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Se gana y se pierde, se pierde y se gana

Posted on: septiembre 30th, 2024 by Super Confirmado No Comments

 

“Cuando uno gana se queda y cuando pierde se va”

Declaración del Presidente Lula Da Silva en Cubanewa.com.

 

Queremos aprovechar esta conocida opinión del Presidente en ejercicio de Brasil en varias direcciones aunque, obviamente la primera es reclamarle o solicitarle, con la mayor cortesía, que sea consecuente con ella porque, refiriéndose a los resultados de laselecciones del 28J, es más que evidente que estaría reconociendo un ganador y unperdedor, pero no fue capaz de concluirla reconociendo al ganador.

Puede entenderse que su amistad con los actuales dirigentes del gobierno venezolano y su filiación con el Foro de Sao Paulo se lo impiden, pero eso permite identificar con mediana claridad la contradicción entre su deber moral y su conducta política, esto es entre ocultarla expresamente o aceptar la verdad Se quedó en la mitad del camino entre los principios democráticos y los que profesan las dictaduras, peor aun habiendo sido elegido democráticamente por el soberano pueblo brasileño. Hasta aquí del Sr. Lula DaSilva.

Con todo, esa no es la principal lectura que deseamos darle a la inconclusa frase. Más bien sirve para adentrarnos en ese mundo de la política y, en general de la vida, en donde “se gana o se pierde” porque estamos llenos de historias que ilustran ese largo camino, ahora que estamos de frente a una situación similar y donde las batallas que se libran día a día nos llevan a concluir, apresuradamente, en una de esas opciones, como productode expectativas fallidas o de la desesperanzaLuego, queremos contribuir con unaopinión que nos extraiga de ese tipo de conclusiones con casos o ejemplos que dan una
perspectiva más amplia, quizás, de mayor significado y que han cambiado de un lado al otro.

Se pierde y se gana.

Muchos son los ejemplos que educan sobre esta materia y traemos aquí algunos de los más conocidos y relevantes. El Bolívar, que evoluciona del gran desastre que le ocasiona Boves y de su destierro, hasta armar la “Campaña Admirable”. Napoleón que, del exilio en la Isla de Elba dando todo por perdido, regresa para ser Emperador y de nuevo intentar eldominio de Europa. De Gaulle quien, imponiéndose ante la mayoritaria opinión francesa de rendirse ante Hitler, reconstruye la exitosa resistencia que lo llevó al triunfo y a la liberación de Francia.

De todos esos casos, quizás el más conocido y exaltado es el del Churchill, derrotado por la opinión de sus Generales y de los políticos llevándolo casi a la convicción de que había que pactar con la Alemania Nazi, y quien se revela contra ellos y logra rehacer el camino de victoria, no solo para los ingleses, sino para todos los aliados. Adenauer es nuestro último ejemplo de cómo se puede salir de una derrota fulminante a la alternativa“ganadora” que permitió la reconstrucción de Alemania.

Se gana y se pierde.

De nuevo traemos a Bolívar con el caso contrario, cuando se queda solo con la idea de laGran Colombia, desconectado de una realidad que se impone: la de la Venezuela que pide identidad e independencia. Creyó que bastaría con su trayectoria, sus títulos y supoder personal para darle la razón y no fue así. Son muchas las muestras de cuando ydonde esa conexión se pierde fatalmente. De todas ellas, quizás, la más ilustrativa es lade un Hitler creyendo todavía que seguía ganando la guerra, al contrario de la posición de su Estado Mayor. Se había encasillado en sus puros deseos y perdido completa noción de la realidad. Son estas conductas las que nos interesa examinar para tratar de entender este asunto de “ganar o perder” en ese mundo de la política.

¿Qué nos dice la experiencia, la historia?

Son casos y ejemplos que nos permiten extraer lecciones y reglas de juego. Por un lado, perseverancia, inteligencia, coraje, principios irrenunciables pero, por el otro, principalmente esa muy valiosa conexión entre la realidad y los deseos, cuestión que, obviamente ayuda a apreciar cada uno de los casos presentados. Extraigamos una primera conclusión: ganar o perder depende en mucho del rigor y veracidad de estaconexión, elemento que va a poner a prueba la capacidad de cualquier liderazgo, esto eseso de discernir sobre esa misteriosa relación entre razón y voluntad.

Sin embargo, hay otro componente que observamos en esas experiencias que nos parece igual o mayormente relevante: la percepción que ha de tener quien lidera del, podríamos llamarlo así, “sentimiento general” de una Nación, esa de captar que desea el colectivo al que se intenta orientar o dirigir y, en ese sentido, en todos estos casos muchos fueroncapaces de comprender e interpretar ese “sentimiento”, para luego perderlo infortunadamente.

Como ejemplo, casi anecdótico apelamos al cuento de como Churchill va al Metro de Londres e indaga en ese “sentimiento” con la pregunta que hace a los allí presentes: siInglaterra debería capitular o defenderse de Alemania y el “pueblo” le contestó claramente por la segunda versión. Se dice, aunque no está comprobado, que tal momento fue clave en sus decisiones posteriores.

¿Hoy día, se pierde o se gana?

Si queremos tratar de comprender el momento en que nos encontramos y nos salirnos decada coyuntura política, de que si uno que otro renunció o si el otro se exiló, apliquemos aquellas enseñanzas y ver que nos dicen. Si hay una apropiada conexión entre deseo y realidad, si el razonamiento está por encima del deseo o de la voluntad y, si quien lidera, está o no en línea con eso que dimos en llamar el “sentimiento general o colectivo” entonces, entonces, aun con grave riesgo de equivocarnos, podríamos predecir quien puede “perder o ganar”, tal como nos indica la historia contada. Parece ser que aquellosque perdieron esa misteriosa conexión llevaron a sus naciones, sus países, susRepublicas o sus imperios a un fatal desmoronamiento y que, ni siquiera el uso de lafuerza, la intimidación y el miedo pudieran evitarlo.

 

Maxim Ross

 

Las siete plagas de Venezuela

Posted on: agosto 7th, 2024 by Super Confirmado No Comments

 

Nota: este artículo fue publicado hace un tiempo, pero nos pareció que tiene plena vigencia hoy día. Lo repetimos con pequeñas correcciones.

 

A todos nos es fácil recordar y mantener vigentes esas grandes frases que marcan historia, como aquella de las “siete plagas de Egipto”, también conocidas como las “Diez plagas” que llevaron, supuestamente, a la liberación de los judíos de la tiranía del Faraón y no es que desee establecer una analogía con aquel supuesto suceso, porque no tenemos un Moisés que las pida y las provoque, sino porque sirven para identificar las que le han caído a Venezuela y que tanto daño han hecho.

 

Muchas veces tendemos a explicar la situación venezolana por los hechos o por los síntomas de una enfermedad mayor que no percibimos y que está detrás de aquellos. Por ejemplo, cuando nos preguntamos ¿Cuándo se quebró Venezuela?, lo atribuimos a un suceso histórico o una conducta política, como aquello del “boom petrolero” o el “efecto Tequila”, pero no nos damos cuenta que hay una especie de “ruta de comportamiento” que, precisamente, explica aquellos hechos y no le atribuimos la suficiente fuerza explicativa. Sabemos que se han dicho y repetido, pero esta vez, parece útil ponerlos de conjunto para que no se nos olvide lo que se esconde detrás de lo que nos sucede hoy día.

 

Son “siete” las plagas que llegaron a Venezuela:

 

Caudillismo militar.

 

Quizás la primera de todas, porque tiene raíces en nuestros orígenes como país y como Republica. El hecho de que nuestra identidad se formara en y después de la guerra de Independencia cataloga una secuencia de historia y mando militar sobre Venezuela. Digo que es una “plaga” porque, nunca, nunca repito, permitieron la creación de una autentica Republica, tal como esta se entiende modernamente. La controversia entre Bolívar y Miranda ilustra nítidamente este dilema[1], en el cual triunfa la visión militar sobre el primero. La idea del “caudillo”, íntimamente ligada a nuestros primeros tiempos, completa el cuadro de la presencia militarista, con aquello, por ejemplo, del “gendarme necesario”, que a veces se escucha en voces que claman por orden y disciplina.

 

No hay duda alguna en sus efectos y la influencia que tuvo y tiene en la conformación de nuestros poderes públicos, en especial los de hoy día, dirigidos claramente a la consolidación  de un poder personal, único y militar. Nada bueno nos ha dejado esa secuela a juzgar por la experiencia y la historia y por el estado en que se encuentra Venezuela.

 

Presidencialismo

 

Por si fuera poco, a esta “plaga” le agregamos otra que consolida la primera: la de un poder presidencial casi absoluto, aun con las restricciones que impuso el trazo democrático. Nuestros presidentes reciben tanto poder de sus electores que luego lo ejercen sin control prácticamente alguno y, poco a poco, al irse perdiendo ese hilo democrático va quedando un poder absoluto que se convierte en otra “plaga”. Nada ni nadie pueden interferir en sus graves decisiones inclusive, al punto de que ese poder va mutando a uno “personal”, en el cual el presidente comienza a hablar del “yo” que otorga, decide y reparte la Hacienda Pública.
Ejemplos sobran en nuestra historia de como el personalismo los llevó a la derrota y al ostracismo, salvo honrosísimas excepciones que podemos contar con muy pocos dedos, pero ahora ha exacerbado a sus extremos, haciendo que quien ocupa nuestro más alto y solemne cargo representativo va dejando de serlo. Para “colmo de males” esa misma persona maneja completamente el negocio petrolero, como he indicado antes en otros escritos, ya que ella es la “acción preferida” en la Asamblea de Accionista de PDVSA. Los resultados de esta “plaga” están a la vista.

 

Estatismo

 

No es de extrañar, entonces, que otra “plaga” nos aceche: el exagerado e influyente peso del Estado venezolano en todas las áreas de la vida, sean estas económicas, políticas, institucionales y sociales, cuestión que estaría demás difundir en este escrito si no fuese por la importancia decisiva que ha tenido y tiene en el desempeño de toda Venezuela. Ya ha sido llamado por otros “omnipotente y omnipresente”, pero de cuyo peso derivan dos elementos importantes. Por una parte, el hecho de ser el único dueño de la principal industria lo califica como “dueño” de las divisas y de allí en constituirse en el “único y gran suplidor” de siempre  de todo el aparato productivo y ahora como proveedor de las más básicas necesidades de la sociedad.

 

Por la otra, un tema nada menos sustantivo: ese Estado ha inhibido de tal manera el desarrollo de una extensa y profunda sociedad civil,  que su “oxigeno” es totalmente dependiente de él. Sea en el plano material o en de la defensa de sus más significativos derechos humanos, pues sus instituciones lejos están de actuar en su legítima defensa y muy difícilmente se puede decir que la representan cabalmente.

 

 

Populismo

 

Esta “plaga”, que fácilmente podríamos llamarla  “enfermedad política” o, si se quiere de los políticos, nos ha invadido hasta los cimientos más hondos. La promesa del que puede hacerlo todo cuando está en campaña, pero ni los cumple o hace lo contrario es regla de oro en nuestro pobre país. Con la ayuda del “caudillismo”, del Presidencialismo, del Estatismo y del petróleo a los políticos venezolanos les ha resultado muy fácil prometer. Unos más que otros, repetimos, con honrosas excepciones que marcaron la diferencia, porque no prometieron. Peor todavía de aquel que llenó de promesas el escenario para luego dejar al país arruinado.

 

Venezuela esta “herida” de populismo hasta límites, quizás, insalvables porque aquellos que no saben siguen creyendo en los que lo postulan. Muy fácil es ofrecer “villas y castillos” a los que hoy no ganan lo suficiente para mantener la familia. Muy fácil es prometer futuros que no existen y estallan después en la triste realidad que hoy vivimos.
Lamentablemente, esa “plaga” no ha desaparecido y, agregamos, tiene “dos caras”. La convencional que es la que se ha descrito, la previa al evento político o electoral y la posterior a este que se concreta en aquella vieja consigna de “pan y circo”, con la cual se mantiene distraída y engañada a la población.

 

 Socialismo

 

Con esta plaga se va cerrando el círculo. Todos, repito todos los partidos políticos que accedieron al poder en Venezuela están “enfermos” de socialismos, extremos, moderados o “medias tintas” y quien diga que este país ha sido gobernado por todas las ideologías políticas está equivocado. Desde la perspectiva social cristiana, la socialdemócrata hasta la marxista se ha impuesto el terror al mercado y al capitalismo sin ninguna duda y por más que se afanen en repetir lo de “economía mixta” o cualquier otro subterfugio, intentan ocultar pensamiento y procedencia. Aquellos que en todos esos partidos intentaron revisar esas ideas fueron defenestrados y hay testigos vivientes y no vivientes.

 

Venezuela no tuvo la suerte de tener un Felipe Gonzalez o un Tony Blair que se atrevieron a cuestionar seriamente el socialismo y tampoco los tiene ahora, pues ninguno de los surgidos recientemente se lo plantea seriamente, más allá de di vagancias y generalidades. Una “plaga” que no nos hemos podido quitar de encima y que ahora se agrava miserablemente con esta “cripto revolución” cuyos ancestros vienen de Marx y Jesús. Sumen Uds., estimados lectores, todas ellas para explicar porque estamos donde estamos. Solo agreguemos dos, para no llegar a diez.

 

Vivir del petróleo

 

Todo lo dicho y defendido no seria posible sino fuera porque tenemos petróleo, pero no nos equivoquemos, no es nada malo tener esa bendición. Pero si se usa para mantenerse en el poder o, peor para comprar cuerpos y almas, es donde se convierte en dañino y perverso. El punto es que la “plaga” no es tenerlo, sino solo vivir solo de él y Venezuela se acostumbró a esa forma de vida. Hoy en día esta aseveración se nos hace manifiesta y se revela dramáticamente con un progresivo empobrecimiento de la población que no tendría lugar si hubiésemos aprendido a crear y desarrollar otras fuentes de riqueza.
“Vivir del petróleo” alimentó a las demás, porque no cabrían populismos, socialismos, presidencialismos, etc., etc., si esta fuente de ingresos no estuviera allí, facilitándolos sin restricción alguna. Solo, si alguna vez, somos capaces de vivir de otra manera, dependiendo menos de esa gentil riqueza seremos capaces de afrontar todas esas plagas, incluyendo la última.
La revolución bolivariana.

 

Que nos haya caído está en pleno Siglo XXI, es lo peor de todo. Una plaga que, como aquellas que invadieron al Egipto de sus tiempos, no pareciera tener contrapartida y defensas, pero con el agravante de que se asienta en los más anacrónicos pensamientos de las ciencias y de la filosofía. Anclada en el siglo V, por sus costumbres monárquicas y feudales y en el XIX por sus orígenes utópicos y marxistas, esta plaga inunda todos los espacios y conductas. La revolución bolivariana con todos sus contenidos épicos, mitológicos y personalistas, llena de promesas incumplidas, en ese completo desfalco que le ha hecho Venezuela no puede ser mejor calificada. Es la suma de todos los males. Es la suma, de todas las plagas con las que hemos vivido durante mucho tiempo. Esperamos que algún día tenga su fin.

 

 

Maxim Ross

 

[1] Excelentemente tratado en el “Miranda y Bolívar. Dos visiones” de Giovanni Meza. Editorial jurídica venezolana, 2015.

La democracia está en peligro

Posted on: julio 23rd, 2024 by Super Confirmado No Comments

 

Alguien ha dicho que estas no son unas elecciones cualquiera, principalmente, porque la propuesta opositora a este gobierno se centra en la tesis de cambiar el modelo económico y político que nos llevó al desastre, pero también se ha dicho que es un enfrentamiento entre un régimen no democrático y quienes han cultivado la defensa de la democracia. Ciertamente, no es este un evento electoral similar a los que hemos realizado antes y, mucho menos, uno similar al que experimentan otros países donde existen sistemas y regímenes democráticos que permiten legitimar al liderazgo político en unas elecciones aceptadas y concurridas por todos y, donde, por una parte, el poder electoral actúa de manera independiente y, por la otra, los oponentes se enfrentan en condiciones relativamente iguales.

 

El tema del que nos ocupamos en esta nota va en la dirección de pregonar que, en realidad lo que está en juego es la democracia misma, esa forma de gobierno que, como bien indica Sartori: 1

 

“Es más, en sí misma, es la mejor máquina que se ha inventado nunca para permitir al hombre ser libre, y no estar sometido a la voluntad arbitraria y tiránica de otros hombres. Construir esta máquina nos ha llevado casi dos mil años. Intentemos no perderla.”

 

Tal vez, con esa percepción dramática de quien le ha dedicado años de estudio se pregunta, al igual que nosotros ahora en Venezuela:

 

«¿La democracia está en peligro? Me temo que tengo que responder que, a largo plazo, sí.”

 

“La democracia es una ́gran generosidad ́, porque para la gestión y la creación de la buena ciudad confía en sus ciudadanos. Pero los estudios sobre la opinión pública ponen en evidencia que esos ciudadanos lo son poco, dado que a menudo carecen de interés, que ni siquiera van a votar, que no están mínimamente informados. Por tanto, decir que la democracia es una gran generosidad subraya que la democracia siempre está potencialmente en peligro.”

 

1 SARTORI Giovanni. (2009) LECCION 30: Por desgracia, he terminado. En: LA DEMOCRACIA EN 30 LECCIONES. Editorial Taurus. Pp 143-144.

Ahora bien, observen ustedes esta magnífica distinción que realiza, distinción que nos ayuda, ahora en Venezuela a encontrar buenas razones y actores apropiados para evitar que la “democracia esté en peligro” Dice Sartori:

 

“Sin embargo, tenemos que distinguir entre la máquina y los maquinistas. Los maquinistas son ciudadanos, y no son nada del otro mundo. Pero la máquina es buena… Intentemos no perderla.”

 

La “máquina y los maquinistas”

Obviamente, están en primera fila los partidos políticos, hasta ahora sus principales protagonistas y defensores, tal como se ha hecho recientemente con la constitución de la Plataforma Unitaria, con la realización de las primarias que llevaron al triunfo de María Corina y esta espectacular campaña electoral que ha realizado con el apoyo de todos los partidos políticos, pero bajo la circunstancia de que “los maquinistas” han respondido también transformando aquel “ poco interés”, al que alude nuestro autor. En una verdadera avalancha de Ciudadanos que parecen ser… ¡algo de otro mundo! Desde luego, abandonaron la apatía, la falta de interés y se organizaron, como “maquina” para poder votar y elegir.

 

Una variable clave en la ecuación democrática

Sin embargo, tenemos la impresión de que a esa “maquina” le hace falta una variable decisiva: la defensa del sistema democrático por la sociedad civil organizada, esa que, por una parte sigue siendo apática, por la otra, en algunos casos se ha plegado completamente a favor del gobierno y, por último, está a la espera de los datos finales de quien será el ganador de la contienda para, entonces, revelar sus preferencias políticas.

 

Digamos que no se trata de exigirle a Gremios, Vecinos, Iglesias, Asociaciones Profesionales, Universidades, etc., que declaren a favor de uno u otro candidato. No. Se trata de una declaración categórica en favor de la Democracia exigiendo elecciones libres y competitivas, tal como lo viene pidiendo el mundo entero. Sin ese requisito, la posibilidad de sucumbir en un sistema parecido al de Cuba o Nicaragua, donde la Democracia cedió su lugar a la “servidumbre”, es altamente probable.

 

2 Ver nuestro artículo “El camino de la servidumbre”. Noviembre de 2017

 

El camino de la servidumbre

 

Hayek describe con detalle y exactitud en el “El camino de la servidumbre”2 las vivencias de una sociedad regida por el totalitarismo de Hitler y de Stalin. Quizás al ponerle ese alcance y un tono dramático queremos, precisamente, ilustrar el tamaño del riesgo que corremos como sociedad. Recordemos que la palabra tiene su origen en el concepto de “siervo”, esto es, aquel miembro de la sociedad que perdió todas sus libertades en los regímenes absolutistas más opresores de la historia humana. Siervo era aquel a quien la monarquía le impuso reglas de trabajo, a quien le confiscaron progresivamente su riqueza con el cobro de más y más impuestos. “Siervo de la gleba”. Ustedes recordaran el nombre y el apellido, cuando ambos definen una relación social de la más absoluta subordinación al poder constituido.

 

Quizás exageramos al colocar la palabra en ese dramático, repetimos, significado pero, lo que deseamos transmitir es que, a pesar de las diferencias que hay entre ese pasado y hoy día, la humanidad ha vivido momentos similares y de una profundidad semejante aunque ya no existan monarquías, ni Hitler, no Stalin pero, como bien describió Hayek, son buenos ejemplos del peligro que nos acecha, aunque hoy el poder se muestra solapado porque, como sabemos, se las ha ingeniado para desdoblarse, sonreír y esconderse detrás de las bambalinas de la Ley o de la limosna.

 

““La Democracia está en peligro” y en nuestras manos está resguardarla si queremos vivir en paz y en libertad.

 

Maxim Ross

 

Maxim Ross: Del líder y del consenso

Posted on: junio 28th, 2024 by Super Confirmado No Comments

 

Escribo estas líneas inspirado por un repaso reciente sobre la vida de Gandhi, producto de una película acerca de su gesta en la India, donde queda muy claro el liderazgo que supo ejercer y que lo llevò a alcanzar su objetivo principal: liberar a su país de los ingleses, pero revela también que no pudo lograr un consenso sobre lo que sería la India, una vez obtenida la independencia de Inglaterra, porque, si bien  su presencia y su visión fueron vitales para el destino de ese país en aquellos cruciales momentos, no pudo conseguir el consenso para evitar el deslinde de Pakistán.

 

Una lección que se puede extraer de esta experiencia es que ambas categorías, liderazgo y consenso deben fusionarse en algún grado, en un buen balance, se podría decir para que el uno apoye el otro. Aquel resultado nos hace pensar en que hay que hallar una ecuación de equilibrio significativa entre la construcción de un liderazgo sólido y persistente, basado en el uso de la intuición y del instinto, y la necesidad de un consenso fundado en una adecuada interpretación de la realidad, tal que permita identificar cuál de los dos debe privilegiarse en un determinado tiempo y oportunidad. Pero este equilibrio, es tarea nada sencilla como lo ilustra Kissinger en su conocido ensayo sobre el liderazgo”[1]

 

Liderazgo.

 

Dice el afamado político y escritor en el prólogo de su libro que las características del líder y el tiempo que le toca vivir esbozan una trayectoria que es digna de traer a colación porque de ello depende el éxito de lo que se ha propuesto. Dice Kissinger en “LOS EJES DEL LIDERAZGO”:

 

“Cualquier sociedad, con independencia de cuál sea su sistema político, se encuentra en un tránsito perpetuo entre un pasado que conforma su memoria y una visión del futuro que inspira su evolución…En ese recorrido, el liderazgo es indispensable: hay que tomar decisiones, ganarse la confianza, mantener las promesas, proponer una forma de avanzar”

 

Para luego afirmar:

 

“Los líderes piensan y actúan en la intersección de dos ejes: el primero, entre el pasado y el futuro; el segundo, entre los valores perdurables y las aspiraciones de aquellos a los que  lideran—“Es esta comprensión intuitiva de la dirección que debe seguirse la que permite a los líderes fijar objetivos y establecer una estrategia”… “Para que las estrategias inspiren a la sociedad, los líderes tienen que ser didácticos: comunicar los objetivos, mitigar las dudas y movilizar apoyos”

 

Estamos conscientes de que Kisiinger no es la única fuente a consultar sobre el tema, pero los conceptos que nos ofrece dan lo suficiente para intentar una interpretación del momento que vive nuestro país, dónde y cuándo ambas categorías, liderazgo y consenso son, no solamente necesarias, sino indispensables para encontrar una ruta sostenible y duradera a Venezuela compartida por todos los venezolanos…

 

Aquí, la “intuición”, el “análisis de la realidad”, la “intersección de los ejes pasado y futuro”, la “comunicación” y el “movilizar apoyos” conforman la nada sencilla ecuación de lo que debe intentar quien lidere un proceso de transformación como el que exige Venezuela. Su capacidad para identificar ambas “fuerzas” en el momento oportuno es clave para lograr resultados en ambos frentes.

 

Liderazgo y consenso en Venezuela

 

Algunos ejemplos nos ayudan a identificar si ese equilibrio se obtuvo en nuestro país. Rómulo Betancourt, José Antonio Páez, Carlos Andrés Pérez y Rafael Caldera nos muestran que los resultados pueden ser diferentes.

 

Liderazgo puro

 

Carlos Andrés ilustra una conducta similar al “líder puro” que se fundamenta en una conducta reiterativa. La primera, del liderazgo que le otorgan los inesperados y sorpresivos recursos que ingresaron al país en el comienzo de su primer gobierno. La figura del líder, sumada a la bonanza petrolera, se impone sin necesidad de un consenso.

 

La segunda, muy posteriormente, cuando los intentos de transformación que se experimentan a finales de los ochenta y principios de los noventa fracasan, precisamente porque interpretó que, con su solo liderazgo, bastaba para lograr aquellos objetivos. Nunca hubo ni intención, ni estrategia de consenso.

 

 

Caldera, representa bastante lo que  calificamos como “liderazgo puro”, fundado otra vez en una percepción de que su liderazgo era más que suficiente para desarrollar las tareas que se propuso para Venezuela. Siendo quien contribuyó, al igual que Betancourt, en la fundación de la democracia y el consenso político que fue el Pacto de Puntofijo, lo fue dejando de lado progresivamente para centrarse en su personal liderazgo, tanto que lo llevó a enfrentarse a las nuevas generaciones de su propio partido, COPEI, hasta que este desapareció del panorama político venezolano, al menos con la gran influencia que tuvo. No pudo, este “líder puro”, comprender la importancia del consenso a la hora de sustraer a Venezuela de la crisis en que en que estaba.

 

Chávez es, desde luego, el caso extremo de un “liderazgo puro” porque en muy buena forma suma las características de los dos primeros. De un lado, ese sentido carismático que tuvo su liderazgo y, del otro, la inmensa cantidad de recursos petroleros que sustentaron su conducta, mientras duraron, sumadas a ello una ideología y una cultura de origen militar que invocan obediencias y lealtades, hizo de su liderazgo la ruptura del consenso. El monólogo sustituyó al diálogo en Venezuela. No hubo jamás intención de consenso, al contrario el descenso fue su norma y conducta.

 

Liderazgo y consenso.

 

Betancourt, a nuestro juicio revela el caso contrario. Sin duda, fue el líder preminente de la consecución de la vía democrática después de la dictadura de Pérez Jiménez porque logró conjugar ambos roles, líder indiscutible, pero organizador, no único pero el más importante, del primer consenso político que registra Venezuela, debido a su capacidad para intuir el necesario pragmatismo y armar un consenso descansando en la captación de lo que era la Venezuela de esos tiempos. Esa que lo lleva a fundar el partido de los venezolanos, Acción Democrática, recorrer el país sumando a su visión la tarea organizativa y el programa mínimo del consenso de Punto Fijo.

 

Leoni. Reconocido quizás como el gobierno más pacífico que tuvo Venezuela, gracias principalmente a la iniciativa pacificadora frente al tema de la guerrilla, logra conducir al país con el apoyo del gobierno conocido como de “Amplia Base”, de alguna manera privilegiando el consenso sobre el liderazgo, si se nos permite la interpretación.

 

Páez, nos lleva a un ejemplo similar cuando, este supuestamente tozudo llanero, generó un gran consenso a su alrededor con la creación de la “Sociedad de Amigos de Venezuela”, con la que enfoca la reconstrucción de un país devastado por la guerra.

 

Consenso desde el liderazgo

 

Los casos mencionados pretenden evaluar la importancia de ese equilibrio en estos delicados momentos que vive el país, porque el tamaño, el calibre, la profundidad de la situación venezolana, son de tal magnitud que no podemos confiar en que uno solo de esos dos “poderes” sea capaz de resolverla. En la Venezuela de hoy ellos son indisolubles, con un rasgo especial de que el consenso debe provenir del liderazgo, si la historia que contamos ha de servirnos de algo. Estamos, entonces, hablando de un consenso que provenga, tal como fue el caso de Betancourt, del liderazgo que ha construido María Corina, que cuenta con un amplio respaldo popular y el de todos los partidos políticos democráticos, pero que, a nuestro juicio, le falta un soporte que podría garantizar un consenso de mayor amplitud y profundidad, uno con toda VENEZUELA.

UN GRAN CONSENSO POR VENEZUELA

 

Paola Alemán, en la “Gran Aldea”, hizo un llamado a construir los Acuerdos Políticos que garanticen una pacífica transición de poderes públicos, solicitud absolutamente loable para los momentos que vienen pero que, como hemos indicado, “la magnitud, el calibre y la profundidad” de la situación venezolana y la transformación que debemos enfrentar exige el concurso y el consenso de toda la Sociedad Civil Venezolana, que es la que ha sufrido todos los daños causados por el socialismo bolivariano [2]. Al igual: Ricardo Haussman nos acaba de recordar, en un reciente video, que el caso venezolano es el de una sociedad a la que “Le confiscaron sus Derechos Económicos, sus Derechos Políticos y sus Derechos Civiles” y que podría intentar reclamarlos y recuperarlos.

 

Nos permitimos, entonces, sugerir que la construcción de ese  consenso provenga del liderazgo que representa y simboliza María Corina y que se capitalice en un GRAN CONSENSO POR VENEZUELA que involucre a toda la Sociedad Civil Venezolana, representada en sus Universidades, los gremios empresariales y profesionales, las Asociaciones de Vecinos, las Comunidades Organizadas, las ONGs constituidas y aquellas instituciones que tienen el rango mayor de reunir a los venezolanos en un credo, en una religión. La suma, pues, de toda VENEZUELA.

 

[1] Kissinger, H, “ Seis estudios sobre estrategia mundial” Debate, 2023
[2][2][2][2] Momento de recordar la destrucción de nuestra capacidad productiva, de las “expropiaciones”, de la industria petrolera, del empleo, de las instituciones universitarias, de los gremios profesionales, de la educación primaria, secundaria y superior, de los sindicatos, del empresariado, de las reglas de juego democrático y ¿Qué más?

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