logo azul

Cuarentena y zona de confort

Categorías

Opiniones

Cuarentena y zona de confort

 

Estos tiempos de cuarentena nos obliga a mirar hacia adentro, como diría mi amigo y colega Robert Veiga, a hacer relaciones públicas con uno mismo, y es que no queda otra, sino rescatar esa relación tan íntima y necesaria.

 

 

Elizabeth Kubler Roos, psiquiatra suiza-americana, señala que el duelo es un proceso que pasa por 5 etapas fundamentales: – NEGACIÓN, en la cual nos oponemos a la realidad, aun cuando esta sea obvia. Suelen ser situaciones que, por lo sorpresivas, complejas, e impactantes, nos generan un shock emocional y decir “no” es la salida mas sencilla, intentando evadirlas. – RABIA como una continuidad de lo anterior, y ante la confusión es más fácil seguir negando la realidad, pero ya se comienza a estar más consciente, y en consecuencia se siente impotencia, coraje, incluso resentimiento.   – DEPRESION, es la fase en la cual comenzamos a ser conscientes de lo que hemos perdido, en nuestro caso sería la vida “normal, lo cual nos genera tristeza; si es muy profunda, puede convertirse en un estado de abatimiento y desgano, perdiendo interés por todo, no queriendo quitarnos el pijama, o llegando al extremo en los casos clínicos, de terminar hasta en suicidios.  – NEGOCIACION,  constituye una fase intermedia, “de lucha mía – conmigo”, donde se despierta la necesidad de comenzar a hacer alguna acción para superar la situación, la Dra Kubler Ross habla de “negociación con Dios”.  – ACEPTACION es la etapa en la que somos conscientes del impacto del evento que nos toca manejar y lo aceptamos, (pandemia, perdida de un ser querido, de trabajo etc.), lo cual no significa que no siga doliendo, pero aceptarlo nos da tranquilidad y usar muestras capacidades para encontrar opciones.

 

 

En todas estas fases van a estar presentes nuestras conversaciones privadas, ¿qué me digo a mí mismo?, ¿me reclamo no haber sido capaz de anticiparme y/o prepararme a los eventos?  ¿me justifico para darme algo de tranquilidad? ¿Qué cuento me cuento?   Los seres humanos vivimos de las historias que nos contamos, ellas nos sostienen para explicar nuestra vida y sus eventos; cuando son historias positivas nos ayudan y soportan con bases firmes, pero también pueden ser la causa de nuestros sufrimientos si son cuentos negativos, sin darnos cuenta que gracias a esas historias, buenas o no tan buenas, nos convertimos en las personas que somos hoy.  Esas historias nos determinan, y sostenidas en el tiempo terminan convirtiéndose en una verdad absoluta. Siempre tendremos el recurso de contarnos esos mismos sucesos de manera diferente, con la mirada adulta, permitiéndonos interpretaciones distintas. Sucede, por ejemplo, ante la reacción de los hijos de una familia cuando los padres se divorcian. Seguramente podremos escuchar versiones diferentes de cada uno ante el mismo evento; cada hijo lo vive de manera distinta, con interpretaciones distintas sobre las causas, y para cada uno esa será su verdad. Así operamos en la vida.

 

 

Adicionalmente, tenemos la “zona de confort” como un espacio desde el cual hemos construido nuestras rutinas y habitualidades, y donde nos sentimos a gusto, sin sobresaltos, sin riesgos, sintiéndonos seguros, controlando nuestras vidas, situaciones, relaciones, evitando disrupciones, aunque a veces nos lleve a la monotonía, simplemente porque en ese estado estamos cómodos y cambiarlo nos exige “atrevernos” a hacer cosas distintas, incluso a caer en el estrés.

 

 

La Dra Kubler Ross habla de las etapas de duelo como proceso, y salir de la zona de confort también implica vivir uno y sus etapas; estamos  más dispuestos a vivir en negación que dispuestos a aceptar el reto de hacer cosas distintas para obtener resultados distintos; es más sencillo mantenernos a salvo en nuestro espacio conocido, que transitar todas las fases mencionadas anteriormente. Es un proceso que cada uno vive de manera diferente, con ritmos también diferentes, en función de los recursos de los que se dispone, fundamentalmente los emocionales.

 

 

Tememos salir de la zona de confort porque genera sufrimiento, y menos si es procurado voluntariamente, pero es el riesgo de “soltar lo conocido”.

 

 

Cerrarnos a aceptar la aventura de vivir nos impide aprender, desarrollar nuevas habilidades y nuevos aprendizajes, es el desafío.

 

 

Cualquier nuevo comienzo estará siempre fuera de nuestra zona de confort.

 

 

 

Adela Romero Barboza

Master Coach, Consultora Organizacional.

adelitaromero@hotmail.com

Comparte esta noticia:

Contáctanos

Envíe sus comentarios, informaciones, preguntas, dudas y síguenos en nuestras redes sociales

Publicidad

Si desea obtener información acerca de
cómo publicar con nosotros puedes Escríbirnos

Nuestro Boletín de noticias

Suscríbase a nuestro boletín y le enviaremos por correo electrónico las últimas publicaciones.