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23 de enero

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23 de enero

Tal día como hoy, hace 57 años, los venezolanos derrocamos a la que creíamos sería la última dictadura militarista de nuestra historia. Fue un día de gran alegría y de grandes ilusiones. Todos saludábamos el nuevo amanecer de libertad y democracia. Prevalecía un gran sentimiento de unidad.

 

Regresaron al país Jóvito Villalba, Gustavo Machado, Rafael Caldera y Rómulo Betancourt. Se abrieron las cárceles para dar libertad a todos los presos políticos. Salieron de sus “conchas” líderes legendarios de la resistencia como Pompeyo Márquez (Santos Yorme) y se inició una nueva esperanza para la nación. En octubre de ese 1958 se firmó al Pacto de Puntofijo. Los grandes líderes, en nombre de sus respectivos partidos, se comprometían a respaldar y sostener al gobierno que surgiera de las urnas electorales.

 

El programa estaba muy claro: consolidar la democracia, diversificar la economía, dominar el petróleo, promover empleo para todos los trabajadores, hacer la Reforma Agraria, reducir la brecha entre los pocos muy ricos y los muchos muy pobres. Luchar contra el analfabetismo, mejorar la educación, mejorar la salud, acabar con la corrupción y con el enriquecimiento indebido de funcionarios públicos.

 

La experiencia duró 40 años. Comenzó con Rómulo Betancourt en el 58 y terminó con Rafael Caldera en el 98. En los últimos años, el deterioro fue muy acentuado. El 5 de julio de 1987 me permití advertirle al liderazgo nacional reunido en el Congreso de la República: “El pueblo está bravo”. Hice un recuento de todo lo que habíamos logrado y que nos daba razones para sentirnos orgullosos, pero señalé los motivos por los cuales la mayoría de los venezolanos estaba desilusionado del régimen político-democrático.

 

Allí mismo presenté propuestas de cambio que después convertí en las banderas de mi campaña electoral como candidato a la Presidencia de la República. La democracia se estaba deteriorando, la economía paralizada y la hiperdependencia del petróleo nos hacían un país muy vulnerable. La pobreza aumentaba y la corrupción galopante se enseñoreaba del país.

 

No se hicieron los cambios que las circunstancias reclamaban y llegaron los bárbaros. Todavía los estamos padeciendo. Lo demás es historia reciente. Seguiremos conversando.

 

 

Eduardo Fernández

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