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Maduro en el filo de la inestabilidad

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Maduro en el filo de la inestabilidad

 

Nicolás Maduro muestra resistencia –mantiene el poder– ante los efectos causados por la aplicación del programa de recuperación económica y las acciones políticas del Tribunal Supremo de Justicia ejerciendo las competencias de la Asamblea Nacional.

 

 

Una situación que ha llevado a Venezuela a una posición peligrosamente precaria. El país es cada vez más caótico. Nada funciona. Los servicios públicos, la inseguridad y el bienestar de los venezolanos están en los niveles de Estados fallidos como Sudán, Etiopía, Uganda, Libia, Mali, Bangladesh, Mozambique, Zimbabue, Irak, entre otros, según la Fundación para la Paz (FFP, sus siglas en inglés). En su Índice de Estados Frágiles (FSI) de 2018, Venezuela obtuvo la puntuación más alta para América Latina, al ubicarse en el puesto 132 de 178 países evaluados. Y fue el tercer país que más descendió en el FSI este año.

 

 

Asimismo, el reporte sobre Venezuela señala que “las tendencias en casi todos los indicadores del FSI indican a corto plazo que el régimen de Maduro no tendrá país o economía para gobernar”. Por lo que el régimen de Maduro ha adoptado el caos como el método de gobierno más eficaz para mantener el poder.

 

 

La resistencia que muestra Maduro se basa en la centralización del orden y el poder en torno a la facción cubana-madurista y el esparcimiento del caos en el pueblo, reducido al nivel de ciudadanos de segunda clase en estado de pánico por la necesidad de resolver el día a día.

 

 

La nomenclatura madurista, gobernando con el caos, ya no asume ninguna responsabilidad hacia los ciudadanos de la crisis socioeconómica que provocan el plan de la patria y el programa de recuperación económica.

 

 

 

La posverdad es su discurso, y se convierte en el paradigma del pensamiento –“los hechos objetivos tienen menos influencia que las apelaciones a las emociones y las creencias emocionales”.

 

 

 

 

Para entender esta forma de gobernar recurrimos a la teoría del caos, la teoría de la complejidad y los estados críticos. El profesor Luis Raúl Matos Azócar de la Universidad George Washington propone tomar en cuenta la tesis presentada por Mark Buchanan en el libro Ubiquity: Why Catastrophes Happen, 2001, sobre la teoría de la complejidad y la pila de arena.

 

 

El argumento consiste en que existe una estructura natural de inestabilidad en los procesos naturales y humanos, observado en la propagación de los incendios forestales, terremotos, el mercado de valores, el ascenso y las caídas de las naciones, entre otros. Procesos que obedecen a un patrón simple: la pila de arena.

 

 

 

Al caer un grano de arena tras otro sobre una mesa, pronto se construye una pila de arena hasta llegar a un punto en que un grano de arena origina una avalancha. La mayoría de las veces el desprendimiento inicial es pequeño, hasta un punto de que en un lado de la pila se produce la avalancha.

 

 

 

En 1987 tres físicos, Per Bak, Chao Tang y Kurt Weisenfeld, determinaron computacionalmente, en el Laboratorio Nacional Brookhaven en Nueva York, que no hay un número típico de granos de arena para producir una avalancha. “En cualquier momento, cualquier cosa podría estar a punto de producirla. La pila de arena parecía haber adquirido una condición hipersensible y peculiarmente inestable en la que el siguiente grano de arena podría desencadenar un derrumbe de cualquier tamaño”.

 

 

El caos en Venezuela está en ese momento en que cualquier actividad causante de desorden o agitación (grano de arena) puede producir un desenlace final del régimen de Maduro (avalancha). Hasta ahora, son cientos los granos colocados por el oficialismo y la oposición en la pila de arena venezolana.

 

 

 

Un ejemplo muy reciente de la tesis de la pila de arena es la protesta de “los chalecos amarillos” en Francia.

 

 

 

Las fuerzas que buscan acabar con los valores fundamentales de la democracia quieren salir de Emmanuel Macron, porque representa el nuevo liderazgo de la civilización occidental (reforma económica, integración europea más profunda y gobernanza global) ante el repliegue del presidente estadounidense Donald Trump y la pronta salida del escenario político de la canciller alemana Ángela Merkel.

 

 

 

La cantidad de granos (cambios en el mercado laboral, reformas en los sistemas de pensiones y salud, reducir el tamaño del Estado francés, restablecer el orden en las finanzas del gobierno y revitalizar el crecimiento económico) colocados por el presidente francés en la pila de arena hicieron que el grano del aumento de los combustibles produjera una avalancha –cuatro fines de semanas de violentas protestas–. A tal punto de que a pesar de haber revertido Macron la medida del aumento de los combustibles, los manifestantes de los “chalecos amarillos” seguirán protestando, buscando su dimisión como presidente de Francia y el silencio de la única voz que propone el renacimiento de la democracia liberal a escala mundial.

 

 

 

Es cierto que Venezuela es un Estado-mafioso y no democrático como Francia. Sin embargo, la tesis de la pila de arena aplica.

 

 

 

 

La oposición al régimen de Maduro debe seguir aportando granos de arena en el ámbito nacional: protestando por los servicios públicos, el costo de la vida, la falta de medicinas, la libertad de expresión, la violación de los derechos humanos; realizando el nombramiento de un nuevo gobierno a partir del 10 de enero; ejecutando un paro nacional; entre otros. Y en el área internacional: solicitando un boicot al régimen de Maduro a partir del 10 de enero por parte de los países que no reconocieron las elecciones del 20 de mayo, o bien a través del rompimiento de relaciones o la reducción del personal diplomático. Así como también requiriendo un embargo petrolero por parte de Estados Unidos; ejerciendo presión para acelerar los casos en la CPI, y la captura de Maduro por parte de Interpol para que cumpla la condena dictada por el TSJ en el exilio.

 

 

 

Todos los actores de la oposición deberían contribuir con granos/acciones que produzcan la avalancha y no a evitarla (árbol de decisión).

 

 

 

El régimen hace lo suyo para mantener el poder: la llegada de los aviones rusos; el anuncio de la visita de buques de guerras iraníes; la visita relámpago de Maduro a Rusia, la del presidente turco Erdogan a Caracas, y próximamente la de Michelle Bachelet a Venezuela; el reciente aumento salarial; el default selectivo de la deuda externa; pagos de aguinaldos a los pensionados con petros; la creación de un conflicto con países vecinos; el “laissez passer” con el éxodo venezolano, entre otros. Por lo que Maduro seguirá usando el caos para mantener el poder en 2019.

 

 

 

Dependerá de que la pila de arena mantenga la estabilidad, o de que uno o varios granos de arena produzcan la avalancha, y lo saquen del poder. Los acontecimientos del 5 y 10 de enero colocarán granos de arena que contribuirán para el equilibrio o el colapso de la pila de arena en Venezuela.

 

 

 

Antonio De La Cruz

 

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