Gracias David Letterman
mayo 22, 2015 6:10 am

El miércoles 20 de mayo de 2015 David Letterman hace su última aparición como conductor del Late Show con David Letterman y pone punto final a la agonía que significó (para quienes le seguimos durante tantos años) la cuenta regresiva al programa de despedida.

 

La conciencia de que el paso de cada programa en las últimas dos semanas me acercaba a la despedida definitiva del show me hizo agradecer que Televen (en dos ocasiones) terminara abruptamente las transmisiones de Ni Tan Tardey Chataing TV, los televidentes de mis programas no tuvieron que pasar por esa nostalgia anticipada.

 

Esta es una suerte de carta abierta de agradecimiento a quien sin saberlo marcó mi camino como comunicador, moldeó mi estilo, facilitó la identificación de mis fortalezas en radio y televisión, y sin duda me enseñó a escribir comedia, cómo redactar un chiste, decenas de ellos en menos de 24 horas, día tras día, de monólogo en monólogo, me enseñó a entender el sube y baja del negocio que escogí como forma de vida (el entretenimiento) y el compromiso y la seriedad que este demanda.

David Letterman nos deja un legado de 33 años para el formato talk show de televisión de medianoche; su compromiso con la irreverencia, su capacidad para desmontar minuto a minuto la rigidez de la televisión, el acercamiento a la actualidad noche a noche desde el humor, la integración del staff de producción a la vida misma del programa ante los ojos de los televidentes quienes los adoptamos como parte de nuestras familias marcaron en mi caso y el de mucho otros animadores en el mundo la ruta a seguir, la escuela que nos permitió encontrar un espacio propio.

 

El desenfado en la personalidad de Letterman, esa amargura recurrente, la facilidad con que se burló de sí mismo para luego divertirse con las historias de los demás me dejaron ver que conducir un programa era muchísimo más que atender un guión, mucho más que convertirme en prisionero de esos personajes impecables que frecuentemente inventa la televisión donde el maquillaje reprime lo que en verdad se lleva adentro, conducir un late show es identificarse con los distintos estados de ánimo que pueda tener un espectador, no tener miedo al ridículo, demostrar que el humor requiere de una importante dosis de inteligencia para quien lo genera y quien lo recibe, requiere velocidad mental, hacer de la entrevista más densa la más entretenida y viceversa, lograr mantener la expectativa del público que ansioso aguarda hasta las 11:30 pm para ver en qué forma serán abordados los temas del día.

 

La fotografía del grupo de productores, escritores, y técnicos que acompañaron a Letterman desde el principio resulta una inspiración, profesionales comprometidos con la misión de romper paradigmas, sorprender al televidente, reafirmar la televisión en su capacidad creadora e innovadora una y otra vez.

 

Durante dos décadas religiosamente vi el programa de Letterman como quien asistía a una clase en la universidad, todos los días al regresar de la radio, en las mañanas antes de continuar con mis actividades, me hizo entender los altos y bajos que supone la producción de un programa como el suyo o el mío, cómo hacerlos perdurar, cómo enfrentar le desgaste natural que conlleva el reto de poner una hora de televisión diaria cinco días a la semana.

 

Diez años atrás tuve la oportunidad de tener sesiones de trabajo con uno de sus escritores en Los Ángeles, Mike Gibonns, con quien compartí anécdotas y estrategias de producción durante semanas mientras ponía en marcha Ya Es Mediodía en China.

 

La primera de cuatro veces que asistí como público al Late Show pasé treinta minutos marcando el teléfono a las 9:00 de la mañana de un jueves buscando pescar stand by audience tickets a ver si corría con suerte y alguien dejaba puestos libres para entrar al estudio, y así fue, en cada ocasión fue emocionante observar cada paso en el proceso de producción, fotografiar mentalmente cada detalle para luego compartirlo con mi equipo de trabajo, comprender que la espontaneidad está casada con la disciplina para tener éxito en estos formatos televisivos.

 

Letterman se retira y con él se cierra una era en la televisión mundial, se despide dando paso a nuevos talentos que conviven con entusiasmo con las herramientas que promueve Internet. Su retiro me hace pensar en el mío. David me lleva exactamente 20 años. Aún me queda mucho camino por recorrer, muchos retos que alcanzar, pero sin duda esta será una referencia a la hora de saber cómo y cuándo parar.

Invité a mis compañeros de Chataing TV a ver la transmisión del último programa del Late Show with David Letterman, quiero vivir ese momento con ellos; nosotros salimos del aire en otras condiciones pero la emoción de ver partir a David junto a ellos (Jean Mary, Led, José Rafael, Manuel y Alex) lo hizo aún más especial.

 

Desde el pasado jueves en la mañana David no estará más, el vacío será inmenso, buscarlo en las grabaciones de shows anteriores no aplacará la ansiedad de recurrir al maestro. Por abrir mi mente, despertar mi imaginación, dejarme saber lo serio que es este trabajo de hacer reír, por influenciar positivamente mis 23 años de carrera, por acompañarnos a todos en las buenas y en las malas te estaré eternamente agradecido David Letterman.

 

Luis Chataing