Las fotos de Guaidó y la unidad
abril 2, 2019 5:04 am

 

 

La semana pasada fueron divulgadas dos fotografías que merecen ser comentadas. En la primera aparece la señora Fabiana Rosales de Guaidó al lado del presidente Donald Trump y acompañada del vicepresidente Mike Pence en la Casa Blanca. La segunda recoge la imagen de Juan Guaidó rodeado de varios dirigentes políticos venezolanos de agrupaciones y partidos opositores.

 

 

 

En relación con la primera imagen, vale la pena destacar que la reunión fue en el Despacho Oval, en el cual el presidente de Estados Unidos recibe a los jefes de Estado. Igualmente, Melania Trump recibió a la señora de Guaidó en su residencia particular en Mar-a-Lago. Las imágenes envían un mensaje político claro: el gobierno norteamericano no solo reconoce a Juan Guaidó como presidente legítimo de Venezuela, sino que le brinda todo su apoyo político y diplomático. Asimismo, esto demuestra que el gobierno de Estados Unidos ve en Juan Guaidó a un político confiable en este proceso complejo que vive nuestro país.

 

 

En la segunda imagen aparece el presidente (e) en un acto en la casa del partido Acción Democrática, junto a dirigentes opositores de distintos partidos y agrupaciones políticas. Se envía un mensaje de unidad, necesario en estos momentos de tanta intolerancia. Más allá de las diferencias y de la diversidad de puntos de vista, debe destacarse el papel desempeñado por los partidos políticos y organizaciones que integran al movimiento opositor desde el triunfo en las elecciones parlamentarias del año 2015. La Asamblea Nacional –a través de las gestiones de Henry Ramos Allup, Julio Borges y Omar Barboza– pudo sobrevivir a la agresión judicial de la cual fue víctima, al despojarla progresivamente de sus facultades constitucionales. Incluso, se pudo evitar la amenaza de su disolución. Eso permitió llegar a la situación política que vivimos en la actualidad. Pero hay algo más: no hubiese sido posible consolidar alianzas internacionales si las democracias occidentales que apoyan a Venezuela hubiesen percibido una clase política opositora anarquizada. Es cierto que se han cometido errores; además, de notables aciertos. Lo fundamental ha sido comprender que sin unidad estratégica en el liderazgo opositor nada puede hacerse. Y actuar, claro está, en consecuencia.

 

 

Sin embargo, la fotografía que recoge el acto realizado en la casa de Acción Democrática ha recibido críticas intransigentes de un sector que descalifica a Juan Guaidó cuando la acción política de este no se ajusta a sus deseos. Las críticas más radicales se dirigen a cuestionar la presencia de varios de los dirigentes políticos que se encontraban en la tarima con Guaidó. Quienes lanzan los cuestionamientos se consideran ungidos de una facultad moral superior que les permite ser los árbitros inapelables en materia de decisión política. Ha desaparecido la necesaria amplitud para enfrentar una crisis tan aguda como la que vivimos.

 

 

En estos momentos debe preservarse la unidad. Cualquier disidencia debe manejarse con discreción para evitar obstaculizar el difícil camino hacia la libertad. Al observar con atención el juego político, se advierte un sentido de unidad entre quienes se encontraban en la tarima de la casa de Acción Democrática en torno al objetivo final señalado, el cual no es otro sino la celebración de elecciones libres. Este proceso requiere de un nuevo Consejo Supremo Electoral, la revisión del registro, la habilitación de todos los partidos y candidatos, y la eliminación de la ilegal asamblea nacional constituyente. Nada de esto será posible con la oposición dividida.

 

 

De lo que se trata es de recuperar la libertad y de rescatar las instituciones democráticas. Una muy importante es la Fuerza Armada, a la que hay que reiterarle, a los cuatro vientos, que, en democracia, tendrá un rol estelar: ayudar a construir un país que garantice la libertad a sus ciudadanos, independientemente de sus simpatías políticas y convicciones ideológicas.

 

 

Por su responsabilidad ante la historia, la Fuerza Armada debe ponderar, sin dogmatismos ideológicos ni consignas políticas, lo que conviene a los venezolanos. Ella está llamada a tener un papel relevante en una deseada y pacífica transición hacia la democracia, la cual permitirá que la reinstitucionalización del país sea viable, y que las jóvenes generaciones puedan educarse sin contratiempos.

 

 

Las fotos comentadas demuestran dos cosas. En primer lugar, que Juan Guaidó goza de apoyo y reconocimiento por parte de las potencias democráticas occidentales. Y, en segundo lugar, que la tendencia a criticar busca romper la unidad, lo que solo garantiza la permanencia de la dictadura. Es Guaidó, además, con una oposición unida, quien puede convencer a la institución castrense de su rol fundamental para recuperar la democracia.

 

 

Ramón Escovar León

@rescovar