las fuerzas del bien”, de las cuales no tengo clara todavía cuantas especies son, pero si más o menos como atacan y se defienden:

 

 

Empezamos por los que se llaman así mismos “los Untados por el pueblo”, es decir, aquellos que han conformado el grupo negociador que se creen los representantes de todos los venezolanos decentes, y que, aunque los lleven en el tubo de escape del bus, restregándole lo que pueden hacer con ellos, quitándole los “espacios que no se pueden abandonar” o diciéndoles incluso que dejaran a sus partidos fuera de competencia, ellos siguen empecinados en sentarse con sus verdugos, e incluso le preguntan porque los tratan tan mal. A los untados, no se les puede criticar ni contradecir, porque enseguida ponen a sus guerreros del teclado a insultar, retar, intimidar y descalificar hasta al más pintado.

 

 

 

Luego están los supuestos “separatistas”, aquellos que no están de acuerdo con seguirle dando espacio y tiempo al régimen que ya tiene más de un año dialogando porque Venezuela no tiene más tiempo, y quieren, a través del endurecimiento interno de las posturas políticas y del externo, por medio de la exigencia de más acciones inmediatas por parte de la Comunidad Internacional, buscar salir lo antes posible de las fuerzas oscuras. A los tiranos, ni el aire fresco se le puede conceder hasta que hayan firmado su capitulación. Algunos separatistas hablan incluso de injerencia humanitaria y son pues, perseguidos del régimen y objetivo a neutralizar por los “untados”.

 

 

Seguimos con los denominados “juramentados por el mal”, que son los gobernadores y alcaldes electos de la oposición, que para “no perder espacios”, fueron a juramentarse ante la ilegitima Asamblea Nacional Constituyente, y los llamados de “oposición oficialista”, que son aquellos que no han tenido ningún tipo de aspaviento en decir que pueden cohabitar con la Narcodictadura y seguramente habrá otros especímenes.

 

 

 

Mientras tanto, Pedro, María, Luis y Ana, los Peter, Susan, Edmund y Lucy de Narnia, es decir, la gente, los ciudadanos, o como les gusta a los populistas decirles: “el pueblo”, van de un lado al otro como zombies, desesperados por subsistir, por llenar la panza y conseguir tratamientos médicos, muchos hurgando en la basura, otros desmayándose en las colas, otros enterrando muertos, y todos, con la mayor tristeza en el rostro que se ha visto en la historia de nuestro país. No hay gas, no hay agua, no hay luz, no hay gasolina, no hay transporte decente, los vehículos se están parando por falta de repuestos, no hay dinero en efectivo y la hiperinflación ha hecho que el valor del huevo de gallina diario, sea una referencia de cómo suben los alimentos de sol en sol.

 

 

 

Según Cáritas de Venezuela, aproximadamente 4,5 millones de venezolanos comen una vez al día y a veces cada dos días. El 80% de los 30 millones de habitantes, solo come dos veces al día y en su mayoría, con mal balance nutritivo. Semanalmente mueren entre 5 y 6 niños por desnutrición y han hecho una proyección de que aproximadamente 280.000 niños pueden morir por falta de alimentos. El 33% de la población infantil ya presenta retardo en el crecimiento, y el daño físico y mental ya es irreversible.

 

 

 

Es decir, mientras los “Untados” se reúnen de mes en mes con los tiranos, los juramentados por el mal y la oposición oficialista ya habla de candidaturas presidenciales y los separatistas son tratados como “lepra”, mueren en Venezuela aproximadamente 180 niños desnutridos mensualmente, no se sabe cuantos enfermos fallecen por falta de tratamientos médicos y ahora se habla poco de las cifras diarias de las victimas del hampa.

 

 

 

Y para finalizar la historia, falta el “Mago enviado por la ONU”, que se apersonó con su corbatica de lazo a pasearse de la mano de las fuerzas oscuras, y que ha prometido publicar su cuento de cómo en Narniazuela se vive feliz, porque la Narcodictadura es chévere.

 

 

 

La Navidad en Narniazuela se la llevó el NicoGrinch, pero esa ya es otra historia…

 

 

 Tamara Sujú Roa