La oposición y sus primarias

La oposición y sus primarias

 

Poco más de 7% del electorado acompañó las primarias de la oposición el pasado domingo, en un evento que tuvo un techo limitado porque solo se eligió una parte de los candidatos a las elecciones parlamentarias que deberían realizarse al menos en el último trimestre del año.

 

No fueron unas  primarias como para que la oposición lance cohetes y haga fiesta. Por decisión política que en la Mesa de la Unidad Democrática evaluaron como la correcta, pese a la inconformidad de algunos de sus actores, se privilegió el consenso entre los partidos por encima de la posibilidad de convocar a un gran evento que seguramente habría concitado mayor interés en el “mercado” electoral adverso al gobierno. Apostaron por lo seguro, por garantizar un importante nivel de acuerdos que no pusiera en riesgo una unidad difícil de consolidar, sobre todo en medio de las diferencias que aún persisten con respecto a las estrategias para enfrentar al gobierno.

 

 

¿Si se hubiesen realizado primarias opositoras en todos los circuitos, e incluso para los votos lista, otro habría sido el panorama, en cuanto a motivación y participación de los electores? Seguramente sí. El tema es el costo no solo económico para encarar un proceso de esas dimensiones, sino también el riesgo de que se pusieran de manifiesto, incluso pasionalmente, las grietas que existen entre el sector que el domingo acaparó el mayor número de candidatos, encabezado por Primero Justicia y Acción Democrática, frente al eje radical que integran Voluntad Popular y el grupo de María Corina Machado, acompañado con intermitencia por La Causa R.

 

La MUD, o mejor dicho, la amplia mayoría de sus integrantes, evitó con las primarias limitadas del domingo las secuelas de un proceso que, si bien ha podido ser de mayor impacto, pudo haberse traducido en secuelas que afectaran gravemente la cohesión de cara a las elecciones parlamentarias. Al final, y eso vale  también para el Partido Socialista Unido de Venezuela, lo determinante no será si un candidato es elegido o no en primarias, sino su mensaje, su propuesta y la evaluación que los electores hagan de él y los movimientos que lo respaldan.

 

 

Las primarias no deciden elecciones, son un hecho democrático que ciertamente estimula la participación pero no garantizan de por sí un resultado exitoso. Recordemos aquellas primarias socialcristianas en las cuales Oswaldo Álvarez Paz derrotó a Eduardo Fernández. Muchos lo daban como presidente. Pero Rafael Caldera, aclamado por el “chiripero” se le metió por los palos. En política, como siempre se dice, dos y dos no siempre son cuatro

 

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Como en toda elección, en estas primarias hubo ganadores y perdedores. Primero Justicia, Acción Democrática, Voluntad Popular y Un Nuevo Tiempo fueron los partidos que obtuvieron más triunfos en las primarias. Mientras que Copei, Proyecto Venezuela  y el movimiento Vente, de María Corina Machado, fueron los grandes perdedores. En el ámbito regional, el movimiento Cuentas Claras, de Enzo Scarano, se reveló como un factor emergente que logró barrer los vestigios del “salismo”. También se produjo la derrota de líderes políticos regionales como Walter Márquez en Táchira, Henrique Fernando Salas Feo en Carabobo, y Morel Rodríguez hijo en Margarita. Si bien el partido Alianza Bravo Pueblo, de Antonio Ledezma, perdió con sus dos únicos candidatos, no es de descartar que el alcalde metropolitano ocupe un puesto prominente en las listas por Caracas.

 

 

Como dijo Ramos Allup, y como seguramente dirán los dirigentes del PSUV después de sus primarias en el mes de junio, lo importante son las elecciones parlamentarias. Allí es donde se sabrá realmente si descontento popular es exactamente igual a voto opositor. O si maquinaria mata descontento. Esta carrera apenas comienza.

 

 

Conan Quintana

 

 

La muerte, terrible como elemento inevitable de la existencia, es más terrible aún cuando se lleva a un joven. Sobre todo cuando es producto de la violencia desatada por una delincuencia que nada a sus anchas en la impunidad, y trunca  vidas como las de Conan Quintana, delegado estudiantil al Consejo Universitario de la UPEL.

 

 

Esto de ver caer muchachos a manos del hampa ya se ha hecho demasiado común y cotidiano. Es peligroso que nos acostumbremos, que nos insensibilicemos y sustituyamos la persona, la historia de vida, por una cifra fría, por una estadística. Que sean atrapados los culpables. Es lo que primero se pide en estos casos, que haya justicia. Pero de nada sirve que se atrape a un asesino si seguimos sin políticas adecuadas para reducir la delincuencia y para hacer prevalecer la vida como valor superior.

 

 

 Nora Castañeda

 

 

Se ha ido una venezolana de excepción. Nora Castañeda, ucevista de toda la vida, luchadora por los derechos de la mujer, tuvo una vida de entrega a las ideas en las cuales creyó. Fue una docente muy querida en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de nuestra primera casa de estudios, pero no se limitó a la academia, sino que se vinculó a la lucha política y en particular a la reivindicación de la mujer venezolana. Y desde esa perspectiva actuó al frente del Banco de la Mujer. Nora, una mujer sencilla, de una inmensa humanidad, descansa ahora junto a su esposo, el profesor Jesús Rivero, otro investigador social que también supo cosechar grandes afectos. Y también descansa junto a su hijo Vladimir, que ya debe haberla recibido con el son que siempre lo acompañó. Nuestras condolencias a sus hijos y demás familiares.

 

Vladimir Villegas

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