Santa Barbara no era Ingeniero
noviembre 20, 2013 7:20 am

Con las recientes precipitaciones acaecidas en la Capital y otras ciudades del país se viene a la mente aquella pieza del refranero popular que reza: “Se acuerdan de Santa Bárbara cuando llueve” y que hace referencia a la improvisación y a las situaciones que ello conlleva.

 

Nuestro País goza por su ubicación geográfica de un excelente clima tropical sin los avatares de las regiones que tienen las cuatro estaciones definidas, sin embargo la falta de definición de estaciones climáticas trae como consecuencia que, a pesar de tener una “estación seca” y una “estación lluviosa”, en cualquier momento del año pueden ocurrir precipitaciones importantes, aun fuera de “estación”, lo cual a su vez hace impredecibles, en el tiempo, las posibles consecuencias que ocasionen dichas precipitaciones.

 

Es necesario entonces estar preparados durante todo el año para minimizar los posibles daños que puedan ocasionar dichos fenómenos naturales. El agua, a pesar de ser vital para la humanidad, también puede convertirse en una calamidad por su acción erosiva que en ocasiones se convierte en destructiva, solo basta con recordar la tragedia del estado Vargas en diciembre de 1999.

 

Qué hacer entonces para minimizar esa acción perniciosa que puede tener nuestro vital elemento?

La respuesta va más allá de rezarle a Santa Bárbara, lo conducente es construir estructuras que eviten daños tanto a la naturaleza como a las edificaciones construidas por el hombre, drenajes, alcantarillas, pontones, canalizaciones, muros y demás obras que eviten las acciones negativas del agua. En fin son obras de ingeniería que se realizan para minimizar los posibles daños ocasionados por lluvias, vaguadas y otros fenómenos naturales.

 

Sin embargo no es suficiente construir dichas estructuras, hace falta realizarles trabajos de mantenimiento constantes, periódicos y programados de forma tal que no se obstruyan total o parcialmente, que la erosión natural del agua que fluye por ellas no haga que su función se vea disminuida, que las mismas no se conviertan en “represas” que puedan aumentar el riesgo de daños propios de las precipitaciones.

 

Es por esto que no puede uno más que preocuparse cuando observa la ausencia de labores de mantenimiento en las obras más visibles a diario como son las de vialidad, se ve a diario drenajes o alcantarillas repletas de basura y desechos, lechos de quebradas obstruidos, cunetas en mal estado por nombrar lo más visible en el diario transitar por nuestra ciudad y no entrar en profundidades como las obras de “prevención” de vaguadas del estado Vargas.

 

Tenemos los mecanismos para minimizar los daños que los fenómenos naturales nos puedan deparar, tenemos los profesionales que pueden realizar esa labor, usemos esos recursos, mantengamos los existentes, no esperemos milagros, Santa Bárbara no era ingeniero.

 

Por Ing Félix Ojeda Oropeza