Mientras todo pasa

Mientras todo pasa

Mientras no terminamos de llegar al fondo en una caída libre y sin paracaídas, mientras una epidemia hace estragos en la población y el Gobierno sólo se limita a recomendar que hagamos «el estornudo Ninja» como protección sin dar números de cuán grave es la situación, ni tener a mano las vacunas ni hacer cercos epidemiológicos, mientras la anarquía reina y a falta de justicia formal predomina la ley de la selva ejecutada por sicarios o por episodios de Fuenteovejuna (todos a una) en los que el linchamiento de los culpables parece ser la metodología a aplicar como en el reciente caso del autor del triple homicidio en Guaicoco, mientras nadie da respuesta por todos los ilícitos revelados en el «Silvagate», mientras continuamos sin poder salir de nuestros guetos particulares ante el temor de perder nuestra vida o ser secuestrados, mientras el presente y futuro de la libertad de expresión tiene grandes interrogantes, mientras las carreteras están destrozadas, mientras nuestras despensas están cada vez más vacías y lo poco que se consigue es con más dinero, mientras nuestras industrias están paralizadas y las importaciones son cada vez mayores, mientras los jerarcas cubanos se sienten como reyes de este patio, mientras necesitamos dinero prestado (y mucho) para continuar produciendo petróleo, mientras se utilizan los instrumentos judiciales para criminalizar la disidencia, mientras nuestros profesores universitarios tienen sueldos de miseria en lo que representa una inversión de valores, mientras los hospitales están en el piso, mientras el «mientras tanto» es la norma y la improvisación la metodología, al régimen lo único que le «mueve el piso» es jugar al Pollito Inglés con Capriles. «Un, dos tres, Pollito Inglés» y ¿dónde está el hombre? Se voltean y… «un, dos, tres, Pollito Inglés se le volvió a perder».

 

Están en una marca cerrada, por no decir que obsesiva. Eso pareciera ser lo que los mortifica y, por supuesto, los contactos internacionales que éste pueda hacer. Lo sucedido la semana pasada con la visita del excandidato a Colombia ha podido pasar desapercibido, sin embargo hicieron un ruido innecesario y poco conveniente que pareciera poner en evidencia un temor profundo a que se sepa la verdad. ¿Cuál verdad? Ahí está el detalle. ¿Será un resultado distinto de las elecciones? ¿Nexos con la guerrilla? ¿Corrupción? ¿Todas las anteriores?

 

Mientras todo pasa el Gobierno pareciera que no termina de arrancar, se quedó en el debate político, en la peleadera y en las «loqueteras» del pasado al hablar de envenenamientos, paramilitares que vienen a generar caos y el consabido y continuado golpe de Estado. Esos argumentos ya están gastados como cansada la gente de una pésima gestión.

mariaisabelparraga@gmail.com

 

Por María Isabel Párraga

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