Definir el objetivo de inmediato
noviembre 11, 2013 7:43 am

Es un lugar común decir que Venezuela es un desastre. “Colas, caos y saqueos” titulaba El Nacional de El domingo. Podríamos agregar asesinatos, asaltos, robos de cuello blanco, narcotráfico y paremos de contar. Junto a todo ello nos llama la atención tanto los insólitos discursos de Maduro, mediocres y mentirosos, como los reiterativos llamados al diálogo de buena parte de quienes dirigen al sector democrático. Hacen del diálogo consigna y objetivo, sin definir con quienes, ni para qué cosa, en medio del terrible drama que enferma a la nación.

 

Cuesta decir lo que escribo, pero de esta manera no se resolverá nada. El objetivo inmediato, la única forma de resolver esto, es cambiando de régimen, es decir, de presidente y de gobierno para empezar. Toda la acción opositora debe enmarcarse dentro de una estrategia que tenga ese objetivo común, procurando generar el menor trauma posible a la población. Entonces sí será posible iniciar otra etapa, distinta y mejor, sobre la base del reencuentro, del diálogo y de una reconciliación que nunca podrá dejar de lado la justicia.

 

Fueron acertadas las declaraciones de Leopoldo López en entrevistas con Roberto Giusti, publicada en El Universal. Si el diagnóstico de los opinadores democráticos es correcto, no se puede continuar prisioneros de un camino electoral para alcanzar el objetivo. Lo electoral es un camino, pero no el único y, ni siquiera, el más importante.

 

Cuando el objetivo y la estrategia están bien definidos, los errores nunca serán definitivos. De lo contrario, cualquier error puede ser mortal. Contagiemos al país de la emoción que supone la lucha por un cambio definitivo e irreversible. Todos a votar el próximo 8D, pero con el carácter instrumental que significa. El ciudadano común está más claro que algunos de sus dirigentes. Esto no da para más. Si no actuamos ya el desastre será de consecuencias imprevisibles.

 

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Por Oswaldo Alvarez Paz