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El guion del 2017

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El guion del 2017

 

A lo largo de la historia, quienes luchan por la justicia son siempre catalogados por los poderosos de turno como violentos y desestabilizadores. Jesús de Nazareth era un peligro para los intereses de las autoridades judías y romanas, y la acusación que le llevó a la muerte fue justamente la de ser un desestabilizador, pues su mensaje socavaba las bases de aquella dominación religiosa y política. Los cristianos que siguieron su ejemplo fueron por siglos estigmatizados como desestabilizadores, ya que su mensaje liberador era un peligro para un dominio fundado en la sumisión.

 

 

 

El gran argumento de los esclavistas era que la lucha de los esclavos por su libertad resultaba desestabilizadora para los intereses de grandes fortunas que descansaban sobre la explotación del hombre.

 

 

 

En nuestra independencia, los patriotas siempre fueron los violentos que no reconocían la hegemonía española. En Suráfrica, los miembros del Congreso Nacional Africano eran tildados por la oligarquía blanca de desestabilizadores, que se resistían a reconocer como gobierno a quienes realmente eran minoría. Su líder máximo, Nelson Mandela, estuvo 27 años en prisión por desestabilizador del “orden”. En Estados Unidos, el Movimiento contra la segregación racial fue siempre acusado de ser un peligroso factor de desestabilización para los intereses de los blancos y pudientes.

 

 

 

El ejemplo y la prédica del Arzobispo de San Salvador, Monseñor Oscar Romero resultaron demasiado incómodas para la “unión cívico-militar” que oprimía a su país en la década de los 80, y fue asesinado por desestabilizador. Hace un par de años, el Papa Francisco lo elevó a los altares, y hoy es recordado como el mártir del antimilitarismo latinoamericano

 

 

 

La historia está llena de ejemplos como los hasta aquí mencionados. Y a pesar de las diferencias, el hecho siempre es el mismo: para los poderosos, cualquiera que pregone un cambio es siempre violento y desestabilizador. Porque como bien lo afirma el teólogo José M. Castillo, la lucha por la justicia tiene que soportar la persecución, sencillamente porque los privilegiados por el actual estado de cosas es evidente que no pueden querer otra sociedad. En consecuencia, la búsqueda de la paz y la justicia es algo que no puede realizarse impunemente, porque al mismo tiempo que es una noticia de esperanza para la mayoría, es la amenaza más peligrosa para el status quo de los poderosos y gobierneros.

 

 

 

El señalar a quienes pregonan el cambio y la justicia como violentos y desestabilizadores, otorga a los opresores la excusa perfecta para actuar con violencia contra ellos. Y en esta práctica de cinismo proyectivo, los gobiernos débiles suelen ser los más radicales y represivos.

 

 

 

La razón de ello estriba justamente en la precaria autoridad que deriva de su debilidad. Como lo describió Montesquieu, la tiranía es la más violenta y menos poderosa de las formas de gobierno, precisamente porque, como observa Hanna Arendt, violencia y poder no son iguales. El poder legítimo no necesita de la violencia y la represión para ser temido, pues tiene el autoritas que sólo da la legitimidad que le otorga y reconoce el pueblo. A falta de la autoridad suficiente que proviene de la legitimidad popular, el único recurso es la violencia contra quienes se oponen a su mandato opresor, y de acusar de desestabilizadores a aquellos que han abrazado la causa de la dignidad y la justicia.

 

 

 

Maduro ha mostrado, en sus discursos y en la reciente modificación de su gabinete, que el guion para 2017 va a ser tratar de gobernar sin gente y de blindar el sistema de privilegios particulares al que llaman “revolución”, para lo cual reprimir a quien se oponga es condición indispensable. Por ello, lo que viene es la etiqueta de “desestabilizadores”, “violentos” e “inconstitucionales” a todos los que no aceptamos vivir de rodillas.

 

 

 

Nada nuevo. Los poderosos y las oligarquías actúan siempre con el mismo guion. Pero olvidan que al final, el guion también indica cuál suele ser siempre su desenlace.

 

 

 

Ángel Oropeza

@AngelOropeza182

 

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