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La rebelión de los monos

Posted on: febrero 26th, 2021 by Laura Espinoza No Comments

 

 

La noticia de la fuga de los monos ha conmocionado al país, no era para monos, digo, para menos, desde el primer momento corrieron por las redes los rumores, saltando de Twitter a Instagram y de allí a Facebook. La noticia trae cola: eso de que los monos abandonaron las jaulas por hambre, no se lo cree, a estas alturas, casi nadie. Como todo el mundo sabe, ellos cuentan con varios bodegones muy bien surtidos en las cercanías y un mono siempre resuelve. La verdad es que los simios concibieron un plan de fuga, sin duda alentados por agentes de la CIA, que los han venido entrenando durante todos estos años, con la colaboración de la oposición fascista y golpista, para conspirar en contra del régimen venezolano -financiados, obviamente, por Juan Guaidó, quien, curiosamente, fue visto por allí dos días antes con una bolsa de maní en concha (con cáscara para la versión argentina)-. Suerte que no lo vio la carcelera. La salida de Trump del poder aceleró, sin duda, el plan. Por los documentos que se encontraron, incluidas extensas monografías camufladas en conchas de cambur, se pudo conocer que la intención inicial de los monos era tomar la sede de la Cuarta división, por ser la más cercana al Jardín Zoológico de Las Delicias, de Maracay, lugar donde venían residiendo los monos y que era también -¡qué casualidad!- la residencia favorita del general Juan Vicente Gómez, tan favorita, que decidió morir allí el 17 de diciembre de 1935, rodeado de todos los animales. Dices que antes de morir mandó a callar a Dolores Amelia que lloraba inconsolable diciéndole: «¡Chita!». De modo que, si alguien albergaba alguna duda del carácter golpista del plan, este último dato la despeja.

 

 

Una vez tomado el parque de la Cuarta división, el siguiente paso del plan golpista era llegar hasta el Museo aeronáutico, abordar los monoplanos y aviones de guerra que allí se encuentran exhibidos, encenderlos (los monos son capaces de cualquier cosa) y enfilar hacia la capital de la república. Otro comando de monos se dirigiría -ya uniformados- al cuartel Páez, donde la tropa los tomaría por generales e inmediatamente se someterían a sus órdenes. De allí, los monos tenían proyectado salir en camiones del ejército rumbo a Caracas, claro que sin comunicar a los soldados la finalidad misión, sino sólo informando de que se trataba de una inocente maniobra de golpe de estado.

 

 

Cuando las ramas del poder público reaccionaron, los monos ya estaban a punto de colgarse de ellas. Sin embargo, el plan quedó develado, porque el zoológico está infestado de babas de los organismos de “inteligencia del Estado” (con perdón) que lograron hacer que los pájaros cantaran delatando la operación. Comunicada la noticia por radio al comandante mono por una guacharaca leal a los golpistas, aquél decidió abortar la misión y dio la orden, que ya es de todos conocida:

 

 

* Mono uno a comando de monos, cambio.

 

* ¿Cambio de monos? ¿Cambio de comando?, ¿cambio de régimen? o cambio de cambio, cambio.

 

* ¡Cambio de cambio!, cambio.

 

* Ah ok, copiado el cambio del sentido de cambio, cambio.

 

 

Ustedes monearon muy bien por allá, pero abortamos misión. Repito, abortamos misión, compañeros monos: ¡monojh! Cambio y fuera…
Esta es la historia, lo que vino después es del dominio público: primates correteando por las zonas cercanas tratando de expropiar en casas del vecindario botellas del anís homónimo con el fin de agarrar una mona y así sobrellevar la depresión sufrida por tan estrepitoso fracaso. Hasta el momento, los cuerpos de seguridad del Estado -que tienen el monopolio de la violencia- no han podido capturar a los rebeldes que deambulan a sus anchas de rama en rama y se niegan a entregarse, haciendo alarde, más bien, de su comportamiento eximio. Algunos agentes, para engañarlos, han tratado de ofrecerles plátanos maduros. La respuesta de los monos ha sido contundente y monolítica, pero preferimos no publicarla.

 

 

Estaremos atentos a cualquier nueva acción del comando Leibniz, nombre con el que se autodenomina la monada rebelde.

 

 

Laureano Márquez

La cuña blindada

Posted on: enero 28th, 2021 by Laura Espinoza No Comments

Entre los millones de cosas que le llegan a uno al teléfono para ayudarnos a no perder tanto tiempo leyendo libros, me enviaron la famosa cuña de la camioneta blindada.

 

Lo tomé como una parodia de la corrupción y el mal gusto. Parecía una crítica mal lograda a la «enchufocracia» reinante. «Se podía haber dicho más», pensé.

 

Sin embargo, inocente uno, resulta que se trata de una cuña completamente en serio. El sabio Mevlana decía: «se visto como eres o sé cómo eres visto».

 

Aquí parece que a mucha gente ya no le importa ser vista como es,  en todo el esplendor de esa terrible tragedia que ha traído el «socialismo» a Venezuela: la corrupción, la riqueza fácil y la ostentación grotesca de todo ello.

 

«Mi patrón, me la dio mi papá» (se refiere a la camioneta), comienza con una toma aérea de aproximación al lugar de blindaje al que supone uno, un hijito de papá, que lleva su camioneta a blindar.

 

Me vino a la memoria una oportunidad en que fuimos a trabajar, Claudio Nazoa y quien suscribe, a Lechería en un hotel importante que tiene una marina.

 

Desde la baranda de un yate con no menos 15 camarotes, un hijo de un enchufado nos reclamó nuestras críticas a un «revolución» que defiende al pueblo y preguntó -además- si nosotros estábamos pagados por Carlos Andrés Pérez.

 

La escena era tan surrealista que parecía una broma. Resultaba increíble que desde ese gigantesco y lujoso cuasi Titanic, alguien estuviese defendiendo al pueblo.

 

Pero resultó que la pregunta era en serio, formulada desde un yate por causa del cual, seguramente, muchas personas eran mucho más pobres.

 

«Marico, sobrepase el nivel, estoy en otro level» sigue la cuña. En Venezuela no es difícil sobrepasar el nivel si tienes la conexión adecuada.

 

El nuevorriquismo, que pasa del subsuelo al nivel multimillonario, necesita exhibir su riqueza.  «Papito en alta siembra, billete pa’ tirar pa’ arriba». Seguramente esa «alta siembra» no es en el campo venezolano, quebrado por otras siembras a las que les conviene su destrucción.

 

«Papi me dijo: ‘hijo blíndala’ por algo será, tiene demasiado billete». Luego va al lado del copiloto y abre la puerta y se baja una hermosa dama. «Me traje a una», no completa la frase, no es menester.

 

La dama pregunta luego que aparte de la camioneta, qué más va a blindar y él responde: «tú sabes, bebé, el juguetico», señalando sus partes íntimas, suyas de él.

 

«Soy un banco andante y quiero algo donde pueda meter efectivo». Entonces le muestran una caja fuerte que va en la maleta de la camioneta.

 

La cuña en general es reveladora de este hombre nuevo, mal educado, sin escrúpulos, machista y criminal que ha producido esta tragedia política que agobia a nuestro país.

 

Frente a esta muestra descarada de lo peor de este tiempo, tenemos que enaltecer y refugiarnos en nuestro lado luminoso.

 

No olvidar nunca que Venezuela es una tierra de gente talentosa, honesta, trabajadora y buena, con mentes cultivadas, poetas y escritores de renombre, músicos eminentes, maestros abnegados, médicos comprometidos, en fin, demasiada gente que mantiene nuestra esperanza blindada.

 

 

Laureano Márquez

“El que no vote, no come”

Posted on: diciembre 4th, 2020 by Laura Espinoza No Comments

 

Esta frase golpea mucho, más si es dicha en un país en el que la gente se está, literalmente, muriendo de hambre. No se me ocurre ninguna manera humorística de salirle al paso.

 

 

La verdad es que la afirmación no nos aporta nada que ya no supiéramos acerca de una práctica que dese hace largo tiempo se viene implementando en el país.

 

 

Lo sabemos los que no somos víctimas de presiones políticas a cambio de comida, pero lo saben con dramática claridad aquellos que, si no votan, ponen en peligro la alimentación de su familia y a los que se exige cotidianamente compromisos políticos a cambio de recibir comida subsidiada, vivienda, educación y otros servicios esenciales.

 

 

La política venezolana ha descendido a unas cotas de crueldad que resultaban inimaginables, incluso para quienes abrigábamos las más pesimistas expectativas en el lejano año de 1998.

 

 

Menester es reconocer que a diferencia de otros regímenes que con pudor se ocultan sus manejos autoritarios detrás de manipulaciones ideológicas, el de Venezuela, además de contar con esta herramienta, en algunas oportunidades prefiere tomar atajos y proclamar públicamente sus amenazas por si a alguien no le ha quedado suficientemente claro.

 

 

Al régimen le interesa que se conozca con «tramparencia» lo que le puede suceder a quien ose desafiarle, porque el miedo es su fuerza, realmente su única fuerza: el miedo a ser torturado o asesinado, el miedo a ser encarcelado por lo que se dice o piensa y uno de los miedos más ancestrales del ser humano: el miedo a no conseguir comida, que conduce a la desesperación.

 

 

Algunas frases al azar le vienen a uno a la memoria sobre estas verdades que se han proclamado sin pudor si escrúpulo alguno: «no importa que andemos desnudos, no importa que no tengamos para comer, aquí se trata de salvar la revolución»; «no vamos a sacar a la gente de la pobreza y llevarla a la clase media para que sean escuálidos»; «vinimos a vengarnos»; «PDVSA es roja rojita»; «treinta años pido yo para esa jueza».

 

 

Se podrían llenar volúmenes de frases de este estilo y muchas otras de peor calaña.

 

 

Todas ellas constituyen confesión de parte de las tropelías que estaban dispuestos a cometer y cometieron: empobrecimiento deliberado y calculado de la población, sometimiento del poder judicial, destrucción de la principal empresa petrolera del país convirtiéndola en sucursal del partido gobernante, etc.

 

 

Del chavismo se podrán decir muchas cosas, pero nunca que no anunció sus verdaderos planes.

 

 

Uno no tiene corazón para decirle a la gente que ha sido amenazada con su extinción que mantenga su dignidad cívica y se muera de hambre.

 

 

Si te ponen a negociar entre salvarle la vida a tu hijo y ceder en tus convicciones políticas, te la están poniendo bastante difícil.

 

 

Estas elecciones parlamentarias que se avecinan han sido descalificadas como libres y democráticas por la mayoría de los países con regímenes políticos plurales y respetuosos de los valores de la democracia.

 

 

Aquellos que las avalan son países sin elecciones libres, con dictaduras consolidadas.

 

 

Pero aquellos que no padecen el dramático dilema y llaman a votar desde la oposición y la «oposición», simplemente les formulo la sencilla interrogante que el profesor Ángel Álvarez desde su Twitter, les envía en este complejo momento: “A los candidatos de oposición a las elecciones de la AN, preguntas sinceras: supongan que ganan la mayoría (como en 2015 o más) ¿qué les hace pensar que podrán ejercer sus cargos, aprobar leyes y propiciar algún cambio? ¿Por qué ustedes sí y los anteriores no?”.

 

Laureano Márquez

 

Se acerca el final de este complicado año 2020.

Posted on: noviembre 21st, 2020 by Laura Espinoza No Comments

 

Todos anhelamos que se vaya de una vez y que con él se vaya también ese otro virus de quien anunció quedarse alguna vez hasta el 2021.

 

 

Fecha de vencimiento que, fue señalada en su momento, parecía irrealizable por lejana y remota (quizá para el personaje mismo, acostumbrado a absurdas exageraciones, también le pareció un calculado exabrupto).

 

 

Solo espero de corazón que esa profecía suya se cumpla, como se cumplieron todos sus anuncios de destrucción y confiscación de las libertades.

 

 

Quien suscribe, que le envía cartas al Niño Jesús y no a San Nicolas, no le he hecho carta este año. Desde hace veinte, repito la misma.

 

 

Esta competencia entre Santa Claus y nuestro tradicional Niño Jesús, no está exenta de contradicciones. He aquí algunas de ellas:

 

 

Colocar la figura de un San Nicolás en el Nacimiento.

 

Pedirle a Santa que te traiga un pesebre.

 

Que San Nicolás y el Niño Jesús vengan a la misma hora a traer los regalos y se encuentren en la sala de la casa y se arme un lío por conflicto de competencias a media noche mientras los niños duermen.

 

Que los niños de los al ver al que te conté vestido de rojo rojito y panzón, se confundan y comiencen a llamarlo “¡San Nicolás! ¡San Nicolas!” y que el original, ofendido, agarre su trineo y sus renos y se largue.

 

Frente a estas contradicciones, en Navidad no cabe otra cosa que, por las dudas, montar simultáneamente en la casa arbolito, nacimiento y un Santa colgado en el balcón, aunque le acusen a uno de inconsistencia ideológica.

 

 

Es muy probable -conociendo la incapacidad que nos rige- que el último minuto del 2020 coincida con un apagón.

 

 

El régimen se justificará diciendo que se hizo apropósito para mejor disfrute de los fuegos artificiales.

 

 

Lo cierto es que algunos observatorios han pensado en mudarse a Venezuela que se ha convertido en uno de los países con menor contaminación lumínica de todo el planeta.

 

 

Una última reflexión sobre el tiempo: el futuro no ha llegado, en cierto sentido no existe, el pasado ya se fue. Pero el pasado fue futuro de un futuro más pasado.

 

 

El presente de este escrito que el lector lee en presente ya es pasado para mí. Sin embargo, la línea que sigue, mi futuro, es para usted presente, de un futuro que ya pasó.

 

 

En fin esto del tiempo es para volverse loco. Era Clito, el de Éfeso el que decía que nadie se baña dos veces en las aguas de un mismo río, simbolizando el eterno fluir del tiempo como el río de la vida. Sin embargo, alguien agregó que, en este eterno fluir, nadie logra bañarse ni siquiera una primera vez.

 

 

El instante es inasible y sin embargo de instantes está llena la vida. Conclusión de esto es que no nos bañamos nunca. Fíjense las vueltas que daban los filósofos antiguos para justificar el no bañarse.

 

 

El punto es que vivir es construir recuerdos para un presente en el que ya no tengamos más futuro que contemplar el pasado.

 

 

Quiera Dios que el año 2021 podamos construir hermosos recuerdos para que nuestro futuro sea un hermoso pasado…

 

 

P.S. Sé que parece que me estoy adelantando al fin de año, pero es que no aguanto las ganas de que se acabe

 

 

 

Laureano Márquez

Greguerías

Posted on: octubre 23rd, 2020 by Laura Espinoza No Comments

 

* Este año no existe, es solo una excusa para que venga el próximo.

* En algunos países, el distanciamiento social es la parte positiva de la pandemia.

* Nunca imaginé entrar a un banco enmascarado y salir con mi propio dinero.

* En Venezuela se juntó la pandemia con el pandemónium.

* Ya hace mucho tiempo que este régimen es su propio gobierno anterior.

* En la Venezuela revolucionaria, el billete es el motor de la historia.

* Estamos viviendo una desorganización muy bien organizada.

* En Venezuela “exhorto” significa “ordeno”. En Argentina no sé.

* Si tanto se dijo que éramos el tercer país más feliz del mundo, ¿Por qué la gente emigró a sitios menos felices?

* Las noticias ahora se saben incluso antes de que sucedan.

* Las comunicaciones se aceleraron tanto que ya no comunican.

* Reducimos nuestro pensamiento a 280 caracteres, pero no debemos acostumbramos a pensar poquito.

* Publicamos en la red nuestra vida privada, mientras exigimos leyes de protección de datos.

* Chateamos con el que está al otro lado del planeta y no saludamos al vecino.

* Nuestros pulgares terminarán mutando, eso dicen los índices de tendinitis.

* La pareja tiende a la fidelidad conyugal, no por convicción, sino porque ya no hay excusa para estar inubicable.

* Todo puede ser visto, todo fotografiado y enviado en directo. Cada hombre es una agencia de noticias, pero la credibilidad es cada vez menor.

* Hay que preguntarse de buena fe qué es la mala fe.

* Cuando uno tiene que pensar demasiado lo que dice, dice poco lo que piensa.

* Apenas dejan el poder, los gobernantes recobran la lucidez crítica.

* En los regímenes autoritarios se jala con mayor intensidad, porque la adulación es el único mecanismo de ascenso social.

* La mesura en la jalada de mecate es fundamental: ni tan poco que no se sienta, ni tanto que lastime.

* ¿Será que ellos consideran que “iniciar una ofensiva” es ofender?

* Las ofensas son tantas que ya uno ni se ofende, porque hay insultos que halagan.

* El humor desenmascara y da cuenta de aquello que, estando a la vista de todos, nadie observa.

* Las sentencias del ingenio humorístico son inapelables, salvo que se aplique en la respuesta similar ingenio.

* No son los humoristas los que ridiculizan al poder: el poder hace el ridículo -que es cosa muy distinta- y el humorista solo da buena cuenta de ello.

* En países como el nuestro, ser humorista y ser cronista es casi lo mismo.

* El humorista vive de la incongruencia, por eso se ocupa tanto de los gobernantes.

* El gobernante siempre está en desventaja frente al humorista, es tanta su debilidad que solo cuenta con la fuerza.

* Quien reprime al humor ya perdió, incluso aunque tenga razón, perdió.

* Moral y luz siguen siendo nuestras primeras necesidades.

* En la democracia y en los concursos, hay que consultar a la audiencia.

* Democracia no es solo votar mucho, sino también una manera de vivir, votando mucho.

 

Laureano Márquez

 

Quino y el sentido de la vida

Posted on: octubre 6th, 2020 by Laura Espinoza No Comments

 

 

“La mayoría de los hombres, Kamala, son como las hojas caídas que giran y vuelan en el aire, y acaban por el suelo. Pero hay otros, unos pocos, que son como las estrellas: ellos se mueven en órbitas fijas más allá del alcance del viento; ellos tienen sus leyes y su curso dentro de sí mismos.” Herman Hesse (Siddartha)

 

 

La reciente partida de Quino a la casa matriz del espíritu, es una invitación a reflexionar sobre el sentido de la vida. La suya lo tuvo: su gracia nos hizo mejores personas, nos ayudó a pensar un poquito más, a ser más tolerantes y comprensivos, más inconformes y críticos, autocríticos. Hay gente que a su paso por este mundo, hacen de él un lugar mejor para sus compañeros de viaje. Tal fue el propósito de su vida.

 

 

En 2014 fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades por el “enorme valor educativo” y “dimensión universal” de su obra y por unos personajes que “trascienden cualquier geografía, edad y condición social”. Estas menciones le colocan, merecidamente, en el olimpo de los humoristas, se podría agregar su profunda sensibilidad por los dolores humanos. Como él mismo señaló una vez: sus viñetas iban de “la relación entre los más débiles y los más poderosos”. El humorista siempre acompaña a los débiles, a los que son víctimas del abuso del poder en cualquiera de sus manifestaciones. Por eso, el humor siempre estará del lado de la defensa de la democracia y la libertad, denunciando siempre los intentos de menoscabarlas, no pocas veces hechos, curiosamente, en nombre de “la democracia y la libertad”.

 

 

En tiempos del fallido golpe militar en contra de Alfonsín en 1987 pone en boca de Mafalda estas palabras: “¡Sí a la democracia! ¡Sí a la justicia! ¡Sí a la libertad! ¡Sí a la vida!”.

 

 

Alguna vez José Ignacio Cabrujas dijo que el humor era una misteriosa y particular forma de amar. El humorista ama profundamente al mundo, a sus semejantes, por tal razón sueña siempre con lo mejor para ellos. Añora una vida mejor para todos, llena de bondad y de virtud, un planeta más limpio, pero también un alma más limpia. El humor no proclama verdades, al contrario, pone énfasis en cuestionar a los que se creen amos de ellas.

 

 

Hace que el cerebro saque al pensamiento de las grandes autopistas que recomienda el GPS interno, para llevarlo de paseo por carreteras alternas, algo más largas, sí, pero más emocionantes, en las que se encuentran poblados de insospechada belleza en los que el paisaje de la vida se puede ver de manera diferente para llenarlo a uno de renovado ánimo.

 

 

Quino es de la gente que se le queda a uno en el corazón para siempre.

 

 

Sus temas, como los de la filosofía, o la religión, tocan aspectos centrales del alma humana, preocupaciones sobre nuestro destino que nos acompañan en todo tiempo y lugar. Al fin y al cabo, el asunto central del humorismo es el sentido de la vida, qué bueno para nosotros que él lo haya encontrado.

 

 

Laureano Márquez

@laureanomar

El Sentido Común

Posted on: septiembre 11th, 2020 by Laura Espinoza No Comments

Dicen por ahí que el sentido común es como el desodorante: el que más lo necesita es el que menos lo usa. Del sentido común han hablado desde los filósofos hasta los odiósofos.

 

 

Bergson, el filósofo francés, por ejemplo, decía que es “la facultad de orientarse en la vida práctica”. El sentido común podría definirse como aquello que una comunidad considera prudente, sensato, lógico. Sin embargo, es muy común ver en las  redes videos caseros que muestran la total ausencia de sentido común en gente que hasta tiene la apariencia de ser inteligente.

 

 

Algunos creen  de manera irrestricta en el sentido común, como el escritor Max Jacob quien afirma que: “El sentido común es el instinto de la verdad ”. Otros, sin embargo, no creen en él, como el caso de otro escritor, esta vez Saramago, que dijo:“No te dejes engañar, el sentido común es demasiado común para ser realmente sentido, en el fondo no es más que un capítulo de la estadística, y el más vulgarizado de todos”.

 

 

De lo que señala el novelista portugués se infiere que el hecho de que todo el que se lance de un rascacielos muera, es un dato meramente estadístico que no tiene por que ser una ley universal y -ciertamente- se han visto casos de gente que se ha lanzado y ha sobrevivido, pero más casos se evidencian  de gente  probando suertes a gran altura con fatal desenlace. Parece que vivimos tiempos que dan validez a aquella frase de Ramón Gómez de la Serna que decía que el sentido común “es el menos común de los sentidos”.

 

 

El sentido común es en definitiva una colección de conocimientos que resultan evidentes y que no debemos desafiar. Por ejemplo: es de sentido común que si conduces de noche, enciendas las luces del vehículo, sin embargo, en nuestro país nos hemos topado en la autopista no pocas veces con vehículos  que andan en la total penumbra, como el carro de Drácula.

 

 

Es también de sentido común dejar salir a la gente que viene en el vagón del metro antes de entrar, sin embargo, tal cosa no siempre sucede. Es de sentido común no usar el teléfono mientras se maneja o cuando se habla con otra persona o cuando se camina por la calle (bueno este último ejemplo no es válido para Venezuela donde el sentido común recomienda desde hace mucho tiempo no sacar el celular en la calle ni de vaina, pero por seguridad). En fin, la vida cotidiana está llena de ejemplos.

 

 

El sentido común tiene, sin duda, un componente histórico: llegamos a ciertas conclusiones porque miles de años de vivencias humanas sobre el planeta nos brindan un conjunto de certezas sin las cuales  correríamos grandes riesgos. Por tanto, desconocer la historia nos hace vulnerables.

 

 

Si no tenemos -por ejemplo, en el caso de los venezolanos- el conocimiento de que cada vez que los militares han intervenido en política, ha sido contraproducente para el destino del país y la libertad de los ciudadanos, podemos incurrir en el error de aupar a un militar e incluso elegir a uno para que nos gobierne.

 

 

Quien esto escribe,  está más en la línea de Jacob que en la de Saramago. No apostaría nada  a la premisa de que la división en la oposición venezolana nos va a sacar de este atolladero. El sentido común indica que la unidad en estos difíciles momentos es más que indispensable y que el único que gana con la división es quien tiene el poder.

 

 

Pero parece que, en el caso de los políticos, el sentido común es, la más de las veces, el menos común de los sentidos. Si hacemos una introspección retrospectiva de nuestra historia lo más común ha sido la contravención del sentido común al punto que se pregunta uno: ¿Será que nuestro sentido común es no tener ninguno y vivir en la imprevisibilidad permanente?

 

Laureano Márquez

Cartas de amor

Posted on: agosto 12th, 2020 by Super Confirmado No Comments

 

 

Hay cartas de amor memorables: la de Beethoven a su amada inmortal, la de Pablo Neruda a Albertina Rosa, la de Lewis Carroll a Gertrude y la de Yoko (¡o no!) a Lennon. Las cartas de amor parecen haber pasado de moda, son como cosas de otro tiempo. Vivimos en la era de los emoticones, el amor se expresa con caritas, figuritas, corazoncitos, etc. En Venezuela, sin embargo, se mantiene la tradición: es famoso y de mucho prestigio el concurso de “Cartas de amor de MontBlanc”, pero ahora le ha salido competencia.

 

 

Hasta el 28 de agosto hay chance para participar en el concurso literario “Cartas de amor a Hugo”.

 

Es un concurso que tiene bases y todo, es decir, ¡reglas! Un jurado imparcial y una votación secreta (aunque usted no lo crea). El evento lo convoca el “Instituto de Altos Estudios del Pensamiento del Comandante Eterno Hugo Chávez”.

 

 

Usted se pone a buscar en Internet y no consigue, ni por asomo, un “Instituto de Altos Estudios del Pensamiento” de Immanuel Kant, o de Georg Hegel, o de Jürgen Habermas, pero sí se topa con este que hemos mencionado, que más allá de simples estudios, promueve “Altos Estudios”, como advirtiendo que se trata de un objeto de investigación que requiere cierta estatura intelectual. Naturalmente, si hablamos de algo que tiene connotaciones de “Eterno”, estamos prácticamente rozando los límites de la teología.

 

 

Por ejemplo: para el estudio del pensamiento que implica calificar una victoria opositora no como un hecho natural del juego democrático, sino como “¡una victoria de m…!”, es necesario poseer, sin duda, una alta noción escatológica de la digestión humana que conecte su sentido físico con el metafísico. Aquí estamos hablando ya de alta filosofía.

 

 

Lo mismo sucede con la comprensión del fenómeno amoroso, al que Platón le dedica un diálogo y cuyo logos, para el instituto en cuestión, puede ser resumido en esta concluyente e impecable sentencia: “¡esta noche te doy lo tuyo!”.

 

Así podríamos seguir con muchos temas: la solidaridad con quien ha superado una adicción o “¡Bush eres un alcohólico!”, la defensa de la libertad de expresión o “¡vayan apagando los equipos!”, el respeto al trabajo y el esfuerzo o “¡exprópiese!”, la alta diplomacia o “aquí huele a azufre”, etc., etc. ¿Dejó el autor que nos ocupa pensamiento escrito? No, este se expresó siempre de manera oral, durante interminables cadenas de radio y televisión que, juntas, suman muchos meses de discursos que suponemos serán transcritos y recogidos en numerosos volúmenes con un riguroso índice onomástico, para la celebración del día de su santo, naturalmente.

 

 

Y dice uno, para quien amordazó la prensa, amorató a la esposa, amortiguó la corrupción, amorteció la industria petrolera, se amorochó con los más indeseables del planeta y amortajó la democracia, qué cosa puede ser más apropiada en estos momentos que una carta de amor.

 

 

Laureano Márquez
@laureanomar

 

Un Régimen Antifragilístico

Posted on: agosto 7th, 2020 by Super Confirmado No Comments

 

No es fácil encontrar categorías teóricas que nos ayuden a comprender el proceso político venezolano: la demolición de uno de los países que por sus condiciones materiales podrían considerarse de los más afortunados y prometedores del planeta.

 

 

Acosado por un modelo político destructor, es difícil entender cómo éste se sostiene, cómo logra fortalecerse mientras peor es su desempeño, cómo logra sobrevivir con el mundo en contra, con sanciones internacionales y una larga lista de etcéteras.

 

 

Resulta, pues, que ya hay un desarrollo conceptual que nos permite explicar el fenómeno político venezolano de los últimos tiempos: la antifragilidad. La idea ha sido desarrollada por el escritor libanés-norteamericano Nassim Nicholas Taleb en su libro: Antifrágil: las cosas que se benefician del desorden.

 

 

Creo que la mejor manera de presentar este concepto es como lo hace su propio autor: «Algunas cosas se benefician de los sobresaltos, prosperan y crecen cuando se exponen a la volatilidad, la aleatoriedad, el desorden y los factores estresantes y aman la aventura, el riesgo y la incertidumbre. Sin embargo, a pesar de la ubicuidad del fenómeno, no hay palabras para lo opuesto a lo frágil, llamémoslo antifrágil.

 

 

La antifragilidad está más allá de la resiliencia o la solidez. El resiliente resiste los choques y permanece igual, lo antifrágil mejora». El régimen político venezolano es, quizá el más claro ejemplo de antifragilidad aplicada a la política.

 

 

Fenómenos, como la corrupción, el irrespeto al ordenamiento constitucional, el fraude electoral, la violación a los derechos humanos y la destrucción de la economía, entre otras situaciones que, en su conjunto o aisladamente, han acabado con los regímenes políticos que los promueven, en Venezuela terminan robusteciendo al poder.

 

 

Mucho se dijo -por ejemplo- que, sin dinero, un sistema político populista no podría sostenerse, pues parece que la ausencia de ingresos le hace más fuerte en otras formas de dominación. Cada desastre brinda a la oligarquía gobernante nuevas oportunidades de afianzar su poder.

 

 

Si la gente emigra huyendo, se beneficia de las remesas internacionales; si escasea la comida, el control político de la gente que depende de los alimentos repartidos por el gobierno es mayor; si convoca a elecciones y frente a ellas la oposición se abstiene, se beneficia porque le resulta menos complicado ganar, pero si participa, también se beneficia, porque logra legitimar la trampa.

 

 

Es que incluso, la crisis del combustible en un país petrolero, ha hecho que el aumento del precio de la gasolina -tan polémico en otros tiempos- se haya dolarizado, como decían los giros de crédito de antes: “sin aviso ni protesto”.

 

 

Todo lo que para otros regímenes políticos es adversidad, para el de Venezuela es aprovechable, ventajoso, favorable: narcotráfico, guerrilla, terrorismo internacional, etc.

 

 

Los propios errores terminan convirtiéndose en una gran ventaja para el régimen venezolano: si falla la electricidad, se logra movilizar a la población contra el “Imperio que ha causado la falla” y entonces cada apagón termina favoreciendo la tesis de la conspiración y del complot internacional, que además sirve de excusa para detener a adversarios políticos que puedan representar incomodidad u obstáculo.

 

 

Quizá el más reciente ejemplo de la antifragilidad del régimen es la pandemia del Covid 19, que en otras latitudes ha debilitado gobiernos, en Venezuela le vino al régimen como anillo al dedo para aumentar el control social, para convertir el retorno al país en un delito, para encarcelar a periodistas independientes dispuestos a informar, para ayudar a sobrellevar el colapso del combustible y para mantener a la gente recluida e impedida de protestar.

 

 

En definitiva, hay gobiernos que se tambalean cuando lo hacen mal, el régimen venezolano se fortalece con cada calamidad, sea ésta provocada por él o producto del azar. Al enviar un paquete con contenido delicado, se le suele poner una etiqueta que dice: “frágil, manéjese con cuidado”. Venezuela es un paquete que lleva por fuera una etiqueta diferente: “antifrágil, manéjese a los coñazos”. Y ya sabemos quién se la ha colocado.

 

 

Laureano Márquez

Se te cayó la cédula

Posted on: agosto 1st, 2020 by Super Confirmado No Comments

 

 

La frase que sirve de título al presente escrito es un venezolanismo que se ha puesto de moda de un tiempo a esta parte para subrayar un comentario, acción, actitud o recuerdo que revela la edad de la persona aludida de forma incontestable, sin derecho a réplica o, como solían poner los giros: «sin aviso ni protesto» (¡ups!, se me cayó la cédula) .

 

El origen de la expresión seguramente viene del hecho de que, como la cédula de identidad tiene la información de la fecha de nacimiento del titular, la gente no suele permitir que se la vean, pero cuando se cae al suelo por accidente, la cosa cambia, porque quien la recoge «no es escaparate de nadie».

 

De hecho, antes del «se te cayó la cédula» existió el «pa’ ve la cédula» o el «muéstrame la cédula pa´ve» que partía de la desconfianza sobre la edad que pregonaba su portador o portadora, Para decirlo de manera más contundente, detrás del «se te cayó la cédula» hay una clara intención de llamarlo a uno viejo.

 

Veamos por ejemplo esta enumeración de recuerdos:

 

si recuerda la gaita aquella que terminaba diciendo, a golpe de tambora: «…navidad-navidad-navidad…Lorenzo»…

 

si fue al abasto a comprar y pidió ñapa…

 

si conoció a Carlos Andrés con patillas y el zapato blanco pintado en las calles que recorría durante su primera campaña…

 

si te daban un real para la merienda del colegio…

 

si sabes a cuántos medios hay en un real y cuantas lochas en un medio…

 

si tomaste colita Grapette en el recreo…

 

si conoces el origen de la frase «aquí, en la lucha por la locha»…

 

si fuiste al cine a ver películas de Sandro en matinée (y lloraste)…

 

si llegaste a pedirle al portugués de la panadería un bolívar de pan de a locha recién salido del horno…

 

si le diste la mano a Diego Arria con el slogan de «dale tu mano a Diego»…

 

si recuerdas a los presidentes vestidos de paltó levita…

 

si sabes a qué alude la frase: «caramba, estabas más perdido que Niehous»…

 

si cantaste «libera tu mente»…

 

si tuviste máquina de escribir portátil marca «Brother» de esa que se le apretaban dos botoncitos y se levantaba la tapa como un capó…

 

si alguna vez escribiste en esténcil y sabes lo que es un multígrafo…

 

si gritaste alguna vez en una manifestación: «¡¿Dónde están los reales de la educación?…Los tiene Luis Herrera en El Salvador!»…

 

si el caso Sierra Nevada te escandalizó…

 

si usaste papel carbón para sacarle una copia a un trabajo del liceo…

 

si alguna vez tuviste miedo de que te picara la machaca…

 

si te purgaron con Leche de Magnesia…

 

si tu mamá te pegaba con chancleta…

 

si te mandaron al INOS a pagar el recibo del agua…

 

…Si alguna de las situaciones enumeradas en la lista evocó en ti algún recuerdo, entonces, lamento decirlo, pero se te cayó la cédula. Quien suscribe las vivió todas.

 

Pero la edad es solo un número (claro, que si el de la cédula está por debajo de los 10 millones, asusta).

 

 

Laureano Márquez

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