La salida militar
agosto 16, 2017 7:24 am

“EEUU no se quedará cruzado de brazos ante un estado fallido y tiene muchas opciones para abordar el tema Venezuela”. Mike Pence, vicepresidente de Estados Unidos.

 

 

 

El gobierno venezolano ha encontrado una nueva razón para exaltar su faramalla patriotera: ante la declaración del presidente norteamericano Donald Trump de que “no descartaba acciones militares en Venezuela”, la batería antiaérea de declaraciones antiimperialistas se activó.

 

 

 

Maduro convocó a marcha, nuevamente buscaron a los empleados públicos, pagaron viáticos y autobuses, para llevar a una escuálida concurrencia a Miraflores para escuchar durante hora y media un discurso que se puede resumir así: “vamos a defender la patria con la vida porque somos los hijos de Chávez y de Bolívar” (en ese orden); además la cadena nacional fue aprovechada por el telonero Jorge Rodríguez para lanzar un discurso incendiario contra “los lacayos de los gringos, que serán castigados como vendepatria”. Todo esto adobado por un grupo musical que tocaba un son cubano, para complacer al presidente que hacía de maraquero. Muy serio el asunto.

 

 

 

Luego, el Ministro de la Defensa se lanzó (casi en cadena porque todos los canales lo trasmitieron en directo) un amenazante discurso donde habló de sus propias teorías de guerra y conspiración, pero aclarando que no iba a caer en comparar el poder de las fuerzas norteamericanas con las venezolanas. Menos mal. La fuerza armada venezolana, con muchos jugueticos nuevos, ha sido incapaz de defender al país y a los venezolanos de un grupo empoderado por encima de la voluntad de un pueblo. Más bien se ha convertido en un aparato represor, socio y custodio de la permanencia de los revolucionarios maduristas.

 

 

 

El asalto al cuartel Paramacay y la “amenaza” militar de Estados Unidos han sido conectadas para aplicar un operativo de exterminio de la protesta opositora. Padrino López afirmó que son “estructuras criminales financiadas por el imperio norteamericano para derrocar al gobierno legítimo”. El presidente dio la orden a la espuria Asamblea Nacional Constituyente de “ponerle los ganchos a los guarimberos”. Bailando pegaditos, Maikel Moreno, presidente del TSJ, pidió a la ANC “50 años de cárcel para los traidores a la patria”.

 

 

 

Después de los sucesos en la Brigada Blindada y con la excusa de la invasión norteamericana, los órganos de inteligencia del estado han desatado una cacería de opositores. Sin ningún pudor por la legalidad, allanan y detienen, buscan presuntamente cómplices y armas robadas. Por primera vez, se denuncia una “Desaparición forzosa” ante la OEA y la ONU, nada menos que el General Raúl Isaías Baduel, quien fuera sacado de su celda y llevado a destino desconocido, sin que sus abogados ni familiares sepan hasta ahora, más de una semana después, dónde se encuentra.

 

 

 

Carabobo es un estado castigado duramente por el plan Zamora, que acabó con las protestas de calle apresando a cientos de opositores, mayoritariamente jóvenes, sometiéndolos a tratos crueles, juzgándolos por la justicia militar, recluyéndolos en cárceles con delincuentes comunes. Detuvieron al profesor Santiago Guevara, presuntamente por su amistad con el general Baduel; también a Carlos Graffe, un joven luchador y afecto a los medios pacíficos, quien cumple ya un mes recluido en Ramo Verde. El Foro Penal Venezolano denuncia 1.048 presos por participar en las protestas desde el 1° de abril. Y lo que enciende las alarmas del mundo democrático: 676 presos políticos vegetan en cárceles venezolanas por el único delito de oponerse al régimen chavo-madurista.

 

 

 

La Asamblea nombra a magistrados por la vía constitucional, y los 33 son perseguidos, están exiliados o presos. 21 alcaldes de oposición han sido enjuiciados y sancionados por las protestas o por cualquier razón inverosímil. Eso sí, ningún alcalde rojo ha sido tocado, ni que haya los más grandes disturbios en su municipio. Más de 130 muertos en las protesta, heridos, presos, más de dos millones de exiliados, una situación económica asfixiante y la inseguridad acechando. La burla gubernamental al sagrado poder popular del voto, impidiendo un revocatorio que el presidente perdía de calle, unas regionales caprichosamente retrasadas por el CNE, que demostró su complicidad con el gobierno, al montar en un mes una elección constituyente apoyada en su inconstitucionalidad por un TSJ usurpador de la constitución, y la posterior instalación de una ANC fraudulenta, son razones de peso para la decepción e impotencia que siente la oposición.

 

 

 

En una jugada típica de los malos, se convoca a una elección de gobernadores, en un plazo perentorio, donde el CNE no da tiempo ni espacio para que la oposición se organice y para que sus líderes convenzan al opositor desanimado por los reveses de la necesidad de participar en la única vía democrática posible a lo interno que es el voto, creando así una polémica divisionista.

 

 

 

Pero estas elecciones no pueden ser cortina de humo sobre la ola de represión. Valencia vive días y noches de terror con funcionarios encapuchados que penetran en las viviendas destrozando, apoderándose de laptops, documentos, celulares, dinero y hasta vehículos, deteniendo a personas sin formula judicial.. Así han detenido al presidente de Fetracarabobo, Omar Escalante, al presidente del Colegio de Enfermeros, Julio García, a la presidenta del Colegio de Contadores, Rosmary Di Pietro. A ellos se unen ciudadanos que han sido presentados a la opinión pública como parte de la “célula terrorista” del capitán Caguaripano, detenido en Caracas esta semana y cuyas fotos de fichaje policial presentan a una faz torturada. Era la imagen que las autoridades querían que todo el país viera, como una advertencia de lo que pasa cuando te opones al régimen.

 

 

 

El general González Lopez, jefe del Sebim, afirma que hay 18 detenidos y que están buscando a 23 más. En la lista se encuentran empresarios carabobeños, ex militares que conviven en la sociedad valenciana, periodistas en el exterior como Patricia Poleo. Lo cierto es que ya nadie duerme completo en Carabobo, al parecer todos quienes han estado involucrados en protestas de calle, ahora son perseguidos por “terroristas” y vinculados al robo y escondite de armas.

 

 

 

Con una ANC haciendo lo que le viene en gana sin autorización de los venezolanos y el aparato represor del gobierno en despiadada marcha, viene Estados Unidos y ofrece soluciones militares. Otra polémica más. Los líderes opositores deben decir que rechazan la intervención extranjera, es lo correcto. El Cardenal Urosa, con inspiración divina, dice que rechaza la intervención de cualquiera, “también de los cubanos”. En la opinión de muchos opositores desesperados, cualquier ayuda es bienvenida.

 

 

 

Indiscutiblemente, hay que detener esta marcha rápida hacia la dictadura de alguna manera. Como dijo el presidente, si no es por los votos será por las balas. Hasta ahora las balas han sido para el pueblo. ¿Será necesario que el Big Brother venga a poner orden en esta pea dictatorial?

 

 

 

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