Hegemonía Comunicacional: Un atentado contra la democracia
enero 19, 2015 6:30 pm

Los medios de comunicación son parte intrínseca de la democracia, son habilitadores, catalizadores y en ocasión también detractores de la vida política de un país, constituyéndose así en las ventanas a través de las cuales la población tiene acceso a la información y sus enfoques, esto desde la línea editorial que cada medio define según sus intereses políticos, sociales o económicos.

 

En el marco de una sociedad donde privan las libertades y entre ellas la económica, donde un individuo o grupo, siguiendo algunos preceptos de ley puede fundar un medio de comunicación sin más trabas que aquellas establecidas en ella, sin embargo, el ejercicio del periodismo y la cobertura noticiosa supondrá una responsabilidad social que se asume al momento de su fundación.

 

Por su parte, los estados también participan de este mapa al establecer medios que le son propios y que representan y sirven en sus contenidos a los intereses comunes de todos  los ciudadanos, procurando hacerlo de una forma idealmente equilibrada, factual y veraz.

 

En el caso venezolano vemos como a lo largo de los últimos años el mapa de medios ha variado y porque, como el gobierno ha trabajado por hacer crecer su plataforma mediática y como el sector privado se ha visto constreñido y minimizado tanto en cantidad como en contenidos. Esto se debe a una clara y sistemática estrategia ejecutada por el ejecutivo nacional denominada“Estrategia de Hegemonía Comunicacional” que, tal como lo indica el concepto, supone la  dominación del mensaje oficial por encima de aquel que la “prensa libre” es capaz de compartir con la sociedad. Actualmente Venezuela  sufre de la dinámica y consecuencias que esto ha traído, así como el riesgo que en si mismo esto supone para el desarrollo y la continuidad de la democracia.

 

Los Medios de Comunicación en Venezuela

 

En los tiempos del gobierno de Eleazar López Contreras (1936-1941) y Marcos Pérez Jiménez (1946-1958)  el gobierno venezolano otorgó 27 permisos de radiodifusión sonora y 4 de televisión a sectores privados, con estos inicios el sector privado concentró en su mayoría el espectro radioeléctrico por lo que durante décadas el esquema mediático en Venezuela (y al que se suma la prensa escrita) estuvo dominada por este sector.

 

Si bien en el ámbito de lo público el estado se reservo un espacio en el concierto mediático este no llego a representar más del 20%, por lo que difícilmente el esquema podría denominarse un sistema “mixto” sino un sistema de medios donde la coexistencia de medios públicos y privados representaba una desigualdad entre el régimen privado-competitivo y del público-gubernamental.

 

En el ámbito televisivo (el de mayor penetración e impacto), dos plantas televisoras llegaron a concentrar el 85% de la inversión publicitaria y alcanzar un 66% de poder de transmisión, lo que los convertía de facto en los verdaderos dueños del espectro radioeléctrico venezolano[1]. Estas plantas televisoras con su impacto en los medios de mayor penetración y  el uso del poderoso mensaje audiovisual, manejaban también el 80%  de la elaboración de mensajes y contenidos.

 

En este sentido el crecimiento de los medios en Venezuela, donde poco a poco se le fue dando cabida a nuevos medios impresos y radioeléctricos, estuvo fundamentalmente en manos privadas mientras que los medios públicos, sin publicidad y dependientes de la inversión pública, no solo carecían de impacto en la audiencia y rating sino que cayeron en obsolescencia tecnológica y en víctimas de la corrupción y el uso de los mismos con fines fundamentalmente de apoyo a los procesos electorales a favor del partido de turno.

 

Esta realidad se mantuvo hasta inicios del siglo XXI cuando el gobierno del presidente Hugo Chavez inicia un proceso de fortalecimiento de la estructura mediática del estado, invirtiendo en nueva tecnología y ampliando la base de medios disponibles, abriendo con esto varios canales de TV (Ávila TV, ANTV – canal de la asamblea- TVES – televisora social – , FANBTV – Canal de la fuerza Armada – , CONciencia TV – canal de ciencia – , Vive TV, TELESUR – en contraposición a CNN y modelado por Al Jazeera-), emisoras de radio de alcance nacional, local, medios impresos y los llamados “medios comunitarios” (Radio y TV) para  multiplicar el alcance de la voz gubernamental.

 

Este crecimiento en los medios oficiales ha generado un nuevo mapa mediático y ha dado un giro en la relación entre el estado y los medios privados, formando parte de una estrategia concebida para ejercer control sobre lo que se comunica, como, cuando, donde y que.  Es lo que el propio gobierno llamó: La “Estrategia de Hegemonía Comunicacional”, reconociendo con esto la importancia de la comunicación como un factor crítico de éxito para el proyecto político e ideológico del Presidente Hugo Chavez y la llamada “Revolución Bolivariana” que pretende implantar el llamado “Socialismo del siglo XXI”.

 

Hegemonía comunicacional como estrategia de dominación en deterioro de la democracia y la buena gobernanza

 

“La democracia necesita medios de comunicación que no sean excluyentes, para así poder constituirse en vehículos universales de información, así como en su papel de Contralores Políticos. Todo ello, dentro de un ejercicio de una efectiva libertad de expresión.”[2]

 

Bajo esta declaración de Juan Ignacio García Rodríguez- Director Servicio Electoral de Chile, podemos reforzar la importancia que existe de instaurar  un sistema de comunicación plural, equilibrado, incluyente y libre que se convierta en la plataforma de exposición de las opciones políticas ante un electorado interesado por conocer sus alternativas.

 

La pluralidad en los contenidos que permiten al ciudadano formarse una opinión fundamentada al cruzar las diversas informaciones a las que está expuesto es fundamental para contribuir a una sana democracia.  Esto no supone olvidar que los medios privados son un negocio y están orientados por intereses particulares, así como los medios estatales deben asegurar la pluralidad de pensamiento reflejado en sus página o espacios de tiempo/aire, sin embargo, los desequilibrios son frecuentes y se requiere de una legislación que respetando los preceptos ya comentados, asegure precisamente la  posibilidad por parte del ciudadano a tener acceso a información veraz, oportuna y plural, particularmente en los medios estatales que pertenecen a todos los ciudadanos.

 

Los medios de comunicación son fundamentales para el sustento de una democracia y para el juego político-electoral, representando el canal a través del cual los electores tienen acceso al pensamiento y sentimiento de los candidatos, quienes en el ejercicio de la vocería estratégica para llevar su mensaje y persuadir con sus ideas, dependen de los medios para alcanzar masa crítica en la población con miras a ganar su respaldo. Por tanto, tratar de limitar las opciones atenta contra la libertad de elección que debe tener todo ciudadano para que, frente a una oferta informativa, este decida qué y de quien desea consumir el producto “información” o “mensaje”.

 

Ahora bien, se hace necesario establecer  reglas de juego claras que sobretodo protejan a ese ciudadano, por ende, los medios deben reconocer y respetar el rol y la responsabilidad que tienen para con la sociedad y por ello se hacen necesarias legislaciones equilibradas que permitan de forma consulta, establecer “reglas de juego” fundamentales.

 

El diálogo entre los actores políticos y sociales es objeto de escrutinio cotidiano por parte de los medios y en este sentido, los medios contribuyen a darle viabilidad a dicho proceso a través de facilitar la interacción que contribuye a la gobernanza de una nación, ahora bien para este fin, tanto el estado como los actores políticos deben comprender que la relación con los medios requiere estrategia y táctica aplicada, relacionamiento clave  y definición de aproximaciones bien pensadas y orquestadas para incidir de forma positiva en el logro de sus objetivos con los medios y con ello la posibilidad de llegar de forma favorable a la opinión pública.

 

Por otra parte debemos considerar que hoy por hoy la política es televisada y tiene visos de espectáculo, en este sentido los medios no escapan a la politización y al manejo de la “espectacularidad” del manejo de la información política. Algunos medios privados, aprovechando en el caos de la alta polarización política en la población, se aseguraron una audiencia fiel y contribuidora en consecuencia a sus fines de rating y con ello de atracción publicitaria. En el caso venezolano ciertamente algunos medios de comunicación privados, frente a la debacle y el practicamente inexistente rol de los partidos políticos, asumieron una postura que trascendía a su misión, lo que los llevo en muchos casos a extremos en el tratamiento informativo que terminó por perjudicar su propia credibilidad y legitimidad

 

La Situación

 

La llamada “Estrategia de Hegemonía Comunicacional” contempla su ejecución bajo 4 pilares fundamentales (no limitativos):

A.- Estructurar y consolidar de una amplia red de medios públicos a nivel internacional, nacional, regional y local

B.- Definir la agenda temática en sus medios para incidir sobre la agenda pública.

C.- Neutralizar los medios de comunicación privados  adversos al gobierno a través de diversas vías de presión (legal, económica, editorial)

D.-  Limitar el manejo de información proveniente de fuentes públicas a  los medios privados y el espacio para los líderes de la oposición.

 

A.- Estructurar y consolidar de una red de medios públicos

 

El gobierno nacional se dio a la tarea de hacer crecer el aparato comunicacional del estado rebautizándolo como el “Sistema Bolivariano

de Comunicación e Información”, dependiente del Ministerio del Poder Popular para la Comunicación e información, no solo

incrementó el número de medios disponibles con coberturas a nivel internacional, nacional, regional y local, sino que las inversiones

realizadas permitieron elevar la calidad técnica de los medios, su alcance y su integración en red para poder transmitir contenidos

creados a su vez por dicha plataforma. Venezuela llego incluso a lanzar un satélite de comunicaciones que permite incrementar el alcance e independencia para la transmisión de contenidos, con lo que se colocó en una posición de vanguardia a nivel mundial.

 

B.- Definir la agenda temática en sus medios  para incidir sobre la agenda pública.

 

A través de la actuación del Ministerio del Poder Popular para la Comunicación e Información y del partido de gobierno, el manejo integral de los contenidos para todos los medios es una tarea muy bien diseñada de cara a asegurar sinergia entre estos para la difusión de las informaciones que son del interés gubernamental. De esta manera, los espacios informativos responden al enfoque y el “framing” que el gobierno y su partido quiere darle a los asuntos de interés nacional.  Adicionalmente  a esto y como los medios del sistema público no transmiten publicidad comercial, los espacios se dedican fundamentalmente a la propaganda oficial. En el marco del contenido editorial, los medios del estado son utilizados como plataforma para el liderazgo político del partido de gobierno, y en los diversos procesos electorales que Venezuela ha atravesado en los últimos 15 años, el uso de tiempo/aire para el candidato oficial a significado una clara ventaja electoral en medio de las discusiones sobre peculado de uso.

 

El manejo de los contenidos se realiza con lineamientos muy estrictos en cuanto a programación, estilo, propaganda, mensaje y manejo de las transmisiones de eventos oficiales, de hecho, fue precursor el presidente Hugo Chavez en la transmisión del programa maratónico de hasta 8 horas de duración llamado “Aló Presidente” donde él mismo se encargaba de dirigir, moderar y presentar las informaciones de relevancia para el país todos los días Domingo.

 

Así también, y como parte del objetivo de incidir sobre el manejo de la agenda pública, el gobierno nacional haciendo uso de la atribución que la ley le permite para informar asuntos de estado críticos para la nación, hace uso sistemático y reiterado en proporciones no justificables de las “cadenas de radio y televisión”, obligando así a los medios radioeléctricos privados transmitan en simultaneo con la red de medios públicos todo aquel contenido que el gobierno quiere promocionar sobre su gestión. Esta recurrencia es realizada en “prime time” y en múltiples ocasiones en horarios donde se anticipan los eventos públicos de los partidos de oposición que tienen convocatoria mediática.

 

C.- Neutralizar los medios de comunicación adversos al gobierno a través de diversas vías de presión (legal, económica, editorial).

A lo largo de los últimos años el gobierno nacional ha procurado neutralizar la actuación de los medios de comunicación privados que le resultan hostiles por su alto nivel de crítica o porque simpatizan con la oposición otorgándoles tribuna para dirigirse al electorado, en este sentido, tal vez el hito más importante lo constituyó el cierre de Radio Caracas Televisión en el año 2007 cuando el gobierno aludió al vencimiento de la concesión para su no renovación sin mayor justificación, salvo la acusación de haber sido este canal “cómplice” del golpe de estado del año 2002.

 

A esto se le sumó por la vía legal la “Ley de Responsabilidad Social  para Radio y Televisión” (LEY RESORTE), en la que el estado se reserva el derecho de aprobar contenidos, horarios de transmisión, manejo de ciertas informaciones, etc. limitando con esto la posibilidad de los medios a transmitir cierto tipo de noticias en vivo, hacer ciertas coberturas y por obligación de ley tener que dar espacio gratuito a los mensajes de propaganda oficial.

 

Por otra parte y a través del control cambiario es el gobierno quien autoriza la posibilidad de comprar divisas para la importación de insumos esenciales para los medios como el papel periódico  para las imprentas por ejemplo, así como también, siendo el gobierno nacional uno de los anunciantes más importantes a nivel mediático a través de su publicidad oficial y la de todas las empresas del estado, desvió la compra de espacios  a los medios oficiales, disminuyendo a un mínimo la inversión publicitaria de todos sus entes en la prensa libre.

 

Cabe destacar que estas restricciones han hecho inviable la continuidad operativa de varios medios privados cuyas líneas editoriales podrían haberse calificado como “contrarias” o “críticas” al gobierno; frente a los escenarios de presión varios medios muy relevantes como la antigua “Cadena Capriles” y el diario “El Universal”  en medios impresos, así como “Televen” y “Globovisión” en la la TV, optaron por vender a grupos económicos señalados de estar conectados con el gobierno nacional debido a las amenazas, presiones o imposibilidad de llevar adelante el negocio de persistir su linea editorial. Posterior a la venta han sido notorios los cambios en sus líneas editoriales para “balancear” la información del acontecer nacional favoreciendo en su cobertura al gobierno nacional, disminuyendo la crítica y alineándose con la línea de los medios públicos, limitando así sus espacios de noticias y opinión y privilegiando los espacios de entretenimiento.

 

D.-  Limitar el manejo de información proveniente de fuentes públicas a  los medios privados y la exposición pública de opositores

 

El gobierno se reserva la información oficial y a sus voceros para apariciones y declaraciones solo en medios del estado o en lo que podríamos llamar ahora el nuevo mapa de “medios privados aliados”, limitando así el acceso a la información por parte de los medios privados cuya línea editorial resulta contraria a sus intereses.

 

Todas estas acciones se desprenden de la alta polarización de una sociedad  donde los  medios de comunicación privados dominaron la escena informativa y tuvieron un rol fundamental en los procesos políticos y electorales durante la segunda mitad del siglo XX, sin embargo, es precisamente esa influencia (que benefició de hecho al Hugo Chavez candidato) la que el gobierno pretende neutralizar con el fin de dominar la escena informativa y con el fin de asegurarse los espacios necesarios para la transmisión de sus mensajes y evitar la exposición pública de sus contrincantes políticos. Esto ha originado como resultado un proceso sistemático por parte del gobierno de dominación del espacio mediático con el fin de controlar contenidos, pero más importante, de restar espacios que habiliten la construcción de alternativas políticas en el imaginario colectivo del electorado.

 

Si consideramos que un político para ejercer su función pública depende de sus habilidades de comunicación y relacionamiento, también comprendemos entonces la estrecha vinculación que existe entre la política y los medios de comunicación como la herramienta masificadora del mensaje y que, dependiendo de las habilidades del candidato, podrá “conectar” con el electorado de cara a ser capaz de pintar una visión de la realidad y futuro posible que mueva a la población en una dirección concreta de apoyo hasta llegar al voto. El cercenar los espacios y coartar la posibilidad de exposición  a los opositores supone impedir el derecho del electorado a conocer sus opciones políticas y por tanto contribuye a debilitar la democracia.

 

Por otra parte y como respuesta a esta situación promovida desde el ejecutivo nacional, Venezuela ha registrado un repunte en el uso de las redes sociales y estas han sido utilizadas para “informar” a la oposición venezolana que se ha quedado limitada en espacios para expresar su posición frente a decisiones gubernamentales o simplemente para describir la realidad desde su perspectiva. Las redes han sido epicentro de la protesta pública y ha servido como medio alternativo para poder tener acceso a informaciones que solo a través de la web se pueden obtener, sin embargo, esto permite llegar (a veces de forma un tanto distorsionada y hasta extemporánea) solo a un porcentaje relativamente pequeño de la población que tiene acceso a la red, pues la penetración de internet aun es baja comparativamente hablando con otros países de la región.

 

En conclusión

 

Esta realidad define y caracteriza muy bien lo que supone para la democracia perder los espacios de discusión plural o la ventaja que representan el balance y contrabalance de poseer una diversidad de medios donde el ciudadano tenga la opción de exponerse al contenido que desee, que le permita nutrirse de una oferta plural para tener elementos que le permitan construirse un juicio de valor sobre la realidad que le rodea. En este sentido se identifica con claridad como los talantes autoritarios y hasta dictatoriales se definen por su necesidad de controlar el flujo de información con el fin de condicionar las percepciones de la sociedad en cuanto a su realidad, haciendo así un flaco favor al mantenimiento de una sana democracia.

 

La concentración de medios no facilita la democratización de la cultura política en las sociedades contemporáneas pues los medios permanecen reservados a un espectro limitado de actores sociales con afiliaciones políticas determinadas que condicionan el consumo de información según sus intereses,  cuando es el gobierno quien apunta a una esquema de dominación se inhibe la creación de sistemas de radiodifusión con autonomía editorial y apoyo financiero independiente, se adecuan las leyes para favorecer al estado quien utiliza sus atribuciones para tal fin,  facilitando un monopolio estatal de comunicación que debilita a la sociedad al inhibir el proceso de formación de juicios de valor fundamentados en una visión integral desde las diversas perspectivas que se podría construir a partir de un sistema abierto de información con medios privados y públicos en coexistencia.

 

Sin un sistema de medios equilibrados, los procesos políticos y electorales se ven perjudicados, limitando la libertad que tiene los ciudadanos a tomar decisiones sobre una amplia oferta informativa que les permita crearse un juicio de valor propio sobre su realidad, de tomar las mejores opciones y decisiones según sus intereses, pensamientos y sentimientos.

 

Es así que los gobiernos, partidos y políticos deben procurar comprender que en la dinámica de los medios, hoy cada vez mas “democratizados” con el internet y que a través de la vía digital procuran compensar las limitaciones impuestas al libre ejercicio y transito de la información de los medios tradicionales, son las habilidades, prácticas y estrategias las herramientas que deben ser consideradas para  lidiar en este campo, más que las vías restrictivas que pretenden criminalizar a quienes desde los medios pretenden compartir  información que le resulte disonante a los intereses de la instancia gubernamental.

 

Una sociedad democrática requiere un sistema de medios heterogéneo, plural y libre, donde conviva el régimen privado-competitivo y el público gubernamental haciendo un balance y contrabalance permanente en favor de la sostenibilidad democrática y la buena gobernanza.

 

Vale la pena recordar un pensamiento de Thomas Jefferson cuando dijo… “Si tuviera que decidir si debemos tener un gobierno sin periódicos o periódicos sin gobierno, no dudaría en preferir lo segundo”.

 

 

Por Thony Da Silva

[1] Maria de los A. Pérez – Monografía

[2] Juan Ignacio García Rodríguez- Director Servicio Electoral de Chile