logo azul

El «guacho» de la transición

Categorías

Opiniones

El «guacho» de la transición

El mensaje emitido por el presidente Hugo Chávez el 8 de diciembre de 2012, anunciando su cuarta intervención quirúrgica en menos de dos años, tendrá que ocupar algún día un lugar destacado en los estudios politológicos. Fue una joya de la visión y la oportunidad política pronunciada por un hombre plenamente consciente de la inminencia de su muerte.

 

Ese rasgo dramático anula por completo cualquier intención de confundir el sentido de la oportunidad con el mucho más corriente oportunismo. El desenlace de la historia personal del comandante ha demostrado que aquel fue el gesto extraordinario de un líder convencido de que le estaba hablando a sus seguidores por última vez. Póngase cualquiera en su lugar y verá que es una circunstancia escalofriante.

 

Viendo el país desde el ahora, aquella cadena de radio y televisión surge como la pieza clave de la tan cacareada transición, sobre la que muchos analistas, dirigentes opositores y hasta asomados gobernantes de otros países han pretendido dictar pautas. Chávez dibujó el mapa (el «guacho», como él solía decir, apelando al léxico militar) de su obligada salida de escena. Algo para lo que, por cierto, debe ser necesario tener bastante guáramo.

 

Chávez puso los puntos sobre las íes aquel «sábado por la noche», en el que a pesar de la tragedia implícita en su declaración, se permitió matizar con chanzas acerca de la añeja película de John Travolta y Olivia Newtton-John y elogiar la manera de bailar lambada de algunas de sus más cercanas colaboradoras. A quien no le quedó claro lo que el comandante quiso expresar en esa ocasión fue porque se negó tercamente a entender el mensaje.

 

Las precisas instrucciones que dejó el presidente ese día son la causa de que hoy el dolor de una enorme porción del pueblo esté inequívocamente canalizado. Es algo que hasta los antichavistas más rabiosos -esos que han hecho impúdicas celebraciones de la muerte- tendrían que agradecerle. Si el líder no hubiese marcado el rumbo de una manera tan definida y definitiva, es probable que las fuerzas telúricas del chavismo se hubiesen tornado incontrolables, incluso durante el período de silencio absoluto del mandatario, pero más ahora que ya no se encuentra entre nosotros.

 

Caminando el miércoles entre la multitud, compartiendo lágrimas y lemas, se podía comprobar que aquel mensaje del 8 de diciembre caló profundo en los chavistas. Todos entienden cuál es el rumbo que ha de seguir la verdadera transición -no la cacareada-. Cada uno sabe lo que tiene que hacer para que Chávez siga gobernando, aún después de muerto. Su última decisión política fue magistral. Algún día hasta sus enemigos se lo reconocerán.

 

clodoher@yahoo.com

Fuente: EU

 

Por Clodovaldo Hernández

Comparte esta noticia:

Contáctanos

Envíe sus comentarios, informaciones, preguntas, dudas y síguenos en nuestras redes sociales

Publicidad

Si desea obtener información acerca de
cómo publicar con nosotros puedes Escríbirnos

Nuestro Boletín de noticias

Suscríbase a nuestro boletín y le enviaremos por correo electrónico las últimas publicaciones.