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Memo a Edgar Zambrano

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Memo a Edgar Zambrano

Asunto: Diez comentarios sobre su penosa entrevista en NTN24

 

Sr. Zambrano:

 

Me refiero a su entrevista aquí:

 

 

1.- Me apresuro a expresarle mi alegría por el fin de la prisión y las torturas a las cuales usted fue sometido durante varios meses por la dictadura de Nicolás Maduro.

 

 

2.- Sin embargo debo decirle que ver su entrevista en NTN24 me ha producido una profunda sensación de pena ajena y de tristeza. De pena ajena porque pocas veces he visto y oído tanta incoherencia conceptual y tanto divorcio de los principios por parte de un representante de la oposición venezolana. De tristeza y compasión por nuestro pueblo, por tener que cifrar sus esperanzas de un mejor futuro en líderes débiles y mediocres como usted.

 

 

3.- No tengo nada personal en su contra, Sr. Zambrano. Creo advertir que es usted un buen padre de familia, un hombre de su casa. Pero no es a esa faceta de su persona de la que difiero sino la de su condición de político a tiempo completo, como usted mismo se ha definido en la entrevista, profesión de la cual se siente usted orgulloso. La ejerce usted apegado a algunas malas costumbres tradicionales en la política venezolana, caracterizadas por solidaridades automáticas que con frecuencia chocan con los más elementales principios éticos. En la entrevista muestra usted un vigoroso sentido de clan con sus compañeros políticos de la falsa oposición, quienes han decidido instalar sus tiendas bajo la sombra de la dictadura.

 

 

4.- Al iniciar su entrevista, sin esperar la pregunta inicial de la periodista, usted se lanzó con un extenso discurso sobre las acciones y esfuerzos de amigos de “toda la policromía política” y familiares “rodando por todas las partes del mundo” para lograr su libertad. Habló y habló hasta que la periodista tuvo que interrumpirlo para poder hacerle su primera pregunta. Parece evidente que ese discurso inicial, bastante rebuscado y de excesiva cursilería, fue planificado por usted a fin de restarle importancia a lo que parece ser evidente, que usted fue un peón entregable en el indigno ajedrez jugado entre Maduro y los buscadores de notoriedad quienes se arrodillaron frente a la dictadura.

 

 

5.- La excelente periodista le hizo notar que no podía ocultarse la estrecha relación entre el acto de su liberación y la lastimosa iniciativa de Zambrano, Mujica, Fermín y de sus acompañantes. En respuesta a la pregunta directa de la periodista usted se refirió a ese grupo como sus “compañeros de partido”, como miembros de una familia política venezolana que ha estado junta por mucho tiempo.

 

 

6.- Habló usted en un idioma político barato, el cual debería desaparecer de nuestra escena política pero mucho me temo que no continuará presente. Al ser preguntado si estaba de acuerdo con la iniciativa de quienes se arrodillaron frente a Maduro dijo usted que si bien la acción había sido “unilateral” estaba destinada a buscar una solución no violenta.

 

 

En lugar de censurarla usted nos recomendó esperar el desarrollo de los acontecimientos.

 

 

Validó usted la presencia en el poder que ejerce Maduro apoyado por la fuerza bruta y habló de la rendición de Zambrano y compañía como una acción política aceptable, tendiente a modificar el cuadro político venezolano. Al hablar de esta forma, sin referirse jamás a la inmoralidad de tal evento, usted reconoció a Maduro como interlocutor legítimo, lo cual va de frente contra lo que sostiene la oposición de la cual usted forma(ba) parte. Usted decidió chapotear en el pantano que une a Maduro con la falsa oposición. Dijo usted, abandonando su derecho y deber de rebelarse en nombre de la justicia y de la ética, estar obligado “por la fuerza de los hechos” a concederle un espacio a la iniciativa traidora de Timoteo Zambrano y compañía.

 

 

Añadió usted que si esos compañeros “hablan con nosotros, entonces podremos lograr una dirección unidimensional, monolítica”. En otras palabras, usted abrió las puertas para una negociación con ese grupo. Dijo usted: “No somos tontos, somos políticos de oficio y estamos obligados a tener calma, a no ser inmediatistas, no ser extremistas, no ser radicales”, como si el ser digno y el rechazar componendas con la dictadura fuese extremismo.

 

 

7.- Cuando le preguntaron si usted creía en la buena voluntad de los secuestradores usted dijo que eso había que preguntarlo a Mandela, refiriéndose a eventos en otro país y otras circunstancias que no vienen al caso. Habló usted de las experiencias de Chile y de África del Sur a fin de justificar su sumisión y su entrega de principios dando por sentado equivalencias entre los eventos de esos dos países con la tragedia venezolana, lo cual es mentira. Tenemos que “valorar la historia”, dijo usted, “porque somos políticos a tiempo completo”. Por algo la llaman – cuando se ejerce como la ejerce usted – la segunda profesión más antigua del mundo.

 

 

8.- Su posición blandengue ante la dictadura no es nueva. Siempre me llamó la atención que usted siempre le pedía “audiencias” a Chávez para hablar de los presos políticos, utilizando un término típico de la Colonia, ciertamente impropio para enfrentarse a un déspota.

 

 

9.- Como vicepresidente de la Asamblea Nacional usted ha debido adoptar una postura más decidida en contra de la corrupta, cruel, inepta y narco-dictadura y rechazar la acción sumisa de sus “compañeros”. Al contrario, declaró estar dispuesto a reunirse con el “compañero” Timoteo Zambrano.

 

 

10.- Su postura en esta entrevista debe llevar a la renuncia a su posición en la Asamblea Nacional, a fin de preservar la credibilidad del gobierno interino de Juan Guaidó, el cual se ve hoy seriamente comprometido por sus declaraciones.

 

 

 

Gustavo Coronel

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