La metamorfosis de un periodista

La metamorfosis de un periodista

Este era un joven periodista talentoso y provisto de unas ideas políticas que no le impedían ejercer su oficio con inteligencia, equilibrio y amplitud de criterio. Y eso, un imposible en la Venezuela de hoy, era moneda corriente en un tiempo tan cercano como tres lustros atrás porque el clima de convivencia daba para que los periodistas trabajaran en medios donde las diferencias con sus propietarios no conspiraban contra la factura de un periodismo comprometido con la verdad.

 

Entonces y también ahora, lejos de agudizarlas, las discrepancias se planteaban libremente (contratos colectivo, por ejemplo), generalmente se llegaba a acuerdos y había, en el respeto mutuo, el objetivo de desarrollar conjuntamente la línea informativa. En ese clima de convivencia nuestro reportero destacó rápidamente y su facultad, entre otras, para asumir en el ejercicio de la profesión, diversos puntos de vista acerca de un determinado tema, lo fueron convirtiendo en referencia de un periodismo crítico y liberado de cualquier sujeción ideológica, no se diga partidista.

 

Luego, cuando ese rasgo positivo de la democracia representativa se comenzó a modificar por el discurso disolvente y el país se entrampó en la polarización y el dilema hamletiano, nuestro joven reportero cayó rendido ante el influjo de aquel esquema simplificador. Decidió, entonces, echar por la borda una corta pero brillante carrera para alistarse en la televisora oficial, donde su ponderación, gracias al reflejo crítico y desenvuelto que aún permanecían en su forma de ejercer la profesión, contrastaba con el coro laudatorio de voces amaestradas reinante en esos predios. Por eso lo sacaron un rato de la pantalla, pero al tiempo lo dejaron entrar de nuevo al descubrir que conservaba cierto respeto en la otra porción del país escindido (a veces invitaba dirigentes de oposición a su programa) y eso contribuía a contrarrestar, sobre todo en campañas electorales, la imagen excluyente del aparato propagandístico estatal.

 

Pero como el asunto es dinámico y la insaciable máquina de moler cerebros es cada día más demandante, le ofrecieron una recompensa mayor a cambio de renunciar a los restos de independencia que aún mantenía y fue al sacrificio vencido por la vanidad. Ahora da un paso decisivo en su metamorfosis y anuncia el modelo militar centralizado como paradigma de los medios oficiales. Pero su gran problema es que no calza en el modelo estereotipado del típico barón rojo y cuando lo vemos en su forzado papel de querrequerre mediático, negando su honroso pasado profesional con mentiras propias de sus patronos y tratando de parecer lo que, en el fondo, nunca fue, pensamos que algún día recuperará la lucidez.

 

@rgiustia

Fuente: EU

 

Por Roberto Giusti

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