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¡Aquí es! ¡Aquí es!

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¡Aquí es! ¡Aquí es!

 

Lo mejor de este eterno carnaval bolivariano fue la chapuza de disfraz que el régimen le impuso a la crisis eléctrica que -por su ineficiencia y malversaciones (para llamarlo bonito, que hoy es miércoles de cenizas)- se viene agudizando desde hace más de una década. A un problema nacional grave, ¡gravísimo! y advertido por todos los conocedores del tema, el régimen, con la impudicia que lo caracteriza, así sin más, lo disfrazó de El Niño. Entonces, 1.030 días después de que Jesse Chacón prometiera resolver el problema en 100 (so pena de poner su renuncia), a ese niño de la revolución le pusieron un guayuquito, unas alpargatas para recordarnos que lo que viene es joropo, lo montaron en la carroza de la desvergüenza y ¡listo! A lanzar papelillo y gritar consignas.

 

 

Otra vez el gobierno bolivariano, en nuevo acto de improvisación -producto siempre de su flojera sistémica y torpeza endémica- anuncia como el máximo resultado de la última exprimida de cerebros revolucionarios, el súmmum de la sensatez, la solución más vergataria del siglo XXI que la gran solución al problema energético  es… ¡Cha-cháaannnn! cerrar los centros comerciales 3 horas al medio día y otras 3 a las 7 de la noche,  justo las horas en las que la gente que trabaja suele ir a estos lugares. Así, sin más pensamiento previo ni consulta a los afectados ni ná ni ná. Se cierran y punto.

 

 

Yo, en mi profunda ignorancia, me he visto acosada por infinidad de preguntas a las que no puedo dar respuestas, por eso necesito que alguien me alumbre, que me aclare el entendimiento. Un iluminado, por favor, que me de luz.

 

 

Me pregunto:¿Cuánto cuesta hacer arrancar los equipos eléctricos de centros comerciales? ¿No es más costoso encenderlos dos veces al día? ¿Son cosas mías o lograr que un aire acondicionado tiemple el ambiente, que una computadora arranque, que una nevera vuelva a enfriar implica un consumo de energía mucho mayor que la consumida estando tranquilitos sin que nadie los altere con medidas trambólicas?

 

 

¿Qué va a hacer de 1:00 a 3:00 la gente que trabaja en los centros comerciales? Dormir la siesta será, que es una de las dos cosas que se pueden hacer cuando no hay luz  en pleno día. La otra es hacer cositas ¿Y ya pensaron los iluminados del régimen en las consecuencias que esto puede traer en un país donde tampoco hay anticonceptivos de ningún tipo? ¿Dónde y cómo van a almorzar? ¿Comerán frío?

 

 

¿Y si a alguien lo agarra el apagón montado en el ascensor o en el sótano 4 buscando su carro o en el pasillo del piso 15 mientras sale del dentista? ¿Y si hay una emergencia? ¿Y si hay un incendio? ¿Quién va a cuidar los negocios mientras vuelve la luz y va a proteger a los despistados que deambulan?

 

 

¿Se acabó el cine en Venezuela? ¿No veremos más teatro o conciertos? ¿No bailaremos más? ¿Los alumnos de institutos y academias educativos que funcionan en centros comerciales perderán el semestre?

 

 

Es como un mantra que con feroz perseverancia le repite el régimen chavista al pueblo venezolano: “¡Muérete que chao!”

 

 

@AnaBlackLl

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