Conatel y la ley “curda”
octubre 4, 2016 6:21 am

El director de Conatel, William Castillo, ha dicho que la reforma a la Ley de Telecomunicaciones fue redactada por diputados en estado de ebriedad y que esa iniciativa legislativa pudiera ser llamada una “ley etílica”, según él, redactada por operadores particulares de medios con el objeto de privatizar el llamado espectro radioeléctrico.

 

 

 

Vaya manera de despachar un asunto que el amigo Castillo evita analizar desde una perspectiva de mayor profundidad. Ojalá el problema que tenemos en materia del manejo de las concesiones de radio y televisión se resolviera con un medicamento que diera al traste con los efectos del alcohol. El asunto es mucho más grave. Lo que ha buscado resolver esta reforma llevada a cabo por la Asamblea Nacional tiene que ver con otro tipo de borrachera: la del poder. La de asumir el poder como si se tratara de la última botella del mejor licor en manos del más empedernido bebedor.

 

 

 

El gobierno tiene ya una larga mora legal en materia de renovación de concesiones a televisoras y emisoras de radio. La ausencia de respuestas a solicitudes, absolutamente apegadas a las normas vigentes, se ha convertido en una política deliberada, destinada a promover la más absurda y a la vez descarada forma de control sobre medios de comunicación privados. Una espada de Damocles que en cualquier momento puede caer sobre el cuello de algún medio que toque algún callo o se pase de una raya que quienes tienen el poder saben mover a conveniencia. ¿No es así, mi estimado William? O ¿acaso quieres una reforma de la Ley de Telecomunicaciones que consagre lo que ya es un hecho, el estado de debilidad jurídica en el cual se encuentran decenas y quizás cientos de medios audiovisuales sometidos a la larga y angustiosa espera de que tu despacho se desocupe de tantas actividades y tareas “revolucionarias” y se digne a responder a tantas solicitudes apilonadas en tu escritorio?

 

 

 

¿Qué harías tú si fueses diputado opositor y un gobierno de la MUD u otra fuerza manejase de manera arbitraria la asignación de concesiones? ¿Te harías de la vista gorda? ¿Dejarías que el gobierno siguiera manejando este asunto como lo ha venido haciendo el actual, del cual formas parte? En verdad, colega William, ¿te parece justo que algunos medios tengan que esperar un año o más para recibir una respuesta que para unos nunca llega y para otros sale con extraordinaria velocidad? Tú hablas de que existe la intención de privatizar el espectro radioeléctrico. No estaría nunca de acuerdo con eso. Pero tampoco con secuestrarlo y manejarlo como si se tratara de una hacienda personal.

 

 

 

El derecho del ciudadano de estar informado se lesiona cuando el medio a través del cual se informa tiene sobre sí amenazas como las que representa el limbo en el cual se encuentran numerosos medios audiovisuales. Y tú lo sabes muy bien. Y lo sabe el más borracho y el más sobrio de los venezolanos. Te reconozco el derecho de no estar de acuerdo con los contenidos de la reforma a la Ley de Telecomunicaciones.  Pero ¿por qué no fuiste a la Asamblea Nacional a discutir el tema con los diputados de la Comisión de Medios de Comunicación y Poder Popular? Ah, porque el gobierno desconoce al Parlamento nacido de la voluntad popular. Ese es el problema de fondo.

 

 

 

Hay gente que tiene mala bebida y otros que tienen algo equivalente o peor: mal poder. Y entran en la paradoja de no poder controlar sus ansias de controlarlo todo. Es un caso digno del diván de Jorge Rodríguez. La ausencia de respuesta a los concesionarios que han solicitado, cumpliendo los requisitos de rigor, la renovación de sus permisos para operar es visto por ustedes como una forma de enfrentar a los poderosos, y le dan características de batalla épica. Pero en la práctica lo que quieren es seguir poniendo cortapisas al derecho del ciudadano de estar informado de manera veraz, oportuna y diversa.

 

 

 

Sal a la calle y pregunta. No son cosas mías.

 

 

Vladimir Villegas