Hollywood creó el estereotipo del magnicida galán, que enfrenta infinitos peligros y arranca la vida a un monarca o un presidente. Para tarea tan escabrosa, se requerían destrezas largamente superiores a las de un sicario común y corriente, o un atracador de viejitas. Aparte de valor, personalidad de acero, serenidad inmutable, cinismo, e inteligencia demoledora. Bien parecidos y tendiendo a maduros, Belmondo, Delon, Bruce Willis, Daniel Craig, auténticos gentleman. Mefistófeles que cobraban millones de dólares, lobos solitarios irrastreables, se alojaban en sitios de las mil y una noches, negociaban en francés, ruso o árabe; y sin que nadie los hubiera visto, gobernaban por intimidación en los medios terroristas y gansteriles globales. La cinta de Caton-Jones, El Chacal (1997) remake de la de Fred Zinnemann El día de El Chacal (1973), basadas en el best-seller de Forsytte, describen personajes que contrastan con los nuevos magnicidas barranquilleros.
Carlos, el maneto e inútil terrorista venezolano que hoy paga cadena perpetua en Francia, abusivamente se hizo llamar así. Pero el inspirador del personaje es Cha-rles Cal-throp que atentó contra De Gaulle y parece que se pasó por el bigote a Trujillo por órdenes de Betancourt, cosas que nunca se sabrán a ciencia cierta. Caton-Jones cuenta que las agencias de inteligencia rusa y americana acuden a los servicios de un alto exoficial de IRA (Richard Gere) para que los ayude a rastrear esa inaccesible sombra, El Chacal ( Willis). Y sólo la vieja culebra personal por una mujer hace que Gere se involucre en ubicarlo y liquidarlo. En la revolución bolivariana todo se ranchificó, incluso tan elegante oficio, y hoy los temibles magnicidas son muchachos escuálidos, medio petisos, mal alimentados barranquilleros, indoctos en artes marciales, atrapados en dormideras de mala muerte con el salario mínimo en el bolsillo. No podía esperarse otra cosa del «proceso».
Dos por precio de uno
Dos mil quinientos bolívares no les permitirían aprender a usar Nunchakus ni Katana. Tampoco seducir esas sofisticadas y bellas vampiresas, atraídas por hombres de acción con licencia para matar que toman martini «removido pero no revuelto». Nada del metálico y varonil aroma de Gucci Nobile entre las sábanas. Con suerte, mucha suerte, Rexona de bolita, y canciones de Carlos Vives. Otra extraña característica inquieta a los más avezados expertos en espionaje internacional. A diferencia de la tradición mundial, desde Julio César hasta Kennedy o Uribe, pasando por el Archiduque de Sarajevo, los atentados venezolanos son ahora por pareja, obligación de protocolo que se imponen los magnicidas para no provocar celos de uno de los copresidentes. Seguramente Cabello de tan mal carácter, entraría en cólera si no se le tomara en cuenta.
A final el gobierno es colegiado y guerra es guerra. Lo que no se ha determinado es si el «casar» va por los mismos Bs. 2.500. El Gran Galáctico soñaba con su propio atentado para parecerse más a Fidel, ídolo y musa de sus desvelos. Rogaba que la CIA, el Mossad, Posada Carriles, Uribe, Martinelli o cualquiera de los del librito contrataran sicarios bobos, de esos que fallan a cada rato. Se veía salir de la humareda, como el Fénix, para ser centro del debate mundial sin necesidad de decir groserías. Ahora el Nuevo Galáctico, nieto de Castro, rescata la tradición, y devela el cuarto atentado de este año. Oportuno porque parece ser único tema que hay para hablar en el rodaje de Tin Tan y Marcelo que protagoniza el gobierno. Los programas bandera que se agitaron desde hace 4 meses, y dieron a los escépticos (y ahora escasos) electores rojos la idea de que «lo más seguro es que quién sabe», se hundieron como el Andrea Doria.
Todo se derrumbó
El llamado plan Patria Segura no solo incrementó la criminalidad, sino descubre que la Guardia Nacional Bolivariana es tan temible como una mara salvadoreña. Igual pueden ametrallar indigentes, que a una madre con sus hijas o disparar plásticos a quemarropa al rostro de un estudiante. Pdvsa colapsa con más de 20 incendios en sus plantas, mientras el ministro caradura dice que es «saboteo», con lo que acusa sin darse cuenta a los trabajadores y gerentes de su partido. Total él nunca tuvo que utilizar el cerebro y llegó ahí por unos cuantos pases de muleta. Otro ministro demostró desde el primer día que no tiene la más remota idea de lo que pasa con la producción y distribución de energía y se autoanuló con la promesa de renunciar en cien días. Desde su desplante las fallas de electricidad se incrementaron en 35%.
El bolívar se convirtió en una ficción. La debacle económica se profundizará, anuncian los economistas, y el dólar inalcanzable disuelve el nivel de vida. Las perspectivas son escasez, inflación desatada y desabastecimiento para las Navidades. Si el Nuevo Galáctico no despierta, tomará la curva a 200 kms/h y seguirá la larga tradición de locomotoras estrelladas en este subcontinente de populismo, demagogia, irresponsabilidad e incompetencia. No logra dormir completo porque sabe que los militares lo cuestionan, en el partido se burlan de sus gaffes, no es fácil demostrar que ganó las elecciones y muchos piensan que destruirá la fuerza que creó el Gran Galáctico. Y anida la idea de que debe renunciar para salvar el PSUV y prepararlo para elecciones en el futuro. Otros piensan que perseguir la oposición, acusar, mentir, calumniar y ahora endilgarle un atentado bufo, le dará «discurso» por un rato. Eso dice Raúl Castro.
@carlosraulher
Por Carlos Raùl Hernàndez