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Educación y juventud

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Educación y juventud

 

Esta semana se conmemora el Día de la Juventud con referencia concreta a la Batalla de la Victoria y, también, en homenaje a José Félix Ribas y a quienes participaron en aquella memorable jornada. Los tiempos han cambiado mucho. Las circunstancias, guardando las distancias, son diferentes pero imponen obligaciones sumamente importantes.

 

 

De todos los problemas que aquejan a Venezuela, el más dramático e importante es el colapso del sistema educativo a todos los niveles. Alrededor de un año sin clases presenciales. Es decir, sin educadores presentes ante los alumnos y sin clases a distancia por falta de preparación material o técnica de educadores y educandos. Además, la planta física de la mayoría de las sedes físicas muy deterioradas sin el acomodo indispensable, se convierte en otro factor grave.

 

 

Si a lo indicado agregamos la dispersión familiar que hoy existe, debemos concluir en que la formación y preparación integral de las generaciones de relevo es tarea prioritaria. El problema mayor es que no existe un estado-gobierno honesto y competente para atenderlo. Esto nos lleva a ratificar nuestra convicción de que mientras el régimen actual exista no hay solución posible para lo educacional. Tampoco para los otros problemas sobre diagnosticados.

 

 

El tiempo pasa y no se recupera. Uno de los aspectos más serios se refiere a la educación superior. Las universidades nacionales están en el suelo y las privadas sometidas a un acoso permanente que conspira contra la plena capacidad de acción. No veo una reacción adecuada, decidida a superar esta crisis ya demasiado prolongada dentro de esquemas social-comunistoides ejecutados, repito, con incompetencia máxima. Del oficialismo no se puede esperar nada bueno. En consecuencia es deber de los padres, a todos los niveles, atender el asunto con rapidez y eficacia.

 

 

En el caso específico de la educación superior en general y de las universidades en particular, los egresados tendríamos una labor que cumplir para atender y suplir las necesidades básicas. Bien de manera individual o utilizando para tal fin a los gremios y colegios profesionales que nos agrupan. Deberíamos ponernos a la orden de las autoridades universitarias superiores y de los decanos y directores de las correspondientes escuelas en las cuales nos formamos nosotros. Tenemos esa deuda. Hay que cumplirla más allá de consideraciones políticas secundarias y circunstanciales.

 

 

Invito a las comunidades de egresados a explorar este camino de inmediato. El contacto con quienes corresponda dentro de cada universidad debe ser de inmediato. También deberán establecerse enlaces con los movimientos estudiantiles, asociaciones de profesores y trabajadores de cada institución, para que, en cada caso, sea la comunidad universitaria en pleno la que encabece el proceso.

 

 

Esta iniciativa está abierta a observaciones y aportes de quienes la compartan. Lo peor sería no hacer nada o esperar del régimen algo distinto a lo que estamos viendo.

 

Oswaldo Álvarez Paz

oalvarezpaz@gmail.com

@osalpaz

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